PUTIN NO ES METTERNICH
Metternich ( 1773-1859) fue el
canciller del Imperio Austríaco entre 1821y 1848. Su política se caracterizó por una constante
e inclaudicable vocación de buscar la unidad de Europa en los fundamentos de la
Tradición y en contra de las tendencias revolucionarias, democráticas,
liberales y masónicas que se desarrollaban en Europa a partir de la revolución
francesa. Buscaba la unidad en base a lo
superior, a la gran política fundándola en valores superiores a lo meramente
contingente, por encima de nacionalismos, racismos e intereses materiales y
mezquinos, incluso contra los intereses de su propio país. Fue el alma mater
del tratado de la Santa Alianza de 1815 que procuró la unidad de las monarquías
contra el frente de la subversión. Si bien todo esto fracasó en virtud de la
debilidad y de las concesiones de algunas monarquías, la figura y el ejemplo de
Metternich se alzan como arquetipo del político tradicional que comprendió
cabalmente que frente al mundo moderno no cabe sino un frente tradicional sin
concesiones y sin compromisos, sin estrechos nacionalismos, sin exaltar etnias
ni razas, sin mezquinos intereses geopolíticos ni económicos, aferrándose a lo
esencial y pasando a segundo plano lo contingente.
Todo esto viene a cuento
porque en Rusia ha aparecido el señor Putin que pretende llevar adelante un
movimiento que llama euroasiático con fundamentos en la geopolítica
subordinando a ella todo lo demás, es decir, se funda en la materialidad de la
geografía y en su determinismo para
sustentar una política mundial. Pero Putin tiene un dilecto asesor que expresa
muy claramente los objetivos putinescos de su jefe; nos referimos a Alexandre
Dugin.
De una entrevista con el
periodista Manuel Ochsenreiter publicada en la internet el 29-01-2014 hemos
extraído algunas frases de Dugin que ilustran sobre algunos aspectos del
proyecto euroasiático.
Dice Dugin: “Rusia es una democracia
liberal. Vea la constitución rusa. Tenemos un sistema electoral democrático, un
parlamento que funciona, un sistema de libre mercado.”
Más adelante califica a
Ucrania como país artificial dividido entre dos sectores, y así se refiere al sector
occidental de ese país: “Esta identidad está basada en un completo rechazo de
cualquier idea pan-eslava junto con Rusia.
Los rusos son vistos como un enemigo existencial. Ellos odian a los
rusos, a la cultura rusa, y por supuesto a la política rusa. Kiev es la capital
de una entidad artificial…los neonazis son los más violentos…” Y agrega
exaltando la geopolítica: “ La geopolítica es la dominante en Egipto, Siria, Libia , el Cáucaso..”
Como botón de muestra es
suficiente. Dugin se confiesa democrático cuando la democracia es la peor forma
de gobierno y una fuerza totalmente antitradicional. Reprocha a los ucranianos
de la parte occidental de su país el rechazar cualquier idea pan-eslava junto a
Rusia, es decir predica un racismo eslavófilo asumiendo la antigua política
zarista que consideraba al Zar como el protector de los pueblos eslavos. ¿Qué
les espera a los que no son eslavos?
Considera a la geopolítica como factor
dominante en abierta contradicción con el espíritu tradicional para quien la
supremacía corresponde a lo que es más que la materia y la geografía.
El dúo Putin-Dugin es
totalmente lo opuesto de lo que fue Matternich. Detrás de la Cuarta Teoría
Política y de la geopolítica se esconde el más crudo nacionalismo ruso como una
falsa alternativa moderna que concita la
admiración de muchos idiotas útiles.
San Carlos de Bariloche, 1º de Abril del 2014.
JULIÁN RAMÍREZ
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