YO NO SOY NISMAN
Pero tampoco soy Timmerman. Es
claro que de lo que se trata aquí es de una pelea entre judíos, las cuales son
habituales y virulentas y vienen desde los antiguos debates en el Sanhedrín. Pero
lo triste y lamentable, y que explica por otro lado la decadencia de nuestro
país, es que sea el ‘gobierno’, como la ‘oposición’ representen dos cosas por
igual inexistentes en la república Argentina ya que ambos se han estructurado a
la sombra de las internas que hoy existen en el Estado de Israel. Es decir, lo
triste y lamentable de nuestra situación es que si hoy queremos comprender la
política argentina debemos prestar atención a las pujas entre los dos bandos que
disputan en el seno del sionismo: los progresistas cuyo antecedente se
encuentra entre nosotros en el papá de Timmerman quien, luego de vivir en
Israel durante el gobierno militar, denunciara la fascistización de tal país y
los derechistas del Likud que hoy gobiernan sea Israel como el Mossad y
respecto de los cuales era ostensible que Nisman les respondía. Lo que
diferenciaba a este último sector del primero era en el fondo una cuestión
táctica que tenía que ver con el siguiente interrogante: ¿cómo hacer para que
el Estado de Israel siga existiendo y no desaparezca, tal como desean muchos
sectores, no solamente del mundo musulmán? Los progresistas manifestaban que había que
conciliar con los moderados del mismo y evitar así que todos se agruparan en su
contra aislando así a los extremistas. En cambio los derechistas manifestaban
que si hacían tal cosa daban señales de debilidad y hacían así que los
moderados se volviesen radicales pues la mejor forma para ganar era mostrarse
implacables e intransigentes. Esto es lo que explica que a pesar de que Irán ha
manifestado varias veces su intención de respetar la continuidad de tal Estado,
el sector derechista recele de tal actitud y considere que deba considerarlo
siempre como un enemigo irreconciliable tratando de hostigarlo pues ésta sería
la única forma de mantenerlo inactivo. Esta es la razón por la cual es inculpado
del atentado contra la Amia el que bien sabemos fue hecho como represalia por
el accionar del régimen traidor de Menem en contra del mundo musulmán, pero lo
que el sector derechista intentó hacer fue sacar provecho del mismo para
inculpar al régimen iraní en tanto lo consideraba como el más peligroso de
todos.
Los progresistas en cambio dicen
que no es así que el gran enemigo es el sector sunita fundamentalista
representado por el Isis y Al Qaeda y que Irán puede llegar a ser un aliado
invalorable en tal lucha. Que si lo confrontamos haríamos así que ‘los dos
lobos se terminen uniendo en nuestra contra’.
Por eso yo considero que en
realidad tenemos que estar en contra de los dos: de Nisman y de Timmerman, de
la oposición y del gobierno, es decir en contra del sionismo en cualquiera de
sus manifestaciones.
Marcos Ghio
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