¿CLASES
SOCIALES O CASTAS?
En
tiempos en que la economía y sus problemas es la reina absoluta de las
preocupaciones humanas, en que se cumple aquello que dijo Lenin cuando afirmó
que “la economía es nuestro destino”, es útil y refrescante un poco de aire
fresco para tratar de aventar tanta atmósfera asfixiante.
No
negamos la existencia de los problemas económicos y de la mayor o menor
importancia que puedan tener, máxime en la actualidad, en que la dictadura del
poder usurero (que así debe llamarse y no financiero) se ha apoderado de los
controles de la economía mundial desplazando a lo que antes fue la
preponderancia del capitalismo comercial e industrial. Hoy nuestros gobernantes
latinoamericanos y no pocos europeos se preocupan sobre manera en conseguir
inversiones de capital extranjero y darles garantías de todo orden, en buscar
financiamiento externo pagando los correspondientes intereses con la consecuencia
de hacer crecer una deuda pública de colosal magnitud y arrojando a los pueblos
a la miseria, salvo alguna minoría interna necesaria para el funcionamiento del
sistema.
Como
todo esto se mueve en el marco de la democracia con su dogma falso de la
igualdad no es de extrañar que aumenten las tensiones sociales, y los
enfrentamientos en el seno de cada comunidad nacional, exacerbándose las
disputas en la puja por el reparto.
Toda esta excrecencia no tendrá solución en el marco de la sociedad
moderna dominada por ideas tales como lucha de clases, falsa justicia social,
populismos, demagogia, individualismo,
consumismo y dogma de la soberanía del pueblo a través de elecciones y
partidos políticos.
Es
necesario reflexionar, remontar vuelo y desde la altura que nos da la Tradición
recuperar pautas de un saber superior que los hombres modernos han perdido.
Y
entre las nociones que hay que recuperar está la idea de las castas en
oposición a la de clases sociales. El
concepto de clase social tiene un fundamento económico y material, Se tiene en
cuenta a las personas por sus bienes materiales y ello es la piedra de toque
para la organización social. En oposición se encuentra la idea tradicional de
castas. La casta se basa en consideraciones espirituales, es ajena al dogma moderno
de la igualdad ya que no todos somos iguales y la desigualdad lo es por
naturaleza como lo indica el sentido común totalmente dejado de lado ante la
alienación colectiva actual.
No
habrá solución a la problemática económica y social pretendiendo soluciones
meramente economicistas frente a las vigentes.
Por eso es que rescatamos la ida de las castas, puesto que únicamente la
restauración de la casta de los guerreros podrá dar soluciones a la falsa
dicotomía entre estatismo y libre cambio, entre liberalismo y marxismo.
Desde ya se pueden adelantar algunas pautas a seguir. Entre ellas “vivir
con lo nuestro” como algunos economistas en forma aislada han propuesto aunque
dentro de los márgenes de la modernidad. A ello habría que agregar la
austeridad ante el consumismo inútil y la defensa de la naturaleza hoy en
proceso de destrucción hasta límites indecibles. Pero un programa tal es
imposible de cumplir mientras las actuales dirigencias estén al frente de los
pueblos. Únicamente la casta de los guerreros puede hacerlo.
San Carlos de Bariloche, 5 de Agosto del
2014.
JULIÁN RAMÍREZ
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