REFLEXIONES SOBRE
LA ORDEN (tercera
parte)
En
la primera parte de estas Reflexiones nos
hemos ocupado del factor religioso que deben asumir plenamente los miembros de
la Orden. En la segunda parte hemos considerado la aristocracia de la Orden diferenciándola
totalmente de lo que es un partido
político o cualquier otro tipo de asociación. En esta tercera entrega entraremos a considerar el aspecto guerrero,
de guerra santa, y para ello nada más apropiado, y tomando en cuenta lo mejor
de nuestras tradiciones católicas, que remontarnos a San Bernardo de Claravall,
abad benedictino que en 1132 ó 1137 escribió un opúsculo titulado “Alabanza
de la nueva milicia” a pedido de
Hugo de Payens, a la sazón Gran Maestre
de la Orden de los Templarios, en la cual plantea, desde la perspectiva
católica, la guerra santa y el elogio del monje-guerrero, a pesar de pertenecer
a una orden religiosa contemplativa, pues nos dice: “ no me era permitido servirme de la lanza”. Transcribiremos a continuación algunas frases del santo cuya claridad exime
de cualquier equívoca interpretación:
“ La muerte de los santos será siempre
preciosa delante de Dios; mas la que ocurre en la guerra es tanto más preciosa
cuanto mayor es la gloria que la acompaña…
El nuevo género de milicia no conocido en los siglos pasados, en el cual se dan
a un mismo tiempo dos combates con un valor invencible: contra la carne y la
sangre y contra los espíritus de
malicia… A la verdad hallo que no es maravilloso ni raro resistir
generosamente a un enemigo corporal con las solas fuerzas del cuerpo. Tampoco
es cosa muy extraordinaria, aunque sea loable, hacer guerra…con la virtud del espíritu pues se ve todo el mundo lleno
de monjes que están continuamente en este ejercicio. Mas ¿quién no se pasmará
por una cosa tan admirable y tan poco usada como ver a uno y otro hombre
poderosamente armado de estas dos espadas…? Estando fortalecido con estas dos
suertes de armas, no teme ni a los
demonios ni a los hombres…no teme la muerte puesto que desea morir… Vivamos o
muramos, somos de Dios … ¡Con cuanta dicha vuelven del combate estos vencedores…
con cuanta dicha mueren estos mártires
en la pelea… Qué seguridad hay en la vida que espera la muerte sin temor…la
muerte que se da o se recibe por amor de Jesucristo, muy lejos de ser criminal
mata seguro a su enemigo y muere con mayor seguridad!”
Todas
estas citas de San Bernardo nos indican con claridad la esencia de la guerra
santa católica hoy día totalmente olvidada y dejada de lado por el Vaticano y
la totalidad de la jerarquía de la Iglesia.
Remarcamos
la misma orientación tradicional con el concepto de “yihad”, es decir, la
guerra santa islámica, la que se encuentra en pleno desarrollo en varias partes
del mundo. La unidad trascendente de las religiones superiores es una de las
grandes verdades de la Tradición. Al empuje heroico que hoy está desarrollando
el fundamentalismo islámico es necesario
completarlo con guerras santas surgidas de otras religiones, y desde la
nuestra, la católica, debemos dirigirnos en esa dirección. Pero esta vez no
contra el Islam, como alguna vez pasó, sino contra el enemigo común, el mundo
moderno.
San Carlos de Bariloche, 2 de julio del 2013.
JULIÁN
RAMÍREZ
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