LA DEGENERACIÓN DE LA MONEDA
Del prócer al animal
Ha sido René
Guénon quien en su magistral obra El
reino de la cantidad demostrara cómo uno de los signos principales de la
decadencia estaba representado por la degeneración que había tenido la moneda a
lo largo del tiempo. Así pues de ser un símbolo sagrado que señalaba un valor
espiritual indicativo de la permanente memoria que el hombre debía tener
respecto de los fines a cumplir, ha pasado paulatinamente a convertirse
en una cosa puramente numérica y material, de allí su transformación de estar
compuesta de metales preciosos de valor intrínseco a tener en cambio un mero
carácter arbitrario, reputándosela como un simple objeto de cambio y
fiduciario. Y esto se lo ha visto especialmente en la variación que ha tenido en
su componente material: del oro y la plata se ha pasado así al papel y por lo
tanto de lo permanente y duradero a lo descartable y mutable. La moneda es pues
un signo esencial que representa el pasaje del mundo tradicional al moderno.
Más aun la
degradación se la ve en los objetos que la misma ha venido representando. De hacerlo
primero con dioses o figuras divinas, se ha pasado luego a hacerlo con gobernantes
para finalmente prescindir aun de éstos y arribar a lo que presenciamos en
estos días en donde de manera por demás paradigmática en la Argentina se ha arribado
a representar a animales, siendo ello un signo indicativo de la dirección
existencial hacia la que nos dirigimos. El animal simboliza a un ser puramente
material en tanto carente de espíritu y su presencia en la moneda señala pues
el rumbo que se ha marcado al país así como la clase que hoy gobierna al Estado,
es decir la clase económica y burguesa. En otra nota hemos señalado en forma
solidaria con esta transformación de la moneda cómo el animalismo, es decir
aquella concepción que tiende a exaltar lo animal hasta convertírselo en
persona, se ha constituido en una verdadera filosofía en nuestro medio y por lo
tanto es coherente con haberlo puesto también en la moneda.
Pero también es
bueno recordar aquí cómo en otra oportunidad hemos señalado que la función
orientativa y existencial que tenía la moneda comprendida como un medio
simbólico que indicaba y hacía permanentemente presente la dirección
existencial que el hombre debía tener no ha desaparecido y el signo más claro
de que existe un poder oculto que dirige paulatinamente al hombre hacia su
destrucción y degradación hacia lo que es menos que humano lo tenemos
justamente con el carácter simbólico que se asigna a la moneda. Recordamos al
respecto que en 1983, a menos de un año de la conclusión de la
guerra de Malvinas, la efigie del principal
prócer que ornaba a nuestros billetes, el general San Martín, apareció
misteriosamente con tres seis graficados en su cabeza y en el reverso de
nuestro monumento a la bandera que también estaba en el billete, junto a otros
símbolos de significado similar, se graficó un diablito con una horquilla.
Hoy a todas luces
resulta claro cómo el proceso de animalización en nuestros billetes es
solidario y representa una consumación de todos los males padecidos comenzando primero y en especial con nuestro signo monetario que en tal lapso de tiempo ha perdido en varios
millones de veces su valor propio así como junto a nuestras Fuerzas Armadas han
desaparecido las principales instituciones de la República. En pocas palabras
la aparición de animales en nuestra moneda es correlativa y símbolo del proceso
de destrucción de la Argentina.
4/10/17
1 comentario:
Excelente artículo, muy claro y preciso.
Publicar un comentario