UNA TAREA
DE LA TRADICIÓN. COMBATIR EL
ESPÍRITU BURGUÉS
Una
forma de ser y de comportarse invade el mundo moderno: se trata del burgués. Se
lo encuentra en todas partes; entre nuestros parientes, vecinos y
conocidos. Hay militares burgueses, curas
burgueses, docentes burgueses, profesionales burgueses, sindicalistas burgueses,
intelectuales burgueses y aún más. El burgués está presente en todos los
estamentos y clases sociales. Puede ser obrero, deportista, intelectual o
político. Joven o viejo, está en todas partes.
El
burgués se caracteriza por su apego a lo material, al dinero y a la posesión de
bienes de todo orden, menos los bienes espirituales, Vive pensando en ello. Su
vida gira en torno a los logros materiales que son la razón de su existencia.
En
épocas pasadas el burgués todavía podía asumir comportamientos nobles y dignos,
alcanzar incluso la heroicidad y sacrificarse por su patria, por su rey y por
su honor. Un comerciante que quebraba se suicidaba. Hoy día los descendientes
de ese comerciante preparan las quiebras para despojar a las víctimas que en
algún momento confiaron en él. Pero ha avanzado tanto el proceso de
descomposición y putrefacción social que
ese tipo de burgués es un recuerdo del pasado.
Un intelectual argentino, Juan Bautista Alberdi, uno de los padres del liberalismo
argentino, escribía a mediados del siglo XIX, que había pasado la época de los
sables heroicos y comenzaba la del comercio, la libre empresa, la industria y
la creación de riqueza. En una palabra,
comenzaba la época del burgués moderno.
Y
ahora vayamos al otro aspecto de la cuestión. En cierta oportunidad le
preguntamos a un burgués qué pensaba hacer después de la muerte. En un principio
le sorprendió la pregunta a la que no
estaba acostumbrado, y una vez rehecho, nos contestó que cuando el momento
llegara lo pensaría. Estamos seguros que por algunos segundos lo invadió la
angustia existencial.
Nuestro buen burgués calma esa angustia, ese vacío, recurriendo al mundo
exterior. Entonces, hay que disfrutar de la vida, gozarla, divertirse, pasarla
bien. Para eso están los medios de comunicación, la TV, el cine, las redes
sociales, el turismo, la internet, la pornogafía, los espectáculos deportivos,
las telenovelas, los recitales, y los bailes dónde las multitudes se agitan
como marionetas en un estado de trance. El espíritu burgués campea a sus anchas
y va transformando a las multitudes modernas en robots teledirigidos.
Con esa clase de individuos no se puede pensar seriamente en ninguna
rectificación seria de la humanidad. La única salida es agrupar a los pocos que
mantienen una visión guerrera, viril y heroica en torno a una orden
tradicional, inasequible al espíritu burgués. Que rechace las falsas
alternativas que ofrece el mundo moderno y apoyando en cualquier parte del
mundo a aquellos que partiendo de sus limitaciones de tiempo y espacio,
sostienen una visión común en torno a los principios tradicionales. Así lo está
haciendo el Frente Cristiano Islámico del cual formamos parte desde la
vertiente católica.
San Carlos de Bariloche, 19 de noviembre del
2013.
JULIÁN
RAMÍREZ
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