BERGOGLIANOS E IDEÓLOGOS DE GÉNERO
Los exponentes actuales de la ideología de género deben estar sumamente agradecidos a la oposición bergogliana que se les ha puesto en su camino. Cuando dicen que la sexualidad no es algo que se constituye totalmente con el nacimiento de un ser tienen razón y resulta absurdo sostener que el sexo en el hombre sea una cosa reducida a objeto de la ciencia biológica, tal como ha sostenido el más vulgar de los materialismos para el cual no es diferente del que acontece en el animal y que hoy paradojalmente se encuentre sustentado por los 'católicos' bergoglianos. En cambio el proceso de sexuación es una cosa que se desarrolla a lo largo de toda la existencia pues nadie al nacer es un 100% varón ni un 100% mujer en tanto que en el ser humano lo sexual es también espiritual y por lo tanto cultural y representa un proceso que se va desarrollando con el tiempo. Aquello en lo que nosotros discrepamos sea con los ideologistas de género como con los bergoglianos que se le oponen es que ser de un determinado sexo sea una cosa casual y fatal al mismo tiempo. Que sea indiferente haber nacido con el sexo masculino o femenino o más aun, tal como ambos comparten plenamente, que no haya existido de nuestra parte una elección previa en tal proceso sexualizador. Así como no creemos que nuestra existencia sea el producto de un big bang ocasional o de un abrazo nocturno o diurno en un picnic, sino que obedece a una decisión trascendental efectuada por nosotros antes de haber nacido, del mismo modo no consideramos que sea una cosa casual haber nacido varón o mujer. El sexo físico representa una señal respecto de lo que nosotros debemos ser en cuanto a nuestra decisión previa tomada antes de haber nacido. Ser varón o mujer representan los dos modos como el ser humano lleva adelante el camino o razón por la cual existe en esta vida de acuerdo a su naturaleza propia. Actividad o pasividad, potencia o acto. O por medio de una acción que puede expresarse a través de lo heroico o ascético haciendo triunfar el espíritu por sobre la materia, y es lo propio de lo masculino en su expresión paradigmática o por el contrario hacerlo en una actitud de entrega absoluta e incondicionada hacia aquel al cual se le reconoce un señorío y ésta es la actitud pasiva propia de lo femenino. En pocas palabras, los ideologistas de género, representados entre otros por el filósofo Darío, y los bergoglianos no creen por igual que hayamos sido nosotros los que nos dimos el ser, sino que consideran que lo hemos recibido de otro sin ser consultados. Pero mientras que los primeros quieren rebelarse ante tal fatalidad inventándose un sexo diferente del que tienen, los otros en cambio exigen un acto de sumisión al destino. El pensamiento tradicional es pues la tercera vía. Nadie nos lanzó a la existencia en contra de nuestra voluntad, no somos varón o mujer por azar.
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