LOS CATÓLICOS SEGUIDORES DE DONALD TRUMP
En un mundo moderno en que pareciera que los acontecimientos en sentido descendente se precipitan, ya nada tiene que asombrarnos, por el contrario,hay hechos que ratifican totalmente la desintegración de la modernidad.
En alguna nota anterior nos hemos referido a que en la modernidad se están dando en forma conjunta dos procesos: uno de integración y otro de desintegración. El primero, que parecía imparable lleva a la desaparición de los estados nacionales, a la negación de toda jerarquía, a la implantación de una democracia universal, al rasero del igualitarismo, al multiculturalismo, a un gobierno mundial, a la destrucción de toda entidad intermedia, al pacifismo, al ecumenismo religioso, y en fin, a un planeta presidido por el poder del dinero y las finanzas. Lo peor del liberalismo y del marxismo se dan la mano, la economía liberal y la cultura marxista, para hacer de la persona un insecto masificado, robotizado y superindividualista, atento exclusivamente a sus apetitos más elementales.
Pero frente a todo esto han ido apareciendo resistencias de variada índole. La más importante, ya que es totalmente contraria a la modernidad, es el fundamentalismo islámico, el cual debe ser apoyado y defendido, y sobre el cual esta radio ha dado suficientes pruebas de ello. Pero por el peligro que para muchas personas bien intenionadas significa, es necesario aclarar muchas cosas para no dejarse engañar por estas tendencias desintegradoras que actúan sobre bases puramente modernas ajenas a toda manifestación tradicional, y citamos al pasar, al nacionalismo ruso, a los movimientos nacionalistas e identitarios europeos, a las teorías geopolíticas en torno a Eurasia y a la elección del cowboy Trump como presidente de los EE.UU.
Dentro de este orden de cosas hemos encontrado en un canal electrónico de la Argentina, en la página de un grupo denominado "El compromiso de los laicos" un video titulado " Donald Trump...¿ católico?"
La orientación de este grupo es católica güelfa, de acatamiento al papado y las jerarquías sacerdotales aunque no escatimen algunas críticas. Estas personas han encontrado en Trump algunas posiciones que lo aproximarían al catolicismo. Ponen como ejemplo la designación de católicos en importantes cargos de la futura administración, la oposición al aborto, cierta antipatía hacia la homosexualidad y el feminismo, y también la promesa de derogar la ley que prohibe a las congregaciones religiosas reconocidas en USA emitir opiniones políticas a cambio de gozar de exenciones impositivas.
Todo esto parece haber entusiasmado a estos católicos, que no es que brinden un manifiesto apoyo a Trump, pero sin duda insinúan cierta corriente de simpatía y abren indudables expectativas hacia ese cowboy nacionalista yanqui.
Trump representa una de esas variantes desintegradoras del proceso de integración a que hacíamos referencias más arriba, pero de ninguna manera su superación, siendo su aspecto positivo el crear desorden y dificultades al mundo moderno ya que puede ser el comienzo de la destrucción de los EE.UU. y posibilitar así el desarrollo de una verdadera alternativa tradicional. Recordamos también, y no es un dato menor, que Trump se ha manifestado claramente en favor del sionismo, el que ha recibido con júbilo su elección. Totalmente opuesta a la nuestra es la orientación de estos católicos yanquizados que desean que Trump salve a los EE.UU. y a toda la decadente civilización moderna, y porqué nó, también al peor cristianismo.
En el mismo canal electrónico también actúa un movimiento nacionalista que pretende transformarse en partido político dentro de la democracia y que también insinúa sus simpatías por Trump , por los movimientos nacionalistas e identitarios europeos y por el nacionalismo ruso. Católicos güelfos y nacionalistas argentinos coinciden en inclinarse por estos nacionalismos extranjeros en una clara actitud de subordinación en su desesperada búsqueda de un amo. Recordamos el dicho de Plotino: "Quién no se manda a sí mismo que sea mandado."
San Carlos de Bariloche, 28 de noviembre del 2016.
JULIÁN RAMÍREZ
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