La periodista autora de esta nota se asombra de que el presidente Fernández se haya declarado feminista en un reciente encuentro de mujeres y nos dice que esto está en contra de la tradición del peronismo el cual fue contrario a tal orientación pues, a pesar de que bajo su gobierno se aprobó el voto femenino, Evita habría sido un ejemplo de antifeminismo ya que en ella no habría primado el self made women sino que se habría concebido a sí misma como una mujer subordinada absoltamente a su esposo al que reputaba como el líder supremo. En realidad ello no fue así de ninguna manera y en todo caso Evita solamente utilizó un sofisma verbal para ocultar otra realidad cual fue el dominio que tuvo sobre su esposo durante su presidencia. Valgan algunos ejemplos al respecto. El gran influjo que tuvo la CGT durante su primer gobierno tuvo la intermediación necesaria de Evita y está testimoniado que ante la primera sublevación militar en 1951 ella fue la que insistió en repartir armas entre los obresros, lo cual habría sido sólo impedido por el sector militar adicto a su gobierno a fin de evitar la catástrofe de la guerra civil. De cualquier forma se supo que fue ella quien encargó la compra de una importante cantidad de armas cortas que tenían que ser repartidas entre milicias obreras en caso de una segunda revuelta. Su muerte prematura impidió que tal cosa sucediera y es notorio cómo al respecto los grupos de izquierda peronista siempre la reivindicaron como figura paradigmática. Perón fue notoriamente mujeriego, como Menem, aunque por un accidente de moto quedó estéril y nunca pudo tener hijos. Pero su dependencia enfermiza del elemento femenino (quizás originada por tal incidente) hizo que en él siempre tuviera influencia la mujer en sus decisiones. Esto fue hecho notar por los Montoneros quienes fueron expulsados de la Plaza de Mayo por haber manifestado en voz alta cómo, a través de su esposa circunstancial, en realidad era el brujo López Rega el que gobernaba el país.
Yo recuerdo tiempo atrás cuando estaban las revueltas carapintada que me reuní con un sacerdote francés que influía en las decisiones del jefe de tal movimiento. Me alegaba respecto de la conveniencia de votar por Menem debido a que su único defecto era que "le gustaban las putas". Yo recuerdo que le contesté que más allá de que pensaba que tenía también otros muy importantes, éste era esencial pues había un viejo dicho de que quien vive en función de las mujeres atrapado por su cuerpo, tarde o temprano termina convirtiéndose él también en mujer, tomando de ésta todos sus defectos cuando carece de un hombre que la oriente. Creo haber tenido razón. Al poco tiempo de asumir el poder cambió sus consignas nacionalistas que conmovían a los carapintadas y al aludido sacerdote para promover relaciones carnales con los EEUU, por supuesto que en forma pasiva como la mujer.
Hoy con la promoción del feminismo extremo a través del presidente Fernández el peronismo continúa desplegando su destino.
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