lunes, 15 de septiembre de 2014

GHIO: EL MONUMENTO A LA VIVEZA CRIOLLA

METAFÍSICA DE LA ARGENTINA II


2) EL MONUMENTO A LA VIVEZA CRIOLLA

 Estimado turista amigo, sigo con mi segunda parte del importante viaje a la Argentina respecto del cual Ud. me ha solicitado que le indique los puntos esenciales y más ilustrativos no sólo de su paisaje, sino también de aquello que pueda indicarle mejor su idiosincrasia.
En el capítulo anterior le había señalado los caracteres propios de la democracia en la etapa que vivimos hoy de sinceramiento ginecocrático y le había dicho que para poder conocerla adecuadamente debía Ud visitar la Plaza de los dos Congresos. Una vez que ha terminado de ver las estatuas que se encuentran en la puerta de entrada del palacio de los ‘representantes del pueblo’, le sugiero darse vuelta, cruzar la calle y dirigirse hacia una gran escalinata con la que tropezará pero de la cual puede subir tan sólo algunas gradas pues se encontrará nuevamente con una inmensa reja, la que paradojalmente mantiene encerrado y a buen resguardo al monumento representativo de la República el cual consta de una gran estatua a cuyo pié se encuentra una importante y espaciosa plazoleta, hoy cerrada herméticamente en razón del mismo miedo que justificara el enrejado anterior así como por los consecuentes actos de vandalismo. Quiero destacarle que cuando éramos pequeños y no existía aun la Democracia, al menos tal como la conocemos ahora, solíamos jugar en la misma a la pelota y divertirnos sanamente, pero hoy, debido a los hechos antes mentados, ya tal cosa no puede hacerse más y el lugar sólo permanece como un recuerdo de tiempos mejores del pasado. Pero éste no es el único cambio que puedo narrarle respecto de lo que verá. A su mano derecha, luego de haber llegado a la aludida reja, girando su cabeza levemente, verá Ud. un edificio con dimensiones similares al anterior custodiado por las dos estatuas mujeriles. Observará que en el frontispicio del mismo hay un gran letrero incrustado en letras doradas que dice textualmente: Senado de la Nación. Lo prevengo inmediatamente de dos cosas. La primera de ellas es que, si bien allí se dice que es el Senado (del latín senex que significa anciano, y que agrupaba al conglomerado de sabios de la ciudad, en tanto que tal atributo lo proporcionaba especialmente la edad) no solamente está compuesto por personas que no lo son, sino que además allí el mismo no funciona, tal como engañosamente se nos dice en el letrero. Sigue estando, a pesar de esta indicación, en el antiguo edificio conocido como del Congreso, que Ud. visitara desde afuera. Anticipándome a su perplejidad quiero ilustrarlo con dos cosas. La primera de ellas es que en éste que ve ahora y que abarca casi una manzana entera, funcionaba una importante institución hoy ya inexistente: la Caja de Ahorros y Seguros. Años atrás, cuando aun vivíamos en un país con visos de normalidad, los argentinos ahorraban lo que les sobraba de su trabajo y lo volcaban en un organismo encargado de administrárselo. Y tal costumbre era tan grande y adentrada que desde la misma escuela primaria existía lo que se conociera como la Libreta de Ahorro en donde con las monedas que nos daban nuestros padres comprábamos, de lo que nos sobraba de las golosinas, unas estampillas que se pegaban en tal libreta y con los años y con sus intereses podían llegar a convertirse en importantes sumas de dinero que nos podían ayudar para algún emprendimiento ya de grandes. De haber conservado tal libreta y no haberla utilizado nunca exigiendo el reintegro de tales ahorros, no habiendo sucedido nada serio en el país, luego de 50 años hubiésemos podido retirar una renta que hasta nos hubiese permitido comprar un auto o un departamento. Hoy, luego de las incesantes inflaciones padecidas, es decir de las depredaciones acontecidas con nuestros ahorros durante décadas enteras de rapiña, ni siquiera tendríamos una pequeña monedita para el recuerdo. La desaparición de tal edificio es solidaria con la de nuestra moneda y por lo tanto con la desaparición del ahorro en la Argentina. La gente no solamente ya no ahorra, sino que se desprende como puede de los pesos que atesora volcándose hacia otra moneda cuando puede hacerlo y ni siquiera confía ya en el sistema bancario luego de haber padecido la penuria de corridas y corralitos. En tanto el colchón se ha convertido en el depósito de valores de los ciudadanos, han desaparecido los asaltos a los bancos y sí en cambio han aumentado vertiginosamente los saqueos y rapiñas a domicilios con los consecuentes asesinatos de personas.
Pero faltaba señalar el significado que tiene un edificio en donde engañosamente se nos dice Senado, pero que en realidad no lo es. Estimado turista, la tendencia al engaño y a la estafa, vulgarmente conocida como la ‘viveza criolla’, es una característica adentrada en nuestra idiosincrasia no habiendo podido ser no sólo corregida, sino por el contrario incrementada por nuestra clase política, bautizada por alguno como ‘clase depredadora’. En los tiempos terminales tal defecto se ha caracterizado por su aumento desenfrenado, en tanto que la corrupción de arriba acrecienta a la de abajo. Para poder destruir a nuestra moneda, lo cual es el secreto final del endeudamiento externo, ha debido aumentarse hasta límites inenarrables una clase parasitaria, vulgarmente conocida como los ñoquis que son los que habitan el edificio que originariamente se ocupara del ahorro y el seguro de la población. Ellos son numerosísimos y tienen que ver con el cargo público obtenido por la militancia o colaboración en alguno de los partidos que han confiscado a nuestro Estado, los cuales se han convertido en verdaderas agencias de empleo. Y puesto que la democracia crece y cada vez se amplía más, sucedió que llegó un momento por el que no entraban todos en el edifico originario del Congreso a pesar de su muy vasta dimensión y hubo por lo tanto que extenderlo con dos nuevos anexos que se encuentran ambos en las cercanías del mismo, pues además de el que acaba de ver pretendidamente del Senado, hay otro que lo es de los Diputados y que también tiene vastísimas dimensiones.

Pero esto no es todo y perdóneme si esta vez me extiendo más de lo habitual. Tal como nos manifiestan los demócratas, la democracia se cura con siempre más democracia. Por lo cual ya se están aprestando raudamente nuestros representantes del pueblo para otro edificio que alojará a los nuevos componentes a punto de ingresar al sistema tras la elección que viene en tanto que no entran ni siquiera en los dos nuevos que se han creado. Justo en diagonal del edificio que acaba de ver, que dice que es del Senado, pero que no alberga a senadores y en la misma manzana del que es de diputados pero que tampoco los contiene, hay otro que está abandonado y se encuentra prácticamente en ruinas, habiendo tenido en su cúspide a las aspas de un gran molino y en donde funcionaba una tradicional confitería que estuviera entre las más paquetas de todas. Decían ciertas profecías que el día en que la misma se cerrara iba a terminarse con el sistema que agobia a la Argentina volviéndose así a la normalidad y pudiendo restaurarse una nueva Caja de Ahorros y Seguros en lugar del monumento a la viveza. Esto pasó al final del pasado milenio y en el 2001, con los motines que lo pusieron en jaque, se pensó entonces que era cierta la profecía y que todo se había terminado. Pero no, en tanto que tal cosa no ha sucedido se planea volver a abrirlo y esta vez, casi en señal de revancha, haciendo girar sus aspas dándonos de este modo la idea de un curso cíclico, circular y reiterativo que tiene nuestra peculiar historia. Pero de todo ello, que es un tema de gran significado, hablaremos en otra ocasión.
(Continuará)

Marcos Ghio



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