PREFERIMOS
EL HIERRO AL ORO
Preguntado el dictador romano
Sila si prefería el oro o el hierro, contestó que elegía el hierro porque con
él podía mandar y dominar a los que poseían el oro. Dos mil años más tarde,
Julius Evola escribía: “El poder político…deberá afirmarse en plena independencia respecto de cualquier
poder que se vincule a la riqueza. No riqueza, pues, sino algo más: el poder
sobre la riqueza.”. Es innegable la relación entre ambos conceptos: la
Tradición no es de ayer sino que es de siempre. Es ajena al devenir, es eterna.
Ahora bien, ¿ a quiénes se
debe mandar, quiénes son los dueños del oro y las riquezas? La respuesta está ante nuestros ojos: se ha
enseñoreado del mundo moderno una perversión como nunca hubo, nos referimos a
la usura,
Por usura entendemos el
interés que se cobra por un préstamo dinerario, sea ese interés del 1% o del
100%. El hombre moderno, en cambio,
considera usura el cobro de un interés excesivo, porque cree que es
normal que el dinero de por sí rinda intereses. ¡ A tanto se ha llegado en esta
civilización en estado terminal, de considerar como normal lo que es anormal! Esta
actividad, en general. fue condenada por las religiones tradicionales. En el caso de la civilización occidental la
Iglesia Católica desde el concilio de Nicea en el año 415 de nuestra era,
condenó la usura y así lo hizo, en general, hasta la encíclica Rerum Novarum
del papa León XIII en 1891, en donde se
la condena como “devoradora”. Desde entonces , la Iglesia, siguiendo con su
decadencia ha callado sobre el tema.
Hoy tenemos un mundo moderno
en el cual el capitalismo dejando ya sus orígenes mercantiles e industriales
está totalmente dominado y sometido
a las finanzas, cuyo verdadero nombre es usura.
Como pulpo con innumerables
tentáculos la usura se he convertido en poder y gobierno mundial y desde el
FMI, el Banco Mundial, el BIR, los círculos Bildenber, el Conseil for Foreign
Relations, las reuniones en Davos, el Banco Central Europeo, los bancos
centrales de diversos países, la Reserva Federal de EE.UU. y vastas redes de
bancos y financieras, orienta y dirige la política económica mundial. País que
necesite dinero tiene que caer en sus redes y someterse a sus exigencias.
Los movimientos
tradicionales tienen mucho que decir al respecto. Para la Tradición el Estado
debe estar por encima de toda consideración económica ya que ésta es una
actividad subordinada a la política y la política subordinada a lo metafísico.
La Tradición no se asigna a ninguna escuela o ideología económica pero esto no
significa indiferencia o mirar hacia otro lado como hacen muchos que pretender
ser tradicionalistas. Hemos conocido varios de ellos: defensores de la
religión, de la Patria, de la familia, de las FF.AA., antidemócráticos y antimarxistas,
todo lo cual indicaría una tendencia hacia valores de una derecha tradicional,
pero sin embargo sobre el tema financiero y económico callan o miran hacia otro
lado hasta el punto que parecen conservadores liberales en esta materia. No
quieren saber o no saben que la propia religión católica durante siglos condenó
la usura y esto forma parte de nuestras mejores tradiciones. Algunos creen que
ocuparse de esos temas es cosa de marxistas olvidando que la lucha contra la
usura es patrimonio de las religiones tradicionales. Se nota particularmente en
el fundamentalismo islámico que al aplicar la “sharia” proscribe la usura como
contraria a la fe.
Los movimientos tradicionales, para empezar, deben pues levantar la
bandera de la suspensión del pago de la deuda pública y del control de todo
movimiento financiero puesto que ello es mandato de la Tradición, de la
religión y de la propia dignidad y honor.
De esta forma avanzaríamos
hacia el frente cristiano-islámico en una común lucha contra el enemigo
usurero.
San Carlos de Bariloche, 15 de abril del 2014.
JULIÁN RAMÍREZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario