lunes, 15 de diciembre de 2014

RAMÍREZ: LOS NÚMEROS COMO SIGNO DE LOS TIEMPOS

LOS  NÚMEROS  COMO  SIGNO DE  LOS  TIEMPOS


     Una de las características de los tiempos modernos es la preponderancia y la presencia de los números en todas las actividades de la sociedad. Hablar de números es hablar de matemáticas y éstas son una disciplina muy abstracta, tanto que solamente tienen como fundamento a la cantidad. Hoy día todo se reduce a la cantidad, no solamente en materia de la moneda que tenemos en los bolsillos sino también en otros órdenes de la vida, y entre ellos nada menos que en la conformación del poder del estado.
     Como la soberanía de Dios ha sido reemplazada por la soberanía del pueblo y el pueblo es cantidad no cabe otra cosa que recurrir a los números y entonces tenemos las elecciones para contar las supuestas voluntades que se inclinan por uno u otro de los candidatos. Entonces triunfan los números y así se consagran los gobernantes que durante algún tiempo han de engañar y saquear al mismo pueblo que los votó.
     La democracia se basa pues en el número, es decir en la cantidad y no en la calidad. Calidad y cantidad son antitéticas. Es totalmente falsa la tesis marxista que dice que la cantidad puede transformarse en calidad puesto que de lo inferior no puede nacer lo superior, y éste es precisamente el fundamento de la democracia.
     Algunas personas que todavía no avizoran una alternativa superior y tradicional o simplemente por oportunistas sin sólidos principios, discursean en torno a que hay  una democracia buena y una democracia mala. Craso error, la democracia en cualquiera de sus formas es la peor forma de gobierno que jamás haya existido, e insistir en ella es promover ilusiones y recurrir a lo que reiteradamente ha fracasado.
     Cuando se pretenden aplicar los mismos remedios que antes han fracasado a las mismas enfermedades no cabe esperar sino los mismos resultados.
     Y la cosa no termina aquí. Los políticos mediocres, superficiales y corruptos viven pendientes de las encuestas, es decir que no se guían por principios a los que son ajenos, sino por el humor y estado de ánimo de las masas que por su naturaleza femínea son cambiantes y llevadas por sentimientos y emociones.
     Y las consecuencias son nefastas. En nuestra desgraciada Íberoindoamérica se suceden los gobiernos oligárquicos y populistas sin solución de continuidad. Cada uno de ellos prepara las condiciones del que haya de suceder: los oligárquicos crean las causas para los populistas, y éstos preparan las de los oligárquicos y por sobre todos ellos la gran mentira de la democracia. Estamos pues en un verdadero círculo infernal en el cual cada forma de gobierno alimenta al que haya de sucederle.
     Se trata pues de tomar al toro por las astas, de recuperar el sentido de la calidad por sobre el número y para eso está la verdadera alternativa que es la Tradición que es la única que puede superar a oligarcas y populistas, a liberales y a marxistas.

San Carlos de Bariloche, 8 de diciembre del 2014.
JULIÁN  RAMÍREZ


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