METAFÍSICA
DE LA ARGENTINA
1)
EL MONUMENTO A LA DEMOCRACIA
Una persona amiga que no es argentina me preguntó cuál era el
trayecto y los lugares más adecuados para conocer de la mejor manera a nuestro
país teniendo en cuenta que disponía de muy corto tiempo para hacerlo. Ésta fue
nuestra respuesta.
La Argentina es un país muy vasto pero la mejor manera de conocerlo es visitar
la ciudad de Buenos Aires, pues si bien existe nominalmente el federalismo, ha
sido a partir de allí que se constituyó el país dando lugar al fenómeno
conocido como el macrocefalismo. Y dentro de la misma ciudad de Buenos Aires
hay un núcleo espacial muy pequeño en donde se concentra la totalidad de todo
aquello que esencialmente somos en los tiempos que estamos transcurriendo. El
espacio conocido como la Plaza de los dos Congresos encierra la aludida
esencia. El palacio principal que aloja a los 'representantes del pueblo', una
obra arquitectónica de gran envergadura, ha sido enrejado totalmente luego de
la conocida revuelta popular del 2001 en la cual los antes aludidos casi dan
cuenta de su anatomía en una acción que hacía quedar pequeño e irrelevante al
asalto de Versailles de 1789.
En tal lugar detrás de las aludidas rejas y como
homenaje a la supervivencia del sistema han sido ubicadas dos estatuas
exhumadas de la ocultada obra de la escultora Lola Mora, conocida feminista
pero del bando supremacista y que fuera proscrita por sus ideas y producciones
en el siglo pasado. El feminismo bien sabemos que tiene dos vertientes, la
igualitaria que considera que la mujer, en tanto es igual, debe tener los
mismos derechos que el hombre y la supremacista que da un paso más y que afirma
que es en cambio superior al hombre varón. Las dos estatuas restauradas
explican el modo como tal tendencia extrema se ha venido imponiendo en la
sociedad civil. En la primera de ellas se nos muestra a una mujer empuñando una
espada en signo de belicosidad y virulencia. Corresponde pues a la vertiente
clásica del amazonismo que es cuando
lo femenino bajo la forma de la sociedad matriarcal se subleva contra lo
masculino y viril con la intención de someterlo. Esto se lo vivió en nuestro
país especialmente con la acción deletérea emprendida bajo el signo de
agrupaciones como las Madres de Plaza de Mayo cuya función principal fue la
destrucción de las Fuerzas Armadas, institución tradicionalmente masculina para
suplantarla con la actual asociación de luchadores por la paz y compuesta
numerosamente por mujeres entre sus cuadros. La estatua siguiente representa el
resultado de tal acción. Es la mujer demétrica,
como cultora de la tierra y de la paz vacuna, elevando hacia el cielo una
espiga como signo de bonanza y felicidad obtenidas por la sociedad de la madre
proyectada hacia el bienestar material y la reproducción de la especie; por
debajo de ella y en función subordinada y en dimensión mucho más pequeña aparece un hombre. Y esto es lo que
explica también que en tal institución democrática la mujer tiene derechos
superiores al varón. Así como hoy existe un día de la mujer, pero no del
hombre, hay una ley de cupo femenino, pero no masculino, por lo cual en un
mañana no muy lejano podrá haber un parlamento compuesto sólo por mujeres
siendo ilegal en cambio si sucediese lo contrario. En varios países de América
latina esta tendencia feminista se ha expandido siendo candidatos
presidenciales solamente mujeres. Falta agregar también que la presidente mujer
que hoy tenemos insiste en ser llamada presidenta para denotar la especificidad
al menos de su condición. Días pasados hizo demoler una estatua del descubridor
de América que estaba bajo la ventana de su despacho para suplantarla por una
de la ignota prócer (¿se dirá procera?) Juana Azurduy. Falta por supuesto el
tercer tipo de mujer de la sociedad matriarcal, el afrodítico que controla al hombre por la sensualidad y a través de
la incesante desnudez. Pero para esto no eran necesarias estatuas pues la
simple observación de los medios masivos de difusión así como la simple calle
nos muestran en abundancia a este último tipo de fémina que mantiene hoy en día
al común de los mortales en estado de permanente agitación y excitación, en
algunos casos como si se tratase de presos con varios años de abstinencia.
(continuará)
(continuará)
Marcos Ghio
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