miércoles, 22 de enero de 2020

VIRILIDAD Y MACHISMO

VIRILIDAD Y MACHISMO



A propósito del reciente crimen cometido por una patota de rugbiers en contra de un joven se ha nuevamente tomado la ocasión para arremeter duramente en contra de lo que se califica como machismo, sin distinguirlo de un concepto antagónico del mismo que es la virilidad. El machismo es a la virilidad lo que el autoritarismo a la autoridad, o el totalitarismo respecto del Estado soberano. Virilidad es sinónimo de autosuficiencia, de tener en sí y no en otro, salvo que se tratare de un superior, el principio de la soberanía y decisión; viene del latín fuerza, pero referida a un ámbito espiritual en donde no necesariamente la fuerza física y bruta es el complemento adecuado. Clásicamente el jefe mandaba y gobernaba con su sola presencia, con una mirada severa y determinante por la cual producía en el que era inferior (no suponiendo tal cosa un menoscabo) una actitud de silencio y de respeto reverencial. Físicamente tal fuerza espiritual se representaba en la figura masculina en tanto, además de su contextura propia acorde a las tareas más pesadas, significaba desde el punto de vista sexual la parte activa. Lo femenino era en cambio el principio opuesto en la medida que mujer es la representación de quien tiene en otro su principio y así como existe una virtud propia de lo masculino consistente en la autosuficiencia absoluta representado ello en la figura del emperador cuya voluntad es plenamente libre oficiando como paradigma para el resto, también hay una virtud propia de lo femenino consistente en una entrega absoluta y sin condiciones arribando del mismo modo a actitudes de heroísmo, devoción y lealtad hacia su hombre a quien venera cual si se tratase de un dios.
Los tiempos terminales se caracterizan por significar un esfuerzo casi sobrehumano por extirpar todo tipo de espiritualidad de nuestro medio y reducirlo absolutamente todo al aspecto físico. Tenemos así dos desviaciones concurrentes de lo viril y de lo femenino en el machismo en un primer caso y en el feminismo en el segundo. Por machismo debemos entender una virilidad totalmente material acompañada de una sexualidad puramente fálica en donde se exalta no casualmente al negro en tal función degradada, reduciendo así al sexo a un puro ejercicio de placer desenfrenado y promiscuo, desgajándolo de todo fin ulterior. Así pues presenciamos correlativamente despliegues exorbitados de fuerza física, la cual como en este caso se desencadena, acompañado de complementos especiales como droga, alcohol y música atontadora, como en el caso así aludido, que arriban hasta el crimen. Su contraparte es el actual feminismo en donde la mujer se exhibe físicamente ante todo el mundo estando así al alcance de todos pero no siendo propiamente de nadie y colaborando implícitamente de tal manera al desencadenamiento morboso de una masculinidad puramente material y desenfrenada.

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