SOMOS DE DERECHA
En el mundo moderno en que
vivimos es notable como se cambia el sentido de las palabras y su recto
significado, muchas veces se lo hace en forma inconsciente o por las costumbres
y usos de la sociedad que nos rodea, pero también hay una influencia de fuerzas
que actúan en forma consciente e inducida para obtener fines bien precisos.
Tenemos el uso en el plano
político de las palabras “izquierda” y “derecha”. La primera que en su origen tuvo el
significado de lo subversivo, lo siniestro, lo malvado, hoy día es un término
respetable, que significa lo progresista, lo humanista, lo culto. Por el
contrario la “Derecha” es lo demoníaco, lo bajo, lo retrógrado, lo
reaccionario. Todo eso se debe al triunfo, en la modernidad, del marxismo
cultural, que hoy día es aceptado incluso por personas que no tienen idea de lo
que se trata.
Nosotros, por nuestra
necesidad y convicción de nadar contra la corriente del mundo moderno, vamos a
reivindicar la palabra “Derecha”, y desde ya declaramos, con orgullo, que somos
de Derecha.
Dicha palabra, desde
siempre, tuvo el significado de lo correcto, lo noble, lo superior. Forma parte
del lenguaje común decir: “se trata de un hombre derecho”, “hacer las cosas por
derecha”, “andar derecho” y otras similares. En el lenguaje del pueblo todavía
se conserva el antiguo significado, y ese significado tradicional y conforme a
la filología y a la etimología de la palabra lo vamos aplicar a la política.
Merced a la difusión del
marxismo cultural, al pensamiento único y a lo que se da en llamar “lo
politicamente correcto”, hoy casi nadie se atreve a decir que es de Derecha. El
marxismo y el progresismo usan la palabra para referirse a los liberales, que
tampoco aceptan que se los mencione como derechistas. Prefieren llamarse de
centro, por lo cual debemos darles las gracias, así la palabra “Derecha” no se
contamina con esos defensores del orden mundial financiero y usurero y de
privilegios materiales. Y en última instancia, aunque parezca grotesco, los liberales
son también subversivos y de izquierda, como se los consideraba en el siglo XIX,
y dignos herederos de la Revolución
Francesa.
Tampoco coincidimos con
aquellas personas que bien intencionadas y con posturas próximas a las
nuestras, dicen que no son ni de izquierda ni de derecha. Con esta afirmación,
aunque no lo quieran, coinciden con la izquierda en calificar de derechistas a
los liberales, cuando estos últimos rehuyen ese calificativo y con razón, como
hemos explicado más arriba.
Las palabras tienen un alma,
y la, palabra “Derecha” tiene un profundo sentido que debemos recuperar. La
Derecha, la verdadera, se identifica con la Tradición, con lo aristocrático,
con lo noble, con lo superior, con lo antidemocrático, lo antimarxista, lo antiliberal
y lo antipopulista. Todo lo demás forma parte del mundo del devenir, de lo que
hoy está y mañana no.
Ser de Derecha significa
haber vencido al enemigo interior y estar así preparado para vencer al enemigo
exterior. Ser de Derecha es estar de pie entre las ruinas del mundo moderno,
vigilantes y atentos para la ofensiva. Aprovechemos entonces que el
calificativo “Derecha” ,felizmente, se
encuentra vacante, sin que haya movimiento alguno que lo quiera asumir y
hagámoslo nuestro.
Pertenece a un gran
tradicionalista, Juan Donoso Cortés, el dicho de que es la época “de las
afirmaciones soberanas y de las negaciones absolutas”. Pues bien, estamos en
esos tiempos, con la situación mucho más agravada, sin que quede espacio para
imaginar diversas alternativas. Digamos entonces, y con orgullo: ¡Sí señor, soy
de Derecha!
San Carlos de Bariloche, 24 de agosto del 2015.
JULIÁN RAMÍREZ
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