jueves, 4 de marzo de 2021

El problema de las Conspiraciones, por Francisco Galarza

El problema de las Conspiraciones




Uno de los fenómenos sociales que ha crecido exponencialmente desde la llegada del internet, y que evidencian de manera clara la decadencia mental del hombre contemporáneo, es su interés por inventar y seguir las llamadas teorías de conspiración, y mas llamativamente, entre aquellos que se consideran así mismos inteligentes y cultos. Quieren saber las causas finales de las cosas de lo que pasa en el mundo actual, pero se convierten en víctimas de la desinformación y tergiversación, ya sea esta intencional o no, volviéndose elementos funcionales para la corrosiva postmodernidad.

Es muy revelador que, de las verdaderas conspiraciones, que sí las hay, en realidad solo el mundo de la Tradición o muy cercano a este, ha dado cuenta de algunas de ellas, y casi nadie las conoce y son las que realmente merecerían atención para entender, al menos en parte, los elementos que han influido en la conformación del mundo actual. Solo por mencionar 3, están por ejemplo, las instancias y motivaciones reales de la Revolución Francesa, la desarticulación del Imperio Español, y las causas profundas de la 1ra guerra mundial. En el mundo de los autores tradicionales del S. XX, recordamos ahora a 4 de ellos que trataron el tema de forma explícita y amplia, René Guénon, Julius Evola, Jan Luc Robin y Charles Upton. No usaban el término conspiración, sino el de Guerra Oculta, Anti-tradición y Contra-tradición.

En cambio, las teorías de conspiración de consumo popular, aunque tienen décadas de existir -sin duda estamos en su “época dorada”-, hay de todo y para todos en el menú: de control mental, control del clima, reducción de la población mundial, del petróleo, enfermedades, híbridos humano-extraterrestres (¿!), y una lista de temas por demás exóticos, que sigue y se multiplica a diario, algunas incluso llegan de vez en vez a los medios masivos de comunicación. Por supuesto la actual pandemia del coronavirus se ha convertido en nuevo motivo para cantidad de estas teorías de conspiración de circo, que reflejan mas la debilidad y dispersión mental del hombre contemporáneo, que puede creer en las cosas mas absurdas y sin el menor atisbo de realidad.

El problema de las conspiraciones que literalmente brotan como hongos es que se han vuelto un producto de consumo como cualquier otro, con la característica, de que aquellos que siguen unas pocas o varias de estas, creen haber encontrado respuesta a sus preguntas, y se conforman, quedan inmovilizados y no se cuestionan la validez de las mismas. Generan la falsa creencia de que todo está bajo el control de grupos secretos que dominan todo o casi todo, desde lo que pensamos y comemos hasta el cuasi gobierno mundial oculto en las sombras. Algunas de estas exóticas conspiraciones afirman llevar milenios con su plan, (algo lentos para alcanzar sus objetivos, ¿no?). Uno de los efectos es que para mucha gente cuando se entera de alguna supuesta conspiración, al menos queda la duda de si será o no cierta y qué tanto, haciendo todo mas confuso, en un mundo ya de por sí caótico.

Una conspiración (post)moderna que con el paso del tiempo ha demostrado, digamos, su persistencia, aunque de tanto en tanto le quitan elementos que pierden validez y le agregan nuevos para que siga viva, es la del Nuevo Orden Mundial. En resumen, consiste en que un grupo de ricos e influyentes que operan en las sombras, algunos conocidos, otros no, están a punto (siempre lo están) de hacerse del control del planeta con un gobierno centralizado y opresor que tendrá a todos los demás esclavizados de forma explícita o velada. Entre los grupos que mas sobresalen como artífices de la misma, son los llamados Iluminati, un término pegajoso y llamativo que se usa para casi cualquier conspiración actual. A los seguidores de esta y muchas otras pseudo conspiraciones los podríamos calificar de los Obscuritonti, pues se les oscureció el cerebro y están dispuestos a creer cosas tan absurdas, como que Donald Trump era el último oponente de ese malévolo nuevo orden mundial, y que como le robaron la elección, ya nadie nos va a salvar. Todo este hervidero de conspiraciones ridículas combinado con otros fenómenos sociales, dan cuenta de un avanzado proceso de desintegración psíquica de la humanidad en su conjunto.

El verdadero nuevo orden mundial, no tiene nada de nuevo, existe desde que finalizó la 2da guerra mundial, y con EEUU a la cabeza de las demás naciones ganadoras, se dedicaron a inculcar, por las buenas o por las malas, los valores de la modernidad que luego se volvió aun mas nociva y decadente con la postmodernidad, propagando esa cosmovisión invertida y tajantemente materialista a prácticamente cada rincón del planeta. Ese nuevo orden, se fue desgastando al punto que surgió un rival inesperado en 2001 y hasta la fecha lo sigue enfrentando. Ese rival, combinado ahora con la pandemia, están desmoronando ese “nuevo orden”, y este recurre a todo lo que tiene para evitarlo, y entre su arsenal de recursos, está alentar y/o dejar que proliferen todo tipo de conspiraciones tontas que solo distraen, inmovilizan y en última instancia, ayudan a prologan la agonía de un sistema económico-democrático mundial antinatural, depredador y totalmente inhumano, que hace extremadamente difícil visualizar otras instancias de la vida que no sean las mas elementales para la inmensa mayoría de la gente. Y aquellos que tienen tiempo para pensar e investigar, se vuelven clientes cautivos de estas teorías de conspiración baratas que no resisten el menor análisis serio, y así no ven lo que realmente está sucediendo.

Esta época es la que menos conspiraciones reales requiere, pues la inmensa mayoría de la gente es esclava del sistema y ni siquiera lo sospechan, y no hay mejor esclavo que el que no sabe que lo es.

Antes de prestar atención a conspiraciones, es mas importante entender en qué clase de civilización decadente vivimos y por qué. De otro modo no se podrá distinguir el trigo de la cizaña, y una de las mejores formas de hacer esto es empezar por leer a los autores tradicionales del S. XX, cualquiera de ellos; pues todos son excelentes.



Francisco Galarza


Marzo 2, de 2021
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