LA TRADICIÓN
COMO POTENCIA POLÍTICA
El
pensamiento de Julius Evola es de una riqueza insoslayable. En numerosas
ocasiones nos dice que su exposición es sucinta pero que puede ser desarrollada
y ampliada. En una de sus últimas obras, “ El arco y la clava” escrita en 1968,
en el artículo “¿ Qué es la Tradición?” critica a un autor que incursionó en el
tema y cayó en divagaciones abstractas teológico-espiritualistas que alimentan
“ una especie de rechazo por las formas de la realidad política, por lo tanto también por todo lo que es Estado,
jerarquía política e en conformidad con ciertas concepciones
desfasadas espiritualistas cristianas…En vez es un hecho que la Tradición se
manifiesta en su plena potencia formativa y animadora justamente en el dominio
de la
organización política y social…” ( obra cit. Ed. Heracles pág. 271).
Todo
esto viene a cuento porque observamos que, por ejemplo, en el tradicionalismo
católico se mantienen posiciones abstractas y de orden especulativo teológicas
y espiritualistas, sin vínculo alguno con la realidad terrenal. Se carece de
una doctrina del Estado a quién se relega a un simple papel de administrador
del bien común cuando no de servidor y ayudante de la Iglesia.
Esta concepción tiene su origen en la herencia judeocristiana de
separación abismal entre Dios y el hombre, rectificada parcialmente durante el
Sacro Imperio Romano Germánico, pero que se frustró por el triunfo del
güelfismo.
Conforme a la doctrina tradicional, el Estado se construye a partir de
una sociedad de varones y es el intermediario entre el Cielo y la Tierra con
supremacía del primero que es el que debe dar la preponderancia sobre el
todo. Y ahora en el mundo moderno ocurre
lo contrario, la materialización ocupa todo el lugar. Pero tampoco es cuestión,
de mirar al Cielo y olvidarse de la Tierra, que es precisamente lo que hacen
ciertos tradicionalistas católicos que siguen mirando para arriba e ignorando
lo que ocurre abajo, olvidando que la realidad es un todo.
René Guénon decía con razón que el hombre por conquistar la tierra ha
perdido el cielo. Nosotros agregamos, ahora de lo que se trata es desde el
cielo dominar la tierra y en eso se manifiesta, como decía Evola en la frase
citada más arriba, la potencia política de la Tradición.
Por ese motivo nosotros los evolianos apoyamos toda manifestación de la
Tradición que se dé en cualquier parte del mundo. Porque en esas
manifestaciones se comienza a alumbrar la Tierra con la luz de lo alto.
En
este sentido la Tradición es acción pura sin búsqueda de ningún interés
personal o material. Y de esa manera buscamos unir el Cielo con la Tierra, sin
divagaciones especulativas o teológicas.
Ya
ha pasado la hora de las discusiones con quienes no hay una base común para
debatir. Hoy más que nunca vale la acción heroica, guerrera y viril.
San
Carlos de Bariloche, 17 d junio del 2014.
JULIÁN RAMÍREZ
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