LA MUERTE DE UN JUEZ SERVIL
En Argielandia se lo recordará como el juez que lo puso preso a Menem, luego de que, previamente a ello, fuese imputado por corrupto e integrante de la famosa 'servilleta' por el ministro Cavallo en testimonio de su carácter venal y servil. Pero para la Argentina profunda y verdadera se lo recordará como aquel juez que procesó al director del El Fortín por denuncia del embajador de Israel en ocasión de que se quería dar con los ideólogos locales del atentado a la AMIA. Los peritos sionistas nombrados ad hoc para 'investigar' la comisión del delito discriminatorio no pudieron hallar absolutamente nada en sus minuciosas lecturas de la publicación, salvo su objeción a que se hubiese reclamado por la extradición de Priebke, un soldado alemán que cumplió con el deber de defender a su patria durante una guerra. Se comparaba en ese entonces la hipérbole de que bajo el régimen colonial menemista no se hubiese efectuado una acción similar con la entonces viva princesa Diana en visita a la Argentina en representación de un país que había cometido un genocidio mayor a nuestro respecto masacrando a más de 400 compatriotas de un crucero que navegaba fuera de la zona de exclusión en la guerra de Malvinas. Se alegó entonces que si bien manifestar tal cosa no podía significar un acto discriminatorio, es decir violatorio de una ley, sí en cambio era un severo prejuicio comparar la muerte de algunos judíos con la de algunos argentinos. El procesamiento respecto de un delito no tipificado en nuestro código penal, dictado por el hoy fallecido juez Urso, no prosperó pero no por tal motivo, sino por exceder el período de prescripción. De este modo el aludido pudo así cumplir la función para la que había sido elegido con el consentimiento explícito de aquella colectividad que nos gobernaba. Gracias al mismo en lo sucesivo un incondicional enemigo de tal ideología siniestra pudo ser imputado con impunidad por un periodista que lo acusó de que con su prédica estimulaba la violación de tumbas hebreas y más tarde con argumentos similares se intentó impedír su ingreso al Perú ya que habría sido absuelto por un mero tecnicismo jurídico.
Celebramos que en plena pandemia se haya ido al otro mundo este juez servil y que Dios lo perdone por los graves pecados cometidos.
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