sábado, 29 de enero de 2011

TÚNEZ Y EGIPTO: ¿TRIUNFO DE LA DEMOCRACIA O DEL FUNDAMENTALISMO?


La revolución de los jazmines triunfante en Túnez hace apenas unos diez días, tal como anticipara nuestro colaborador Walter Preziosi, se ha ido expandiendo hacia distintos países del norte del África y del Medio Oriente en modo tal de poderse ya hablar de un hecho realmente fundacional y determinante de nuevos acontecimientos. Así pues hoy presenciamos cómo dicha revolución hoy se expande hacia Egipto poniendo ya casi al borde del colapso al régimen corrupto de Mubarak, principal aliado de Israel y de los EEUU en el Medio Oriente, y que era mantenido por este último país a un promedio de 1500 millones de dólares anuales para ‘mantener el equilibrio en la región’. A estos acontecimientos se le suman otras revoluciones similares que han comenzado a estallar también en Jordania y Yemen y ya son inminentes otras en Argelia y Mauritania, todos países con regímenes dictatoriales afines que existen tan sólo con la finalidad precisa de impedir que en tales territorios se instauren regímenes islamistas similares al de Irán, pero con caracteres aun más duros y riesgosos debido a la presencia muy activa de la organización de Bin Laden en toda la región. A título de simple ejemplo recordemos que el régimen que hoy existe en Argelia es el producto de un golpe de Estado, apoyado calurosamente por el ‘occidente’, que anuló una elección que había dado el triunfo multitudinario del partido islámico (FIS) cuya consigna principal era la instauración de la ley Islámica (Sharia), tal como está impuesta actualmente en los territorios controlados por el Emirato de Afganistán.
Ahora bien, en el análisis de tales acontecimientos podemos decir que nunca como ahora han coincidido tanto liberales y marxistas en sus diagnósticos demostrando así una vez más su comunidad de intereses en lo moderno. Tomamos aquí como punto de referencia a dos notas diferentes relativas a los mismos hechos, una de un tal Luigi Cremonesi, corresponsal en Egipto del Corriere della Sera, es decir un conocido medio liberal, y otra un reportaje al filósofo marxista magrebí Sami Nair, profesor de la Sorbona en París, aparecido ayer en Página 12, matutino enrolado abiertamente en dicha corriente.
En ambos casos los autores ven con optimismo tales acontecimientos destacando que, en función de las consignas que se levantan, se trata de revoluciones democráticas que pueden asociarse sin más a movimientos similares como los acontecidos en América Latina cuando en la década del 80 ésta se deshizo de sus dictaduras militares o con la situación de la ex Europa del Este cuando se derrumbó el comunismo. Al respecto Cremonesi llega a decir que tales revoluciones estarían llevando a cabo pacíficamente el sueño no realizado por Bush de instaurar una democracia en el Medio Oriente a través de sus guerras fallidas de Irak y Afganistán. El bolchevique Nair trata de ser más histórico y exultante. Además de dar por sentado de que tales revoluciones son laicas y que no tienen nada de islamista, lanza una serie de piropos a su interlocutor de su misma ideología de Página 12 cuando, recordándolo implícitamente a Tocqueville cuando decía que América es el lugar donde las cosas suceden antes, cree ver en tal continente el inicio de todas las grandes revoluciones que modificaron al planeta para mejor. En efecto así como la Norteamericana preludió la Francesa, la Mexicana a la Rusa, las ‘revoluciones’ (sic) democráticas de América Latina serían el anticipo de lo que hoy acontece en el mundo islámico.
Sintetizado de la mejor manera el verso liberal marxista, vayamos ahora la realidad.
1) La democracia que Bush quería crear en el Oriente no era muy distinta de las que tanto su nación como sus aliados europeos crearon previamente en países como Túnez, Argelia, etc. Se trata en todos los casos de regimenes laicos y modernos y por lo tanto represores, de la misma manera que los marxistas, de cualquier tipo de manifestación popular por lo trascendente. El régimen tunecino de Ben Alí por ejemplo vedaba cargos públicos, como la docencia, a aquellas personas que usaran la barba islámica. Por otra parte si bien la democracia fue una excusa esgrimida en la guerra de Irak, en realidad la razón principal fue la destrucción del peligro fundamentalista islámico que había atacado a Norteamérica y se temía que Saddam Hussein, resentido por lo hecho por Bush padre en la guerra de Kuwait, se vengara con su hijo presidente facilitando estructura logística a las huestes de Al Qaeda para atentar nuevamente. (1)
2) No es cierto que el continente americano haya sido el lugar originario de todas las grandes revoluciones, en todo caso lo que ha acontecido con las liberales y marxistas fue se ensayaron primero allí, pero su matriz originaria fue europea pues provinieron de tal continente sus principales filósofos e ideólogos.
3) Y en relación a que las democracias latinoamericanas prenuncian las del Medio Oriente, se trata de otro novelón de los que tanto gustan a los calenturientos frecuentadores de las clases de Nair en la Sorbona. Acá en América la democracia no se impuso por ninguna revolución popular, sino que como en Europa, fue la Royal Navy la que la instauró tras nuestra derrota de Malvinas. Los angloyanquis, cuando fomentaron nuestras dictaduras militares, lo hicieron para hacer frente al peligro comunista. Pero una vez que éste desapareció, no sólo se hacían inútiles y costosas, sino que daban cabida al surgimiento de un nuevo peligro y mucho más serio cual es el del fundamentalismo. En efecto con la guerra de Malvinas se inició por corto tiempo en nuestro suelo una guerra cultural por la que, además de repudiarse todo lo británico y yanqui en nuestra cultura, se llegó de hablar de una Cruzada del Rosario en contra del protestantismo sajón. Aunque reconozcamos que este conato de fundamentalismo se coartó desde sus inicios en razón de que los mandos militares sucumbieron rápidamente ante el primer obstáculo al no haber estado a la altura de los principios que se habían convocado y principalmente porque contamos con un papado nefasto que sirvió al mundo moderno bregando por la rendición en plena contienda bélica. Es de imaginar qué hubiese pasado si en Afganistán en vez del Mullah Omar o por encima de éste hubiese estado el papa Wojtila o Ratzinger, cuáles hubiesen sido los resultados. La democracia latinoamericana fue pues el correctivo necesario dado por parte de los angloyanquis a fin de ponerle un freno a nuestro incipiente fundamentalismo. Las consignas levantadas aquí desde sus inicios de ingresar a la modernidad, interdependencia más que independencia, ‘con la democracia se come y se cura’, la paz a cualquier precio que determinara nuestra entrega de las islas del Beagle, etc., fueron los sustitutos adecuados de los gobiernos militares. Por contagio de este virus logrado imponer en la Argentina por los angloyanquis el resultado siguiente fue la caída de la dictadura chilena, la cual se alimentaba de la existencia de la Argentina. Como esta última intentaba ser nacionalista, Chile se sentía obligado a tener un gobierno similar para defender sus fronteras, lo cual dicho sea de paso, le dio mucho resultado.
Es decir que mientras que la democracia latinoamericana fue impuesta por los angloyanquis, la de los países islámicos emerge como consecuencia de su crisis y decadencia y no es promovida en manera alguna por éstos. El régimen de Ben Alí fue apoyado por los EEUU hasta el último día de su existencia y respecto del de Mubarak tan sólo se ha dicho que debe dar mayores concesiones al pueblo, el cual hasta el momento que escribimos ha dicho rotundamente que lo único que desea es que el tirano abandone el poder.
La razón de tales apoyos es que la alternativa a éstos no es ya la democracia, sino la aparición de nuevos regímenes fundamentalistas.
Al respecto, para disgusto de nuestros liberales y bolcheviques recordemos una serie de acontecimientos que ponen en peligro la estabilidad democrática por ellos anhelada.
1) Al Qaeda, si bien no condujo la revolución tunecina, la apoyó públicamente. En tal zona existe el grupo Al Qaeda en el Magreb que combate con gran éxito a las fuerzas armadas argelinas, de Malí y Mauritania junto a una división especial del ejército francés que los ‘ayuda’.
2) Tras la caída de Ben Alí en Túnez ya han comenzado movilizaciones a favor de la libertad religiosa para los islámicos, es decir uso libre del velo, la barba, etc.
3) En Egipto existe el movimiento de la Fraternidad Islámica que es una fuerza poderosa y principal enemigo de Mubarak. Varios de sus principales dirigentes están presos y de la misma ha emergido la plana mayor de Al Qaeda.

Por último quedaría por agregar, pues los analistas mencionados no lo dicen, cuál o cuáles fueron los acontecimientos que desencadenaron las revoluciones. Es de destacar aquí que no pueden olvidarse dos hechos fundamentales. El primero aunque no en importancia, es la tremenda crisis económica que vive el ‘mundo libre’ y el no tanto. Europa, principal receptor de inmigración magrebí, debido a su desempleo galopante, no solamente ha cerrado sus fronteras a la inmigración, sino que ha comenzado a expulsar a muchos ilegales de tal nacionalidad.
A todo lo cual no puede obviarse el hecho principal. La victoriosa guerra talibán en Afganistán así como la heroica y victoriosa resistencia en Somalia, en Irak y en Pakistán, para mencionar los lugares más resonantes han puesto en duda la estabilidad de los principales avales en que se fundaban tales regímenes respaldados calurosamente por EEUU e Israel.
La mejor manifestación de esta gran preocupación que los invade está dada por el editorial del Jerusalem post del díade la fecha. “Con Mubarak se le va el principal sostén que tiene Israel en la región, el futuro es sombrío pues el islamismo radical se encuentra en las puertas.”

(1) Los marxistas y ‘geopolíticos’ de derecha o de tercera posición para los cuales el hombre es una gran panza repleta de intereses materiales, la guerra habría sido hecha por el petróleo. Reconozcamos sin embargo que puede haber sido una causa, pero no la principal, De hecho el mismo Bush dijo que el petróleo iraquí iba a financiar la guerra. No ha sido así en manera alguna y hoy la economía yanqui ha pasado de ser de acreedora del planeta entero al país más endeudado de todos en razón de que ni el petróleo iraquí ni el opio afgano pudieron financiar unas guerras que han ya superado lo gastado en la 2ª guerra mundial.

Marcos Ghio

4 comentarios:

  1. por favor, seria tan amable de indicarme medios alternativos de noticias que informen en vez de desinformar?

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  2. Cada vez entiendo un poquito menos todo. Lo más preocupante con estos movimientos en el mundo musulman, es el futuro del verdadero Occidente... Europa deberá despertar de un cachetazo sino quiere que toda su vieja tradición y cultura sea fagocitada por el orbe entero.

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  3. Estimado Sr. Anónimo:
    En verdad el problema no es tanto que el Islam fagocite a Europa, sino que Europa deje de fagocitarse a sí misma si es que algo realmente queda de ella. El Occidente actual de la antigua tradición greco-romana-católica ya tiene muy poco por lo cual si de lo que se trata es de destruir al 'occidente' moderno pues que bienvenida sea tal fagocitación. Atentamente. marcos Ghio

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  4. Estimado Sr. Anónimo:
    En verdad el problema no es tanto que el Islam fagocite a Europa, sino que Europa deje de fagocitarse a sí misma si es que algo realmente queda de ella. El Occidente actual de la antigua tradición greco-romana-católica ya tiene muy poco por lo cual si de lo que se trata es de destruir al 'occidente' moderno pues que bienvenida sea tal fagocitación. Atentamente. marcos Ghio

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