DEMOCRACIA Y RELIGIÓN
¿Quién ha dicho que la democracia liberal, la que se impuso tras el triunfo de los jacobinos en la revolución francesa, es agnóstica, irreverente e irreligiosa? De ninguna manera es así. Ella cree en la existencia de un dios sumamente bueno que, a la manera de un coctelero o de un alquimista, mezcla y reconvierte las acciones de los hombres de malas y destructivas en buenas y saludables. Primer ejemplo: sufragio universal. Bien sabemos que entre los millones de votantes, entre quienes se encuentran analfabetos crónicos, borrachos, drogados, adolescentes, o simplemente indiferentes ante el hecho político, la mayoría es cuanto menos ignorante o impreparada ante la circunstancia de la alta política nacional e internacional de un Estado, sin embargo el demócrata cree que por una milagrosa armonía preestablecida por un dios coctelero, la suma y mezcla de todas estas voluntades dispares y desinformadas, dará como resultado el bien de la nación. Segundo ejemplo: desarrollo de la economía. Sin la intervención del Estado en tal esfera, el ser humano a través del ejercicio de la actividad económica, lo que se conoce como la libertad del mercado, solamente buscará satisfacer sus propios egoísmos, importándole un bledo el bienestar de los demás o de las generaciones futuras, sin embargo el dios milagroso, haciendo un cóctel entre todos los egoísmos de las partes nos entrega bien hecha y formada la prosperidad de las naciones. Tercer ejemplo: Preservación del medio ambiente: Bien sabemos que si la producción económica sigue creciendo a niveles abismales, tal como sucede en nuestros días, no solamente se terminará con todos los recursos que hoy tiene la Tierra sino que también y ya lo estamos viendo, se contaminará el medio ambiente convirtiéndolo con el tiempo en inhabitable. Pero nos preocupemos demasiado por ello. el coctelero vela por todos nosotros. La mano invisible labora en secreto y reconvierte todo lo que a primera vista es mal en bien, salud y abundancia. Un escritor liberal como Guy Sorman solía decirnos que no solamente la tecnología moderna no contamina ni destruye el medio ambiente, sino al contrario ayuda a que la Tierra no se nos termine antes de tiempo. Tal como vemos, de acuerdo a nuestros filósofos liberales, estamos en buenas manos. Hay un dios bueno que vela por todos nosotros y no deberíamos preocuparnos demasiado por como van las cosas.
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