jueves, 13 de enero de 2011

A propósito de un reciente artículo de Aguinis
LA HIPOCRESÍA SIONISTA



En un artículo publicado en el diario La Nación (1) hace un par de días el escritor judío argentino simpatizante del sionismo, Marcos Aguinis, efectúa una serie de reflexiones respecto de los ataques padecidos por las comunidades cristianas en el Medio Oriente poniendo un énfasis especial en el acontecido recientemente por parte de la congregación copta de Alejandría (Egipto) en donde en un atentado contra su principal iglesia murieron unos 17 fieles de dicha religión.
Tales hechos desgraciados son utilizados por el articulista para enfatizar en una postura de solicitud de mayor colaboración entre la Iglesia católica y el Estado de Israel, al que identifica con la colectividad judía del mundo, a fin de que unan sus baterías en una confrontación abierta en contra del Islam, respecto del cual, si bien nos reconoce que existen sectores moderados y afines a su posición, considera que en el fondo tienen poco peso en el seno de su civilización ya que no han podido evitar las grandes persecuciones que la misma estaría efectuando por igual sea de cristianos como de judíos. A todo esto por supuesto que Aguinis, para consolidar su postura, no nos deja de señalar en abundancia los grandes ‘logros’ que habría significado la modernidad a la que adhiere fervorosamente y que se encontraría constituida luego de este gran entendimiento acontecido entre cristianos y judíos a partir de la Revolución Francesa y consolidado en especial luego de que, tras el último Concilio, la Iglesia se ha debidamente domesticado ante tales proyectos seculares.
Pero, tal como acontece con un propagandista reacio a cualquier atisbo de objetividad como el aludido Aguinis, las cosas son aquí vistas desde un solo cristal. Por más que quiera despertar en nosotros sentimientos contrarios al Islam y que favorezcan a la causa de Israel poniendo el dedo en la llaga respecto de los atentados padecidos por miembros de nuestra misma religión, acotemos que no logra en manera alguna hacernos olvidar el hecho de que previamente a los mismos han sido ‘cristianos’, por supuesto que muy aliados del judaísmo de Israel, aquellos que han cometido matanzas y genocidios con armas con uranio enriquecido, bombas de fósforo blanco, bombardeos inteligentes, etc. -y que por supuesto es minuciosamente silenciado por nuestro autor-, en contra de humildes campesinos de poblaciones de religión islámica a las cuales convengamos que les resulta muy difícil solicitarles que comprendan que ni todos los cristianos son como Bush o el papa que ha hecho un sistemático silencio hacia tales genocidios (2), ni todos los judíos son sionistas como Aguinis, Lieberman y Netanyahu. Es comprensible entonces que, así como a un japonés bombardeado en Hiroshima era muy difícil explicarle, a través de un discurso, que en Norteamérica, además de Truman o Bush, existieron también Pound y Poe, a un islámico que ha venido padeciendo por décadas tales genocidios cotidianos, que también lo es que entienda que no todos los cristianos y judíos son como esas personas que los matan y bombardean.
A tal respecto nosotros consideramos que ayuda mucho más a la causa de la paz, que tanto pregona el Sr. Aguinis con una verdadera dosis de hipocresía, hacer esfuerzos hasta sobrehumanos para que las distintas comunidades comprendan que no todo el cristianismo forma parte del frente establecido con el sionismo capitaneado por Europa, EEUU y el papado de Roma, ni los judíos son por igual todos sionistas, sino que cada vez más en el seno de tal comunidad aparecen voces en contra de tal aberración. El recientemente constituido Frente Cristiano Islámico aquí en la Argentina tiende justamente a cubrir tal laguna y es una verdadera ayuda para obtener la paz. Varios islámicos fieles a su religión comienzan a entender ahora gracias al aporte efectuado por católicos que se rebelan ante la apostasía de Roma que las invasiones efectuadas hoy en día en el Oriente islámico no son una Cruzada ni una lucha del bien contra el mal, sino una torpe intromisión genocida efectuada por la civilización moderna que quiere imponerse por la fuerza. Y ya que hemos mencionado al Japón nosotros queremos saludar al glorioso ejemplo dado por el Islam que, a pesar de haber recibido bombardeos similares o peores que los del pueblo japonés, no ha sucumbido como éste y ha respondido, en especial en Afganistán en donde le está produciendo una severa paliza a la invasión moderna demostrando así ser una civilización con mayor dignidad y valor que las restantes capaz de sobrellevar sus desgracias con honor y principalmente no rendirse ante la superioridad militar y tecnológica, tal como lamentablemente hiciéramos nosotros en la guerra de Malvinas.
Entre los hechos más risueños del artículo de Aguinis constatamos que se molesta porque las naciones islámicas expulsaron a 600.000 compatriotas suyos de sus territorios y quiere asimilar tal hecho a las persecuciones que hoy padecen los cristianos. Claro, una vez más él ve las cosas desde un solo cristal, olvida decirnos que la causa de ello fue la previa expulsión de palestinos efectuada por el sionismo israelí que obligó por décadas a vivir como parias a millones de árabes arrancados de su terruño.
Por último y para evacuar cualquier duda, volvemos a declararnos en contra de la violencia en la resolución de los conflictos interreligiosos, sea en el Medio Oriente, como en el mundo entero y como cristianos nos sentimos dolidos por los ataques padecidos por nuestra colectividad en Egipto e Irak así como en ex colonias africanas, pero no nos dejaremos atrapar por los cantos de sirena del sionismo que quiere sacar provecho de los mismos haciéndonos olvidar que han sido ellos los causantes principales por sus incesantes políticas genocidas adoptadas en el Medio Oriente. Si el papa hubiese condenado la invasión a Irak y a Afganistán, si hubiese aclarado que Bush no era la encarnación de Ricardo Corazón de León en el siglo XXI, tal como nos quería hacer creer, quizás las cosas hubieran sucedido de otra manera.

(1) El cristianismo, objeto de persecución, Marcos Aguinis, LA NACION, Lunes 10 de enero de 2011.
(2) Lejos de haber condenado las matanzas en contra de ciudadanos de pueblos islámicos invadidos, con un cinismo a prueba de todo, el papa actual, que ha declarado a los judíos como sus hermanos mayores, ha también condenado como violento al Islam. Indudablemente debe estar queriendo que tales pueblos se queden de brazos cruzados mientras que su gran amigo Bush y ahora Obama se encargan de masacrarlo meticulosamente, o que incluso los feliciten por tales acciones 'democráticas' y 'humanitarias', tal como nos sugiere el aludido Aguinis.

Marcos Ghio
13/01/11

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