viernes, 11 de mayo de 2012

PERONISMO Y PETRÓLEO



Peronismo y petróleo son los dos símbolos por los que puede medirse el grado de decadencia argentina que no es sino una proyección de la del mundo moderno en su conjunto aunque aportando nosotros una cuota de folklore muy peculiar.
Podemos decir sin posibilidad alguna de equivocarnos que un signo claro de que nos hallamos en los grados más terminales de la decadencia es cuanto más peronismo esté viviendo nuestra sociedad a nivel político y simultáneamente a ello cuanto más manoseo del tema petrolero se realice a nivel de la economía.
El primer caso lo podemos vivir a través de la larga lista de políticos sin principios ni espina dorsal que hemos tenido, es decir de individuos que, en aras de tener éxito en su función y ser ‘realistas’, han estado dispuestos siempre a venderse al mejor postor y a borrar sin escrúpulo alguno con el codo lo que anteriormente habían manifestado en manera enfática y con bombos y platillos. Y esto mismo en todos los casos ha alcanzado los niveles de mayor caradurismo y corrupción cada vez que se ha tocado el tema petrolero y específicamente lo relativo a la propiedad a la cual debe pertenecer sea el petróleo como la empresa YPF.
Ha sido el peronismo el que ha llevado el oportunismo de la decadencia a instancias nunca vistas en tal esfera en aras de su apotegma de que la realidad, es decir el éxito en la política y los negocios, es la única verdad. Vayamos pues a lo sucedido en las distintas etapas en las que le tocó actuar.


Etapa 1ª: Perón y los contratos de California.

Es bien sabido que el primer gobierno de Perón, que abarcó desde 1946 hasta 1955, se llenó la boca de una retórica marcadamente antiimperialista, en especial antinorteamericana, a partir de su famosa consigna fundacional de Braden (embajador yanqui en la Argentina) o Perón. Y a su vez su gran bandera a nivel económico fue el nacionalismo y la intervención del Estado en los principales controles de la economía, lo cual debería haber significado un tremendo obstáculo para tal imperialismo. Pues bien, finalizando dicha presidencia, y ante una notoria crisis energética en el país producida por la ineficacia de la empresa YPF (que como se verá fue expresamente vaciada) para extraer el petróleo en los pozos que ya se tenían y efectuar nuevas perforaciones, de manera sumamente sugestiva dicho gobierno firmó un contrato leonino con la empresa petrolera norteamericana California, por el cual en el mismo ésta no se obligaba a efectuar inversión alguna por las ganancias que recababa de su labor extractiva, las que a su vez podían derivarse hacia su país de origen, amén de las ingentes comisiones que ya en ese entonces se cobrarían por tales contratos. Y es de destacar que ésta fue una de las razones por las cuales se efectuó la gran revolución victoriosa contra el peronismo que levantó como una de sus banderas la defensa de la soberanía energética ante el gran desfalco al que se iba a someter al pais.

Estos contratos fueron inmediatamente anulados, pero en 1958 un segundo gobierno de origen radical, pero que pactara con el peronismo para llegar al poder, el de Frondizi, volvió una vez más a firmar contratos petroleros con empresas norteamericanas en condiciones similares a los del anterior de California. Una vez más una nueva revolución que lo destituyera a Frondizi del poder, tuvo como una de sus primeras medidas, a través de un gobierno de extracción totalmente radical, la anulación lisa y llana de tales contratos. De allí en más, y estamos hablando de 1964, luego de esta patriótica medida, sucesivos desgobiernos en el país, sea civiles como militares, fueron socavando la empresa YPF quitándole capacidad operativa y convirtiéndola en deficitaria. Un autor nacionalista lamentablemente olvidado, Adolfo Silenzi de Stagni, en sucesivos trabajos demostró cómo el poder financiero internacional a través de la banda de políticos corruptos que nos han venido desgobernando desde hace tantas décadas logró producir el gran milagro en la Argentina de que fuera el único país del planeta en donde una empresa petrolera daba pérdidas. Recordemos que el petróleo es una de las inversiones más rentables del mundo, luego del tráfico de drogas. Se trata nada más que invertir en hacer un pozo y luego por años enteros extraer riquezas sin cansancio. Por lo cual en cualquier país del mundo dicha riqueza, debido a su gran rentabilidad, es de la comunidad en su conjunto, a través de la administración de su organismo rector, el Estado. Pero henos aquí que para hacerla deficitaria y justificar así su posterior disolución, en un plan intencionado, sucesivos gobiernos pusieron a cargo de la misma a funcionarios que eran al mismo tiempo empleados de empresas privadas de la competencia (Esso, Shell, etc) y que por lo tanto desde la gestión de YPF trabajaban a favor de las mismas, socavando así su operatividad.


2) La privatización peronista de Menem

Fue así como en la sociedad argentina se fue gestando la idea de que el Estado era incompetente para la gestión empresaria y que lo ideal era que para evitar las grandes pérdidas que nos daban tales empresas (entre ellas principalmente YPF previamente vaciada) era conveniente privatizarlas. Esta fue una consigna lanzada varias veces a la palestra por los liberales de Alsogaray; pero como éstos eran sumamente escasos de votos e impopulares se precisó de un gobierno populista y oportunista, como una vez más el peronista de Menem, que hiciera tal cosa. Es de destacar que una vez más se acudió al ‘realismo’ para producir tal desfalco. Menem había dicho antes de ser elegido que su gobierno iba a ser antiimperialista y nacionalista, que iba a recuperar las Malvinas con sangre. En varias oportunidades y aun ante el mismo Gaddafi manifestó, para recibir un jugoso aporte electoral, que iba a lanzar una gran cruzada en contra de EEUU. Una vez en el poder hizo todo lo contrario. En vez de recuperar las Malvinas con sangre le regaló ositos peluche a los kelpers. Y en vez de dirigir una cruzada antinorteamericana manifestó estar dispuesto a tener relaciones carnales con los EEUU, claro que en forma pasiva. Explicó de manera muy peronista y oportunista que este cambio se debía a que en 1989, cuando llegó al poder, se produjo la caída abrupta de la Unión Soviética y que entonces los EEUU se habían convertido en la única superpotencia, por lo que había que hacerse amigo del poderoso si se quería estar bien. Claro que los talibanes y Al Qaeda opinaron en ese entonces al revés. Y donde más se manifestó el entreguismo y la genuflexión fue justamente en el caso del petróleo, una de nuestras principales riquezas. Gracias a multitudes imbecilizadas que habían asumido el liberalismo y la doctrina de la muerte de las ideologías se procedió a privatizar YPF entregándola por nada y al mejor postor, puesto que se había gestado la idea de que como daba pérdidas irreversiblemente era mejor regalarla antes que seguir manteniéndola. Pero el oportunismo fue más radical todavía. Fue curioso cómo Menem que a nivel político internacional fungía como un siervo de los norteamericanos, a nivel económico se mostró en cambio más versátil en cuanto a preferencias imperialistas. Esta vez se volcó más hacia el imperialismo europeo y especialmente español. Fue a una empresa de ese Estado que entregó a YPF; por supuesto que ello se hizo a cambio de ingentes comisiones que enriquecieron de manera impresionante a una nueva clase de ladrones. Pero el robo fue aun más completo. En 1994 se modificó nuestra constitución. Y mientras que la gilada se distraía con la cuestión de la reelección o del tercer senador, sigilosamente se modificaba el artículo 114 por el cual el petróleo, como el resto de las riquezas mineras que forman parte de nuestro subsuelo, dejaba de ser de la Nación en su conjunto para serlo de aquí en más de unos particulares, en este caso las provincias, que en el caso de las petroleras se caracterizan en su mayoría por poseer muy escasos habitantes, como las patagónicas y entre éstas Santa Cruz que no llega a los 200.000. Pero a su vez no fueron éstos tampoco los que se enriquecieron con el petróleo, sino en cambio sus oligarquías políticas que, gracias a tal riqueza pudieron financiarse costosas campañas electorales. No fue una casualidad que el presidente argentino también peronista de los últimos años saliera de tal provincia petrolera. Y se producía a su vez una relación dialéctica muy especial entre la española Repsol ahora dueña de YPF y tales oligarquías. A sabiendas de que las provincias tenían muy pocos habitantes a los cuales había que satisfacer siempre a través de sus oligarquías que obtenían sus votos, la empresa petrolera extranjera ofrecía pagarles en forma anticipada a las mismas a precio vil el petróleo que iba a extraerles por 10 años consecutivos. Era dinero cash con el cual no se contaba antes cuando YPF les liquidaba regalías por petróleo extraído. El mismo era usado por las oligarquías, además que para llenarse los bolsillos, para hacer demagogia y obtener votos. Planes de vivienda, contratos de trabajo, cajas de alimentos, asados gratis, un montón de canonjías que se traducían en papeletas. De ese dinero antes no se disponía, y la riqueza de los argentinos iba así a manos privadas y a precio vil. Resulta sumamente curioso cuando no asqueante haber escuchado una denuncia respecto de lo que estamos diciendo por parte del diputado peronista Rossi justificando ahora la nacionalización. Pero nos preguntamos: ¿Quién si no el peronismo fue el que permitió y usufructuó de tal desfalco? El cinismo de la clase depredadora es a prueba de todo.

3º Etapa. La ‘nacionalización’, pero también peronista.

Al parecer la misma en su insaciabilidad ha olido ahora un nuevo negocio. En un encuentro a solas con Obama, la presidente Cristina fue puesta en contacto con un alto ejecutivo de la empresa Exxon de los EEUU (al parecer la empresa California ha ya dejado de existir). Allí se habló del recientemente descubierto yacimiento de Vaca Muerta en Neuquén considerado uno de los más grandes del mundo y aun inexplorado. No se lo explotaba debido a que, al encontrarse debajo de una superficie altamente rocosa, hacerlo hubiera implicado una grandísima inversión que lo hacía poco rentable. Pero se le explicó que se contaba ahora con una nueva tecnología por lo que se proponía implementar nuevos contratos esta vez con una YPF ‘nacionalizada’ sin la molesta presencia de la española Repsol. Es decir una empresa petrolera que habría pasado de depender del capital español para hacerlo de aquí en más del norteamericano.
En el diario Clarín, Marcelo Bonelli, nos indica las características que tendría el nuevo contrato para el cual es curioso ver cómo se ha acudido a dos tipos de funcionarios. Un rimbombante marxista de nombre Kiciloff encargado de nacionalizar y por lo tanto apelar a los sentimientos ‘revolucionarios’ del pueblo explotado y un técnico originario de una empresa británica encargado de darle un contenido menos romántico a la nacionalización.
Éstas son las características del nuevo contrato que se nos informan,
1) Pretende una legislación que proteja las inversiones durante varias décadas, como las otorgadas por la ley minera.
2) Que los contratos reconozcan los tribunales de Nueva York para dirimir eventuales conflictos.
3) Estabilidad tributaria durante 50 años .
4) Autorización para girar utilidades a sus casas matrices.
5) Un precio del crudo y el gas acorde a la evolución internacional del petróleo, es decir no fijado por el Estado nacional.
Tal como vemos condiciones leoninas que acentúan una vez más nuestra dependencia y decadencia, bajo el barniz de un discurso hipócritamente nacionalista.
No por nada el régimen kirchnerista es reputado en el mundo como el continuador de la política de Chávez hoy caído en desgracia en razón de su enfermedad terminal. Como Chávez el kirchnerismo elabora un discurso antiimperialista setentista, pero también como éste se encarga de satisfacer las necesidades petroleras del imperio. El peronismo de relaciones carnales inaugurado por Menem no era tan proyanqui como el antiimperialista que en cambio suscribiera los contratos de California primero y los de Exon ahora en corto plazo. Es que ‘la realidad (el bolsillo y los intereses) es la única verdad’.

Marcos Ghio

1 comentario:

  1. Muy bien Sr Ghio,espectacular su tarea desmitificadora de mitos 'antiimperilistas'.
    En Chile el presidente militar Carlos Ibañez del Campo, gran amigo y felpudo de Perón, además de masón, también utilizó la retórica antimperialista para atraer a giles, mientras que en sus posteriores gobiernos, en especial el último, le entregó el control de la economía a los judeoyankees de la misión Klein-Sacks y al FMI.

    Atte. Patricio Lara

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