jueves, 13 de diciembre de 2018

¿RELIGIÓN FREUDIANA O IDEOLOGÍA DE GÉNERO?

¿RELIGIÓN FREUDIANA O IDEOLOGÍA DE GÉNERO?

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Como nunca se hace evidente, a partir de una 'denuncia' de resonancia mundial efectuada por una señorita de pañuelo verde en contra de un actor que la habría violado hace 9 años en el extranjero y cuando era adolescente, que una nueva religión, ya no simple ideología como falsamente se dice entrando en el juego del enemigo, está haciendo pié en nuestro medio, la religión freudiana del sexo universal. Aquella para la cual el sexo es la energía primaria que gobierna al hombre y que, de acuerdo al rumbo que le sepamos dar ,podrá ser utilizada o no en nuestro provecho.
Volviendo al incidente aquí aludido, es claro que el mismo no tendrá resolución judicial alguna debido al tiempo transcurrido, al haber sucedido en un país en donde no existe como aquí la inversión de la carga de la prueba, si se trata de un varón, y en donde no hay testigos que corroboren lo denunciado, ni huellas que permitan establecer que fue una violación y no una relación consentida, o si lo que buscaba la denunciante era además de todo fama debido a lo hasta ahora ignoto de su figura. La realidad es que detrás de este escándalo suscitado aquí se ha logrado una vez más instalar en el medio el mito principal de la religión freudiana, es decir el mito de Edipo pero esta vez en clave universal. Según el psiquiatra austríaco todos los varones -y no sólo el rey de Tebas de la antigüedad- hemos estado enamorados de nuestra madre. Y agrega a ello el escabroso detalle de que además todos la hemos querido violentar, pero que nos tropezamos de niños con el escaso desarrollo de nuestro órgano sexual y con la presencia de nuestro padre celoso que amenazaba con castrarnos. Fueron éstos los únicos frenos a nuestra realidad heredada como un pecado adámico; pero ya de grandes, cuando estos impedimentos desaparecieron en mayor o menor medida, nos hemos convertido en violadores potenciales o fácticos como el caso del aludido actor y hemos constituido así una sociedad patriarcal y machista en la cual en forma instintiva e inconciente elaboramos normas para abusar en manera diferente de todas las mujeres que se nos cruzaran por el camino las que encarnaban a nuestra ya no más presente madre de nuestra tierna infancia. No fuimos pues niños amorosos, tal como nos pintó la literatura o aun cierta ingenuidad compulsiva, sino sátiros silenciosos, siempre al acecho de atrapar a una presa a no ser que se nos interpusiesen frenos como el antiguo miedo a la castración. Esto explica también otras situaciones negativas como la guerras, los latrocinios, la destrucción del medio ambiente etc., todas ellas producidas por esta patológica obsesión que nos acompaña desde la cuna y que representan el modo como proyectamos este trauma o pecado originario de nuestra especie 'heterosexual'. Por eso y a fin de que los terrores sigan incrementándose hasta convertirnos en verdaderos eunucos, hay que desmontar la sociedad patriarcal formada por el varón violador, pues la mujer nunca lo hace, y suplantar así la soberanía de ese órgano nefasto que tenemos, que determina una verdadera obsesión compulsiva y complejo de superioridad. La lucha por el aborto es pensada también en función de este mito del varón violador. En última instancia el hijo no querido, que cada vez son más, es el producto de esta unión no consentida en la totalidad de sus efectos. Y más aun la promoción de la homosexualidad y el lesbianismo tiene que ver también con este odio hacia el pene y este combate en contra de la sociedad falocrática. El gay no penetra a la mujer, por lo tanto no puede ser nunca un violador, y las lesbianas no se reproducen y por lo tanto no obligan a explicar ante un juez que se trató de una situación de consenso o de violencia. Entran a tallar también los grandes grupos de poder, el mismo G20, la Organización Mundial de la Salud que 'científicamente' estableció que la relación homosexual no es patológica. Los gais y lesbianas no se reproducen, por lo tanto no incrementan la población mundial como en cambio lo hacen los fundamentalismos especialmente islámicos que promueven la poligamia. Los recursos del planeta son reducidos, las máquinas suplantan cada vez más los músculos humanos y las necesidades de consumo aumentan en modo tal que si todo el planeta hoy día tuviese el nivel de vida del primer mundo se necesitaría multiplicarlo por diez. Es pues muy útil la religión freudiana para detener este estallido demográfico. Los medios al servicio de tales poderes promueven pues estos fenómenos concurrentes que son la homosexualidad y el nazifeminismo, todos ellos expresiones de esta nefasta religión que debe combatirse como en una cruzada en donde la norma principal sea el deber de ser hombres o mujeres de acuerdo al sexo que hemos elegido antes de nacer.

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