lunes, 10 de enero de 2022

EL PAPA Y EL TRANSFERT

EL PAPA Y EL TRANSFERT



En este clima terminal de la era del paria en el que nos encontramos se asocian fenómenos físicos y metafísicos, mezclándose ambos con suma asiduidad e insistencia.

La contaminación ambiental producida entre otras cosas por el consumo masivo de agrotóxicos ha generado en esta humanidad actual un incremento notorio en los casos de autismo y de conductas derivadas del mismo como ser la ilogicidad, la confusión de causas con efectos, así como fenómenos conocidos psicológicamente como transfert por los cuales, ante el terror que representa la realidad que nos circunda, se buscan chivos expiatorios y se transfieren a los mismos las culpas de lo que está sucediendo tratando así de evadir responsabilidades.

Este fenómeno lo hemos visto justamente días pasados cuando el papa Bergoglio, respecto del cual hemos tenido una serie de críticas principalmente de carácter pastoral, ha sin embargo resaltado con justicia un fenómeno notorio hoy en día en el seno del mundo occidental y principalmente europeo, aunque incluyendo en el mismo también a otros como especialmente Rusia. Y consiste principalmente en el hecho de que, debido al aborto y demás medidas anticonceptivas en que los mismos han acudido, hoy se presencia un notorio fenómeno de disminución alarmante de la población que en el caso de la antes aludida euroasiática nación alcanza hasta cinco millones menos de habitantes por año. Y esto, ha hecho notar Su Santidad, se debe al hecho de que el hombre actual ha renunciado a la paternidad y ha reducido el sexo a un mero fenómeno de goce ilimitado, transfiriendo la carga afectiva que antes se dirigía a los hijos a una serie de sustitutos tales como las mascotas las que ocuparían el lugar de la responsabilidad respecto de la descendencia. En este caso el pontífice ha resaltado con razón que el fin del hombre en esta vida, a diferencia de lo que sostiene la degeneración postmoderna, es la trascendencia y que ésta se alcanza en grados diferentes, siendo la perpetuación de la propia estirpe, es decir lo que está más allá de una vida singular, una meta a alcanzar, subordinada a una mayor, pero perfilada en una misma dirección, que es la conquista de la eternidad,

Obviamente que la opinión pública autista saturada de consumo de drogas y agrotóxicos, reducida en exclusividad al plano material y de la inmanencia, que ve en el pontífice a uno más de los tantos y para colmo reprimido freudianamente en sus instintos sexuales, es decir desconocedor de aquella realidad superior que gobierna la vida, reaccionó burlonamente ante tan evidente constatación.

Y henos entonces aquí que, de acuerdo al transfert antes aludido, para la misma en cambio la conclusión a sacar es la siguiente: si bien es cierto que la población blanca disminuye, ello no sería culpa del desenfreno sexual ni del amor por las mascotas, sino en cambio por una conjunción de factores altamente planificados; por un lado las vacunas contra el covid que habrían sido creadas especialmente para tal propósito a fin de convertirla en estéril e impotente, ya que tal grupo étnico sería un duro obstáculo para los popes del mundo moderno, el pomposamente denominado poder globalizador, pues no habría sido el que creó las grandes degeneraciones que singularizan nuestros tiempos, como el capitalismo y el comunismo. Por otro lado tal actitud se asociaría también con aquello que ha sido llamado como el gran reseteo. En este caso, junto al genocidio generado por las vacunas anticovid, se produciría un fenómeno intenso de inmigración y mestizaje principalmente africano por el cual continentes como el europeo dejarían de ser blancos para hacerse en cambio de color en manera cercana y junto a la invasión a su vez de una religión pavorosa en la cual las personas, en vez de lanzarse alocadamente a fornicar y consumir, en cambio rezarían hasta cinco veces por día. Y muchas horas más las dedicarían a preparar tales eventos. No habría sido casualidad entonces que tal poder que todo lo controla y maneja, menos a ellos curiosamente, no habría vacunado casi a los negros.

Pero en esto también hay que volver a resaltar el fenómeno del transfert. Si bien es verdad que hoy en día presenciamos una intensa inmigración africana, la misma no es producida voluntariamente por los negros sino que es el producto de la destrucción del propio continente generada por la alocada tecnología propia del capitalismo blanco. La desertificación del África produce expulsiones obligadas de habitantes hacia regiones en donde la misma no ha acontecido en tanto no fue allí en donde se extrajeron los recursos. Si el mundo blanco hubiese querido no ser invadido por los negros, debería haber cesado de destruir tal continente al cual previamente había ‘colonizado’. Pero además resulta falso también que no se desee que ingresen los negros, más bien lo que se propone no es prohibir su entrada, sino regularizar su ingreso. Esto significa hacerles más difícil el arribo obligándolos a naufragar en chalupas en medio del mar torrentoso en modo tal que, de acuerdo a la darwiniana selección natural, lleguen al continente los más aptos y más útiles para las tareas serviles que antes se denominaba con mayor sinceridad esclavitud.

Por último cabe acotar, refutando una vez más al transfert, que si bien es cierto que se producen mestizajes e incremento alocado de población de color en suelo europeo, ello no se debe a la violencia ejercida por éstos en contra de la mujer blanca, sino lo contrario al hecho de que como se ha extendido la idea freudiana de una sexualidad principalmente priápica, el negro se ha convertido en objeto de deseo y son los blancos los que los solicitan. Por lo tanto son éstos los que producen el mestizaje y no el poder golbalizador como se dice en actitud de transfert.

Es de esperar que el papa Bergoglio tome cartas en el asunto y asuma con firmeza la idea de que hasta que no se concluya con el mundo moderno y con las degeneraciones mentales producidas por la contaminación ambiental que son el última instancia la explicación de la actual mentalidad conspiranoica, será imposible volver a una humanidad normal en donde la descendencia sea una meta superior por parte del hombre, un deber a asumir con la estirpe a la que se pertenece y un escalón más en el camino hacia la trascendencia.

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