EL ANIMALISMO
Discriminado en forma muy fascista
Una de las nuevas versiones de la degeneración actual es la representada por el animalismo. Para el mismo las diferencias entre la persona humana y el animal son prácticamente imperceptibles y solamente tienen que ver con la parte externa y corporal que perciben nuestros sentidos. Por tal razón hace pocos días un juez decretó ‘la libertad’ de un orangután en el zoológico por tratarse de 'una persona no humana', en donde por supuesto la función racional o espiritual sería una diferencia puramente accidental, secundaria e imperceptible físicamente, entre los dos tipos de individuos, el humano y el animal, y por lo cual se podría también invertir la tradicional definición aristotélica por la que se manifestaba que el hombre es un animal racional por la recientemente implementada: que en realidad el animal se trataría del mismo modo de un hombre irracional.
Influidos por tal nueva deformación mental se ha llegado a cosas aun más absurdas. Como cuando días pasados, al celebrarse el festivo día del niño, se obligó a un comerciante a sacar de la vidriera a un pony de 80 cm de altura, es decir incabalgable, por tratarse tal cosa de una humillación del equino, a pesar de que se lo viera feliz y contento pastando en pleno recinto, y al cual sin embargo se lo habría convertido en un objeto de oprobio y no en un sujeto de derechos como realmente sería por su condición de persona. Esta imbecilidad no se ha detenido en tales pequeños detalles sino que finalmente ha llevado a la decisión final de cerrar el zoológico de Buenos Aires por ser reputado como un ambiente humillante para los animales a los que se les niega sus elementales derechos. Por supuesto que se ha obviado que tal terrible humillación para la bestia le significa a la misma vivir más tiempo que en el ámbito natural en tanto no debe luchar por su subsistencia y recibe gratuitamente y sin trabajo alguno de su parte aquello para lo cual la misma existe, es decir su mera supervivencia y, a través de la misma, de su especie. Se ha sabido también que por tal sencilla razón los animales ‘liberados’ luego de un tremendo cautiverio de zoológico, murieron al poco tiempo en tanto no eran diestros en la consecución de los alimentos como aquellos que en cambio vivían en ‘libertad’.
Se supone que el animalismo, luego de haber logrado derogar tal medida discriminatoria para con los animales a los cuales en forma fascista se reprimía en jaulas para su escarnio, logrará con el tiempo también que se cierren los mataderos de vacas, ya que matar a una persona sería también un delito en tanto todos debemos gozar de los mismos derechos al estar viviendo en democracia y peor aun sería devorarlos pues incurriríamos también en el aun más grave del canibalismo. Seguirán avanzando: reclamarán por los derechos de los hormigas a poder construir libremente sus hormigueros, por el de los mosquitos de poder disfrutar de un poquito de nuestra sangre y por el de las plantas a poder crecer libremente. En fin, que el último apague la luz.
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