viernes, 7 de febrero de 2014

AYATOLLAH JOMEINI

Ruhollah Jomeini “La revolución de un hombre que cambiará la conciencia del mundo”

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Un hombre humilde, contra un mundo en apariencia bipolar donde imperaban dos filosofías materialistas, donde el espiritualismo había ya prácticamente relegado a la prehistoria intelectual de los estudiosos de Estados Unidos y Europa.
Este era el panorama que afrontó un sencillo clérigo surgido de las capas más bajas de la sociedad del entonces régimen del Shá de Persia, un gobierno hecho a imagen y semejanza de las potencias occidentales, que había prometido la felicidad en el mundo terrenal ,que había hecho de un simple trozo de papel y de la apelación a los instintos más básicos del ser humano el pilar fundamental para el sostenimiento de un gobierno corrupto tanto espiritual como materialmente.
Se hablaba por entonces en las facultades del famoso “Fin de la Historia” pregonado por el profesor Francis Fukuyama ,del ideal del crecimiento perpetuo inexorable, del avance vía estado o bien libre mercado hacia un mundo utópico que proporcionaría el paraíso en la tierra a los hombres lejos de aquel ser que muchos calificaron de superstición barata llamada Dios, el contraste con la realidad que habían vaticinado aquellos “profetas” del materialismo se desvaneció en dos fases la primera fue la desintegración de la Unión Soviética, que como ya vaticinaba Jomeini en su famosa entrevista con Gorbachov caería por la inhumanidad del materialismo marxismo y ateo que aquellos “soñadores” habían proclamado a los cuatro vientos.
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En segundo lugar y mucho más actual vemos como poco a poco aquel sueño del mercado global se ha convertido en una auténtica pesadilla, donde el hombre se ha convertido en esclavo de sí mismo , donde los valores han hecho proliferar lo que muchos expertos denominan las enfermedades del siglo XIX ( anorexia, bulimia, obsesión compulsiva compradores compulsivos etc)
Una sociedad que ha abandonado la religiosidad en Dios para suplantarla por otro tipo de religiosidad , las religiones sociales , una sociedad crédula que adora a falsos ídolos musicales artísticos e incluso criminales que se autoengaña por miedo a su autoaceptación bajo subterfugios como la libertad o la igualdad.
Libertad que se ha convertido en libertad para denigrar, para mentir para especular en los mercados y arruinar miles de familias ,igualdad que ha generado sobretodo en el papel de la mujer grandes transtornos , como la no aceptación de una misma el hedonismo exagerado el menosprecio a la verdadera dignidad de las personas que reside en el alma o el total desprecio a su figura coaccionándola socialmente para que la sociedad la aprenda a mirar, no a ver y con esto me refiero a percibir las verdaderas virtudes de un ser humano como son la nobleza la fidelidad, la dulzura o la honestidad.
El claro reflejo de esto son nuestras jóvenes y sus entornos de ocio , educadas por la televisión y por las multinacionales son bajo la falsa premisa de la libertad incitadas a ser utilizadas sexualmente en discotecas con las correspondientes consecuencias para su autoestima.
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Muchos recriminaron a Jomeini su espíritu estricto entorno al velo o la penalización del adulterio o la homosexualidad o incluso la supuesta “censura” , pero leyeron solo por encima sus enseñanzas, no fueron capaces de vislumbrar el trasfondo de ellas, que era las del ideal de un mundo más humano, un estado protector de la dignidad de los más débiles y sobretodo unas enseñanzas visionarias cuyo fruto estamos viendo actualmente tanto en el mundo capitalista donde vivimos, donde se abandonan ancianos ,se asesinan niños mediante abortos por el simple hecho de disfrutar de unas vacaciones o de un ocio mal entendido y se rompen parejas por un simple trozo de papel que puede proporcionarnos utensilios que una vez fallezcamos se pudrirán y quedarán en la nada, mientras nosotros “libres e iguales” tendremos que rendir cuentas de nuestros actos.
Este fue el mundo al que desafió un humilde pero valeroso clérigo que lejos de transformarse en un icono exclusivo del Islam se ha convertido en la conciencia de Occidente a la que por el momento nadie quiere escuchar pero a la que un día en que el holograma materialista se desvanezca deberá hacer frente.
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Guillermo Fernández González

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