LOS NÚMEROS COMO SIGNO DE LOS TIEMPOS
Una de las características
de los tiempos modernos es la preponderancia y la presencia de los números en
todas las actividades de la sociedad. Hablar de números es hablar de
matemáticas y éstas son una disciplina muy abstracta, tanto que solamente
tienen como fundamento a la cantidad. Hoy día todo se reduce a la cantidad, no
solamente en materia de la moneda que tenemos en los bolsillos sino también en
otros órdenes de la vida, y entre ellos nada menos que en la conformación del
poder del estado.
Como la soberanía de Dios ha
sido reemplazada por la soberanía del pueblo y el pueblo es cantidad no cabe
otra cosa que recurrir a los números y entonces tenemos las elecciones para
contar las supuestas voluntades que se inclinan por uno u otro de los
candidatos. Entonces triunfan los números y así se consagran los gobernantes
que durante algún tiempo han de engañar y saquear al mismo pueblo que los votó.
La democracia se basa pues
en el número, es decir en la cantidad y no en la calidad. Calidad y cantidad
son antitéticas. Es totalmente falsa la tesis marxista que dice que la cantidad
puede transformarse en calidad puesto que de lo inferior no puede nacer lo
superior, y éste es precisamente el fundamento de la democracia.
Algunas personas que todavía
no avizoran una alternativa superior y tradicional o simplemente por
oportunistas sin sólidos principios, discursean en torno a que hay una democracia buena y una democracia mala.
Craso error, la democracia en cualquiera de sus formas es la peor forma de
gobierno que jamás haya existido, e insistir en ella es promover ilusiones y
recurrir a lo que reiteradamente ha fracasado.
Cuando se pretenden aplicar
los mismos remedios que antes han fracasado a las mismas enfermedades no cabe
esperar sino los mismos resultados.
Y la cosa no termina aquí.
Los políticos mediocres, superficiales y corruptos viven pendientes de las
encuestas, es decir que no se guían por principios a los que son ajenos, sino
por el humor y estado de ánimo de las masas que por su naturaleza femínea son
cambiantes y llevadas por sentimientos y emociones.
Y las consecuencias son
nefastas. En nuestra desgraciada Íberoindoamérica se suceden los gobiernos
oligárquicos y populistas sin solución de continuidad. Cada uno de ellos
prepara las condiciones del que haya de suceder: los oligárquicos crean las
causas para los populistas, y éstos preparan las de los oligárquicos y por
sobre todos ellos la gran mentira de la democracia. Estamos pues en un
verdadero círculo infernal en el cual cada forma de gobierno alimenta al que
haya de sucederle.
Se trata pues de tomar al
toro por las astas, de recuperar el sentido de la calidad por sobre el número y
para eso está la verdadera alternativa que es la Tradición que es la única que
puede superar a oligarcas y populistas, a liberales y a marxistas.
San Carlos de Bariloche, 8 de diciembre del 2014.
JULIÁN RAMÍREZ
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