viernes, 25 de septiembre de 2020

LA INCESANTE MUTACIÓN DEL VERBO DEMOCRÁTICO

LA INCESANTE MUTACIÓN DEL VERBO DEMOCRÁTICO
MENENDIZAR, MENEMIZAR, BOROCOTIZAR, AMERITAR...



Se comenta que, a raíz de la vergonzosa rendición de Puerto Argentino en la guerra de Malvinas, el General Menéndez, quien estaba a cargo de su defensa, explicó que de haberse conocido antes que los ingleses estaban tan bien armados y aguerridos, nunca se habría hecho tal guerra. Lo cual no era sin más sino el retorno a la máxima esencial del pensamiento democrático tan bien explicitada por Perón de que "La realidad es la única verdad" y que en sentido negativo se podría haber traducido de la siguiente manera: no hay que ser un talibán que muere por la verdad antes que aceptar la britannica realidad. 
La realidad, tal como dijera el filósofo Heráclito, es mutable, por lo cual no nos podemos bañar dos veces en un mismo río. Esto quiere decir que en función de ello lo que está bien un día puede no estarlo otro (la famosa política de los anticuerpos). Hoy por ejemplo se puede ser adepto a los EEUU y apoyar la guerra de Corea y al liberalismo, pero mañana, si resulta conveniente, puede apoyarse a Mao tse tung.
Los casi cuarenta años desde la vergonzosa derrota y el retorno agolpante del peronismo hicieron que tal relativismo se profundizara. Así pues si a Heráclito le sobrevino un Cratilo, según el cual todo cambiaba tanto que ni siquiera nos podíamos bañar una vez en el mismo río, en la política se fueron profundizando los verbos relativos a tal apotegma peronista. Así pues apareció el verbo menemizar que significa carecer del más mínimo escrúpulo y mentir en función de la 'realidad' que siempre cambia. Esto se sintetizó en su famosa frase de que si decía lo que iba a hacer nadie lo votaba, hasta llegar al verbo borocotizar en relación a un famoso diputado que, al haber sido votado por el partido que perdió, raudamente se cambió de bando por el que ganó ya que se trataba de adaptarse a la realidad que cambia vertiginosamente. Es decir que la mutación fue tan fulminante que ni siquiera se dejó pasar un día.
Hasta llegar al verbo ameritar en homenaje a un diputado que ha saltado a la fama por contratar los servicios de 'asesoras' de formas tan abundantes que en fulminante tentación, como la famosa realidad verdadera de Perón, le impiden cualquier freno y por lo tanto se abalanza como un frenético abstinente sobre su presa. Ameritar significa merecer, en este caso la democracia obtenida tras la claudicación de Malvinas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario