lunes, 25 de octubre de 2010

Algo más sobre el debate entre principistas y populistas
LA POLÉMICA ENTRE WERMUS Y FEINMAN


Nosotros queremos continuar acá con el contenido desarrollado en otra nota aparecida en el último número de El Fortín en la cual sosteníamos que la sociedad argentina está hoy en día obligada a participar de un debate mediático entre las tendencias en la que se ha dividido tradicionalmente la extrema izquierda, sea stalinista como trotskysta, respecto de la manera cómo es conveniente realizar la revolución bolchevique en la cual todos los participantes del mismo creen por igual con una fe ciega en tanto que la misma representaría el producto fatal de la lucha de clases, es decir el motor implícito y marxista de la historia. Y decíamos en esa nota que la izquierda seguía dividida como hace más de 50 años entre principistas y populistas, es decir entre aquellos que, abrazados de los principios que sustentan fanáticamente, pretenden corregir la realidad, en tanto no alcanzaría a ser racional y marxista como ellos, y los otros que en cambio sostendrían lo contrario, que son los intelectuales de tal ideología los que deben aprender de la realidad tratando de percibir las vetas marxistas que se desprenden de los hechos. Esto mismo se ha agudizado en estos días a partir del trágico acontecimiento de lucha gremial que terminara con la vida de un joven trotskista militante de una de sus ramas, denominada el Partido Obrero y cuyo líder y fundador es Saúl Wermus, más conocido en nuestro medio como Jorge Altamira. Respecto de esta discontinuidad existente entre pseudónimo y nombre real hablaremos luego
Acá en verdad lo que nos interesa primeramente es el debate que se ha suscitado entre el aludido, representante como tal de los principistas y su coetáneo, habitual columnista del matutino pro-kirchnerista Página 12, el filósofo José Pablo Feinman, como exponente del populismo, asumiendo ambos las dos posturas antes aludidas y contrapuestas que contrastan en el seno de nuestra izquierda. Todo se ha originado porque Wermus, en una arenga lanzada en la misma Plaza de Mayo, ha acusado del crimen de su afiliado al mismo gobierno de Cristina Kirchner al que ha calificado como defensor del capitalismo y burgués. Feinman en cambio, en tanto exponente del marxismo populista, lo critica a Wermus por su cerrazón ideológica y por no querer ser político, es decir en ser incapaz de percibir las diferencias de matices, para él esenciales, que pueden haber existido entre el régimen de un Menem y el de los Kirchner, ya que en este último aparecen vetas progresistas y bolcheviques que habría que ser capaces de explotar y nos recuerda la actuación similar del trotskismo del Erp en la época de Cámpora y de Perón quienes por sus acciones turbulentas e intempestivas en contra de tales gobiernos terminaron arruinando lo positivo y progresista que en éstos había dando así excusas a la derecha para luego tomar el poder. En fin, tal como vemos principistas y populistas del marxismo leninismo, si bien comparten lo esencial del mensaje, contrastarán de por vida respecto de la praxis a implementar y dudamos de que alguna vez lleguen a ponerse de acuerdo.
Ahora bien, respecto de esta interminable polémica que a nuestro entender no tiene solución y lo único lamentable es que, tal como decíamos en la otra nota, ha salido de la esfera privada de las capillas bolcheviques para hacerse pública a través de los grandes medios de prensa que les prestan sus espacios con tanta generosidad, nosotros queremos decir un par de cosas. Que si bien estamos en las antípodas del pensamiento de ambos nos resulta en cambio más simpática la postura de Feinman, un judío que no esconde su apellido y por lo tanto da la cara, de la de Wermus, que en cambio tiene que ocultarse detrás del hispánico y de alcurnia Altamira. Quiero decir que me siento verdaderamente discriminado por tal decisión que indudablemente no tiene este único ejemplo notorio sino que hay otros en medios públicos, sea periodísticos como farandulescos, tales como los sonados casos de Romay, Viale, Perina, etc. Me pregunto: ¿por qué se nos tiene que considerar de tan escaso nivel intelectual en modo tal de pensar que descalificaríamos a alguien por el apellido y no por la ideología o los principios que sustenta? ¿No es ésta una forma de ser discriminados al reputársenos como poco inteligentes y prejuiciosos? Porque al parecer hay algunos que consideran, como el caso aquí aludido, que una persona no se afiliaría nunca a un partido capitaneado por Saúl Wermus y sí en cambio a uno que lo dirige el más paquete e hispánico Jorge Altamira. Y lo que me ha resultado en su momento más insólito ha sido también que el aludido haya llegado a ser legislador ignorando al respecto (y quizás alguien pueda ayudarme) si juró con ese nombre o con su pseudónimo cuando asumió, pues en el último caso tal acto carecería de valor.
Pero también las sutilezas pueden seguir incrementándose. Llama poderosamente la atención que la muerte de un militante del partido de Wermus haya acontecido a los pocos días de que ese nucleamiento trotskista haya llenado las calles de Buenos Aires con carteles que, ante el veto presidencial a la ley que establecía el 82% en las jubilaciones, invitaban a efectuar movilizaciones como las que acontecen con tanta violencia en Francia por el mismo tema. Y que también este hecho haya acontecido luego de que el gremialismo peronista prestó su pleno consentimiento a la candidatura de Kirchner. Para los cazadores de sutilezas podría recordarse también que uno de los hermanos de Saúl Wermus, de nombre Ismael, es a su vez uno de los principales articulistas del matutino Clarín, hoy confrontado con el gobierno y que como éste también utiliza un pseudónimo hispánico, Bermúdez. Pero se puede ir más lejos todavía, un tercer hermano de los aludidos, Felipe Wermus, es en la actualidad el esposo de una de las principales dirigentes del Partido del Trabajo de Lula, la adinerada Marta Suplici, y es reputado como uno de sus principales ideólogos que actúan entre bastidores debido a su origen argentino. Es abiertamente trotskista como Saúl, pero a diferencia de éste, debido a que vivió muchos años en París, utiliza el pseudónimo francés Luis Favre. Se sabe que Lula encabeza un bloque junto a los presidentes de Perú y Chile de presidentes progresistas pero racionales, en contraste con los populistas Chávez, Correa y Kirchner. En pocas palabras nos preguntamos ¿qué tendrá de malo llamarse Wermus? O también ¿estos debates distractivos a los que se nos quiere someter y aburrir no tendrán la finalidad de ocultarnos otros hechos más importantes?

Marcos Ghio
25/10/10

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