DOS FRENTES DE RELIGIONES
La reciente visita del Papa
Francisco a Turquía nos da la ocasión de hacer algunas reflexiones sobre su
significado.
Allí tuvo expresiones muy
claras. Más allá del lenguaje oblicuo y sibilino que es típico de las jerarquías
eclesiásticas católicas, esta vez las palabras fueron muy claras. Fue muy
concreto al justificar la guerra contra el fundamentalismo islámico, que él
designa como terrorismo. Critica las supuestas matanzas de cristianos,
haciéndose eco de las grandes mentiras de los medios de comunicación
internacionales manejados por las centrales imperialistas del mundo moderno,
pero calla sobre los bárbaros bombardeos de los EE.UU. y sus socios que se
suceden a diario ante la indiferencia de las masas idiotizadas del mundo
moderno. Ni una palabra sobre los drones que bajo pretexto de matar algún
yihadista arrasan con poblaciones enteras de civiles.
En nombre de qué Francisco
convoca a un diálogo interreligioso y multicultural, ¿qué es lo que quiere
defender? Y esto es lo que calla. Y como él no lo dice lo diremos nosotros: el
Papa pretende erigir a la Iglesia Católica en portaestandarte pseudo espiritual
de una gran coalición del conjunto del mundo moderno contra la única
manifestación visible y manifiesta hoy día de la Tradición. Ese mundo moderno
con su letales democracias, su liberalismo, su marxismo, su progresismo, su
ateismo y agnosticismo, su individualismo, su gobierno de la usura y sus
perversiones de todo orden incluido el invento de varios sexos que según
Francisco, pueden aportar valores rescatables. Para defender todo esto y mucho
más Francisco convoca a un frente contra la Tradición.
Se va así cerrando un
círculo iniciado en Occidente hace ya muchos
siglos durante los cuales la Iglesia Católica fue dejando de lado lo
sagrado y lo trascendente para transformarse hoy día en una institución
política y social que se dedica a la caridad pública y a un pacifismo femíneo.
Al final de un ciclo se
reproducen de manera invertida las estructuras que le dieron origen. Por eso
hoy tenemos imperialismo y no imperio. Como alguien acertadamente dijo es “el
mono de Dios”, que lo imita pero de manera invertida y antitética.
Desde nuestro punto de vista
de católicos tradicionales también pretendemos un ecumenismo, pero de signo
totalmente opuesto y fundado en la unidad trascendente de las religiones, una
unidad por lo superior y sagrado y no por lo inferior como lo pretendieron los
últimos Papas y Francisco quiere ahora ejecutar.
En ese sentido superior
actúa el Frente Cristiano Islámico al que se están incorporando fieles de otras
religiones pero que concuerdan en que
hoy día la única alternativa posible al mundo moderno es oponerle una unidad
mundial basada en valores metafísicos y religiosos, contrarios tanto a la
globalización material, financiera y económica como también a los falsos
ecumenismos eclesiásticos.
San Carlos de Bariloche, 1º de Diciembre del 2014.
JULIÁN RAMÍREZ
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