jueves, 15 de julio de 2021

El Reto de llegar a Ser Hombre o Mujer en tiempos de disolución, por Francisco Galarza

El Reto de llegar a Ser Hombre o Mujer en tiempos de disolución



La palabra disolución se refiere a aquel proceso en el que se mezclan diferentes elementos y se confunden, y lo que surge es algo indistinguible de ninguno de sus componentes originales.

El tema que abordamos no es nuevo, desde luego no aquí en el Centro de Estudios Evolianos, ni para diferentes autores de la Tradición. Queremos aportar algunos breve aspectos a un tópico muy complejo y extenso, procurando hacerlo de la forma más clara posible, debido a la velocidad a la que se acelera la degradación del Hombre y la Mujer ya no solo en sentido integral y superior, sino en sus aspectos más inmediatos.

Como todo lo que difunde y apoya el mundo post(moderno) es simplemente opuesto a la Naturaleza en general y a la humana en particular, no es diferente con su continua campaña para desvirtuar y corromper desde sus mismas raíces lo que es ser Hombre y lo que es ser Mujer, incluso en sus características fundamentales.

El llamado movimiento LGBTQI+ es la expresión mas visible de la decadencia contemporánea en lo que respecta a como quiere forzar el entendimiento sobre el ser humano. Ese entendimiento es superficial, sesgado, sumamente limitado, y en última instancia, equivocado. Prácticamente reduce al ser humano a sus elementos constitutivos mas exteriores tanto físicos como psicológicos, procurando incorporar toda esa visión postmoderna liberal y materialista en sus expresiones mas bajas y degradantes, para de ahí construir un concepto artificial del ser humano, que se ajuste a todos esos antivalores, todo centrado además en el sexo desde una perspectiva totalmente hedonista y de consumo. Y todo es apoyado por incansable propaganda para que cada quien se “libere” de ataduras sociales, culturales y por supuesto religiosas, que no han hecho mas que “frenar” el progreso al que en lo individual se puede aspirar eliminando todos esos “lastres”.

Una de los lemas mas difundidos por parte de todos estos postmodernistas es que nacer de sexo masculino o femenino es un mero accidente biológico, pues solo hay dos posibilidades, o peor aun, el género es solo un “constructo social”, pero el ser humano contemporáneo en su “infinita” sabiduría, ahora puede elegir, en estos “tiempos gloriosos de progreso sin igual”, ser lo que quiera, incluso desde la infancia, y por eso hay tantas ridículas denominaciones en una gama casi interminable entre el “extremo” de haber nacido biológicamente de sexo masculino o el “extremo” de haber nacido de sexo femenino. Lo que se está logrando es inducir una clase de “degeneración continua y cambiante” que tiene por efecto producir artificialmente el incremento de una clase de individuos, desviada, carente de cualquier cosa que remotamente se acerque a un centro y cada vez mas perdido en una periferia de posibilidades degradantes y difusas.

Esto ha provocado que mucha gente esté confundida e insegura, y bombardeados con toda esta basura de ideología y depravación de género solo agudiza el problema. Sólo hay dos posibilidades reales y auténticas: o se nace de sexo masculino para llegar a ser Hombre, o se nace de sexo femenino para llegar a ser Mujer, de la manera mas plena posible en ambos casos. Vale la pena señalar, que la expresión física de género al nacer, es el resultado sensible y exterior de un proceso causal y de decisión anterior (y antes de dar espacio a errores, no nos referimos en absoluto a la totalmente errónea y fantasiosa rencarnación), y superior, y desde luego no biológico.

En otras palabras, la biología no es la causa primera, única, ni azarosa que determina el sexo del individuo al nacer, sino el resultado final de causas espirituales superiores previas al nacimiento y a la concepción.

Lo que la “sabia” propaganda de toda esta catástrofe no dice, es que el aspecto biológico-anatómico de nacimiento no es por sí sola suficiente para llegar a desarrollarse integralmente como hombre o mujer.

No se puede simplemente esperar que un niño o una niña crezcan y por “ciencia infusa” lleguen a ser hombre o mujer con todo el alcance que esto implica en sus aspectos emocionales, sentimentales, mentales y espirituales, se requiere que sean educados para ello, y usamos la palabra educación en su verdadero sentido original. Y para eso se requiere fundamentalmente del ejemplo de sus progenitores, que a su vez deben ser y vivir en un ambiente por lo menos medianamente Normal, es decir, ajustado a los Principios propios de una sociedad con ciertas bases de orden, jerarquía, una religión funcional, un verdadero Estado, etc. De otro modo, será muy complicado que el individuo se desarrolle integralmente como una persona, para llegar a ser plenamente Mujer u Hombre.

Esto lo podemos ilustrar con un ejemplo. Suponga que a usted le regalan un avión. Se sube, pero no tiene idea de lo que es ni cómo manejarlo, así que recibe consejos y opiniones de sus familiares, amigos y otros, igual de ignorantes que usted sobre lo que es un avión.

Pero rápidamente se da cuenta que tiene llantas, así que decide que puede usarlo como un automóvil algo exótico, y empieza a circular por calles y avenidas de su cuidad, pero se da cuenta de que las alas del avión golpean las construcciones que se encuentran a ambos lados, y usted piensa, “esas estructuras sociales me limitan para usar mi avión como yo quiero, no me dejan circular libremente”, pero ni usted ni nadie le han dicho que el avión no es para ser usado como auto, está diseñado para volar. Pues algo semejante pasa con el ser humano actual, no tiene ni la mas remota idea de lo que significa en términos superiores ser Hombre o ser Mujer. Y después de hacer un mal uso del avión, lo ha dañado tanto que es irreparable.

En una sociedad occidental (Europa y América) y occidentalizada (el resto del mundo actual), donde se machaca día y noche que hombres y mujeres son iguales, que todos tienen los mismos “derechos humanos”, que la ciencia es la dueña de la verdad, donde se ha impuesto la dictadura del relativismo, y un largo etc., de necedades liberales, materialistas, altamente venenosas, es muy sencillo que tanta gente de manera creciente no tenga la mas remota idea de qué es, ni siquiera en lo básico, hombre o mujer. Y mucho menos de para qué están en este mundo.

La exaltación orgullosa que se hace de esta degeneración es extremadamente grave, ya que una gran cantidad de las generaciones mas jóvenes, y de las no tan jóvenes, ni siquiera tienen clara su identidad básica y elemental, y sin eso, no se puede desarrollar una verdadera Persona. El individuo cae en un caos fluido que no permite su desarrollo formal, sino una degradación amorfa en extremo difícil de superar.

Todo este caos lo aprovecha la propaganda contemporánea para reforzar su destructivo mensaje: “eres libre de ser lo que quieras”, “no hay que reprimirse, hay que explorar las posibilidades de cualquier cosa que se quiera hacer”, y demás demagogia de género y de hecho anti-género, y por lo tanto, antihumana.

Una de las pérdidas mas importantes en este caos, es que desde hace décadas, al menos con claridad desde que surgió ese nefasto movimiento llamado feminismo a fines del S. XIX, es que la gente no tiene noción alguna de que el Hombre y la Mujer, son antes que nada Símbolos vivos, son los símbolos máximos de la creación, y un símbolo representa algo que es una <<ventana>> que nos deja ver en parte, la realidad superior de ciertos Principios Universales, Eternos e Inmutables. Así que ser Hombre o Mujer no es ni de lejos un accidente fortuito, que puede ser manipulado al antojo de la moda ideológica del momento, para convertir a ese hombre o mujer en potencia al nacer, en ¡quién sabe qué entuerto grotesco, eso sí, …muy orgullosamente!

Ser Hombre o Mujer es una expresión de lo divino en su Polo Trascendente o en su Polo Inmanente, que por su extensión y riqueza, solo podemos invitar a los lectores a que se acerquen a los libros y artículos de los autores tradicionales sobre el tema, algunos de ellos aquí mismo en el Centro de Estudios Evolianos y en la Agencia Kali Yuga. Partiendo de esa Verdad Innegable, toda sociedad responsable y por lo menos medianamente sana, actuaría en consecuencia, pues como decía Frithjof Schuon en varias de sus obras, “No hay derecho superior a la Verdad”. Y eso es justo lo que la sociedad postmoderna no solo no respeta, sino que está atacando de forma descarada. Que es desde luego, un ataque frontal a la célula de la Sociedad, la familia.

El ataque y avance frontal que ha logrado propagarse como el fuego en hierba seca estos últimos años, es uno de los signos de los tiempos más contundentes y oscuros de la cercana debacle de esta “orgullosa” civilización, ciega, sorda y ensoberbecidamente narcisista como ninguna otra antes.





Francisco Galarza

Julio 2, de 2021.

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