NECESIDAD DE UN LAVADO GENERAL ANTIDEMOCRÁTICO DE CEREBROS
El título que encabeza esta nota pertenece al gran maestro de la
Tradición Julius Evola, y de ningún modo se trata de una frase fuera de
contexto, tal como puede leerse en su obra "Los hombres y las ruinas"
( Ed. Heracles, Bs. As., pág. 215).
La democracia como forma de gobierno fue tratada por autores clásicos
desde hace siglos, pero comenzó a hacerse efectiva en los últimos doscientos
años, y en las décadas recientes se ha transformado en una forma de vida y en
una concepción del mundo, en un dogma casi religioso al que sus fieles rinden
tributo. Y ¡
guay de aquel que viole el dogma! Será excomulgado y perseguido como un
peligroso "facho" por atentar contra la suprema deidad.
La democracia se ha
transformado en la mejor arma con que cuentan los poderes mundiales para
mantener el dominio sobre los pueblos. Defender la democracia y proponerla como
la única y mejor forma de gobierno es ayudar a sostener y a aumentar las
crecientes tendencias hacia un gobierno mundial de neto corte materialista y
economicista en el cual el poder del dinero y de la usura campean a sus anchas.
Nótese lo ocurrido en nuestros países indoíberoamericanos. Hasta hace pocas
décadas atrás la forma más fácil que tenían las oligarquías para desalojar a un
gobierno populista era a través de un golpe de estado a cargo de las FF.AA.
Ahora ya no se usa ese método; ha sido reemplazado por la democracia.
Movimientos políticos atacan la incapacidad de los populismos para resolver los
problemas, su demagogia, la corrupción de sus dirigentes, sus improvisaciones,
su falta de consistencia y su irresponsabilidad, para desalojarlos del gobierno
a través de elecciones. Triunfa la democracia.
Los gobiernos oligárquicos agravan la pobreza, gobiernan para los
sectores más concentrados de la economía, provocan el descontento, y a través
de elecciones vuelven los populistas. Otra vez triunfa la democracia. El
péndulo va y viene, pero siempre marcando la hora democrática y así, unos y
otros, sostienen y alimentan al mundo moderno.
Unos programas económicos se
contraponen a otros, y el estado es de lo único que se ocupa cuando en realidad
es la economía la función más inferior
de una organización estatal.
La democracia es el reino de
las masas y de la cantidad. Nada superior puede aflorar en ella, todo lo
superior es sometido al rasero y decapitado. El voto de un sabio, de una
persona con calidades superiores es igualado al de un ignorante, un mediocre o
un delincuente. Los parlamentos y los partidos políticos se transforman en
verdaderas sociedades ilícitas en donde el dinero es amo y señor. Y todavía hay
imbéciles que dicen que los males de la democracia se curan con más democracia,
o que hay una democracia "buena" y una democracia mala, cuando en
realidad la democracia es la peor forma de gobierno que jamás haya existido.
Con lo expuesto de ninguna manera
estamos proponiendo un golpe de estado militar de los cuales tan triste memoria
tenemos todos los indoíberoamericanos. La única posibilidad de salir de la
falsa alternativa que ofrecen populistas y oligarcas, democráticos ambos, es la
formación de una Orden que se funde en principios tradicionales,
antidemocráticos, antiliberales y antimarxistas, y que por sobre la inacabable
cháchara economicista coloque valores superiores, metafísicos, religiosos, éticos, de dignidad y de honor; Orden
antipartidaria, antielectoralista y antiburguesa, y ésta sí podrá resolver las
cuestiones económicas, porque la economía debe estar totalmente sometida a la
política. La Orden no buscará votos sino voluntades heroicas y guerreras y
actuará cuando las circunstancias y la prudencia aconsejen.
Nubes de tormenta se ciernen
en el horizonte. No olvidemos que cuando se derrumbó la Roma republicana en
medio de la lucha entre los partidos oligárquico y popular, surgió la dictadura
de César y el Imperio.
San Carlos de Bariloche, 6 de junio del 2016.
JULIÁN RAMÍREZ
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