Alain de Bénoist apoya la intervención rusa en Siria
Publicamos a continuación partes de un reportaje a aprecido el día de ayer en la publicación Boulevard Voltaire en donde el conocido representante de la derecha identitaria europea se proclama a favor de la intervención rusa de Putin en Siria. A continuación efectuaremos las pretinentes reflexiones.
En las últimas semanas, estamos siendo testigos de la reaparición de Rusia en la escena internacional. ¿Representa ello un paso hacia el mundo multipolar que vendrá?
La declaración de guerra de Rusia a Daech (es decir el fundamentalismo islámico) es un hecho de primera magnitud. Al imponerse a sí mismo como un actor clave en la cuestión siria, se tarda menos que los EE.UU. y sus aliados. Por su realismo, su sentido geopolítico, la inteligencia estratégica, Vladimir Putin confirma la condición de poder internacional de Rusia. Mejor aún: se está construyendo, con Irán, China y otros países emergentes, un bloque euroasiático que trastorna toda la situación geoestratégica. La OTAN debe ahora contar con la Organización de Cooperación de Shanghai. De hecho, es un paso hacia la emergencia de un mundo multipolar, es decir, un reequilibrio de las relaciones de poder en el mundo.
Veremos en las próximas semanas cómo evoluciona la situación sobre el terreno.Pero ahora vemos que si bien, a diferencia de Francia, que sólo efectúa ataques homeopáticos, y Estados Unidos, que hace la guerra sin intención de ganar, el Kremlin ha acudido a todos los medios necesarios. Putin, ha obtenido la aprobación de su parlamento y se aseguró el apoyo de veinte millones de musulmanes con que cuenta su país (olvida la resistencia del Islam fundamentalista que allí combate con relativo éxito). A diferencia de los estadounidenses y sus aliados, opera de conformidad con el derecho internacional, con la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU y a petición de los sirios. Y lo hace por varias razones. En primer lugar, porque es impensable para él impedir que los islamistas de Daech se apoden de Siria, el hogar de la única base de Tartus rusa en la región. En segundo lugar, porque es una gran oportunidad para él para eliminar en el lugar unos pocos miles de rusos de los yihadistas del Cáucaso. Por último, y sobre todo, porque con este procedimiento, que se encuentra justo delante del mundo como la gran potencia emergente con el que a tener en cuenta.
En el caso de Siria, hay quienes quieren acabar con Daech y aquellos para quienes la expulsión de Assad es la prioridad. ¿Es esto realmente cómo es el problema?
Pregunta en abstracto lo que es peor, una dictadura o una red terrorista como Daech, es una muy mala manera de plantear el problema. La "peor" es siempre relativa a una situación dada. La única pregunta es: ¿qué es lo más contrario a nuestros intereses? Si se trata de una dictadura, por lo que tiene que luchar contra la dictadura; si la red terrorista, entonces es lo que hay que afrontar. En el caso de Siria, la respuesta es simple. La barbarie islamista de Daech nos amenaza, mientras que el régimen de Bashar al-Assad nunca nos han amenazado. Contra el primero, debemos apoyar la segunda. Pero la conclusión es rusofobia. Para los Estados Unidos como en Francia, el objetivo número uno es principalmente para reducir la influencia rusa. Damasco es aliado de Moscú, la eliminación de Assad se convierte así en la prioridad.
Por lo tanto, acusa a los ataques rusos que se dirigen no sólo contra Daech sino contra los rebeldes sirios que luchan contra el régimen jurídico en Damasco. Pero ¿por qué no iban a hacerlo? Putin sabe que en el caso de Siria, no hay "moderados islamistas", sino sólo de los rebeldes armados, aliados objetivos de los terroristas, que las fuerzas armadas sirias son los únicos para combatir realmente el Estado islámico y que la eliminación del régimen alauita en Damasco abriría las puertas a Daech. Usted notará en la aprobación de la naturaleza grotesca de las reacciones escandalizadas fulminadas por los miembros europeos de la OTAN sobre la base de que aviones rusos han arañado la frontera Aérea de Turquía, así como estos mismos Estados aceptan que sus propias fronteras, los terrestres -No, son violadas cada día por miles de inmigrantes ilegales que llegaron principalmente de Turquía!
El francés Alain de Benoist, del cual ya nos hemos ocupado en varias oportunidades, es un autor que se califica a sí mismo como de derecha y pagano. Sin embargo es de notar que ni su derecha es tal, ni tampoco lo es su paganismo. No es de derecha en tanto es un ostensible defensor de la democracia como sistema, y si bien critica las aplicaciones actuales de la misma, comparte con la modernidad el concepto de soberanía del pueblo. Y en cuanto a su pretendido paganismo diremos que respecto de tal concepción religiosa y espiritual su papel ha sido parecido al que efectuaron otros autores respecto del cristianismo, tales como los franceses Mounier y Maritain, en la labor emprendida por secularizarlo y modernizarlo. Así pues su obra Cómo ser pagano, que fuera traducida a nuestra lengua, reduce tal postura, que produjera a figuras prominentes como Platón o Plotino, a un simple fenómeno cultural y político de tolerancia y pluralismo, hecho éste por otro lado inexistente en todo verdadero paganismo, soslayando en cambio su verdadera esencia consistente en haber sostenido la existencia de una dimensión metafísica de carácter real y universal, totalmente alejado ello del nominalismo y relativismo sustentado por el autor.
Justamente en tanto reduccionista de la realidad a la sola dimensión física y negador por lo tanto de una instancia superior de carácter trascendente AB comprende la política como una mera lucha por intereses entre pueblos diferentes y no en cambio a la manera tradicional y evoliana como un antagonismo entre principios y concepciones del mundo contrapuestas, en este caso Modernidad contra Tradición. Es decir la lucha entre quienes adhieren a una concepción unidimensional de la realidad, de carácter físico y material y de la cual él participa, contra los que en cambio consideran la existencia de una dimensión superior y trascendente ante la cual esta realidad física debe ordenarse.
Resulta curioso al respecto constatar la reciente conversión en euroasiático y rusófilo del Sr. Benoist quien indudablemente está convencido de que Rusia ha superado la fase del comunismo y representa el buen camino para su país, Francia y para Europa en su conjunto exaltando de manera por demás llamativa el liderazgo del notorio genocida Putin, quien forma parte notoria de la ex nomenklatura bolchevique. Parece ser que en Europa no han aprendido aun a dejar de servir a alguna potencia extranjera pues si antes lo hicieron con los EEUU ahora por sugerencia de AB se lo pretendería hacer con Rusia.
Resulta por lo demás infantil su análisis respecto de los pretendidos éxitos obtenidos por Putin en su intervención en Siria. Demasiado pronto para opinar. Por lo que hemos visto el Estado Islámico lejos de haber sido perjudicado, ha sido beneficiado enormemente por la acción de Rusia, pues al haber atacado a fuerzas rivales, como Al Qaeda, ha salido fortalecido en la lucha por el liderazgo en el seno del fundamentalismo y hoy lo percibimos en su victoriosa avanzada en la región de Aleppo en donde antes de la intervención rusa era apenas una fuerza menor.
Pero lo más lamentable es que AB, quien se preocupa por el aluvión de inmigrantes sirios a su país, soslaye el hecho de que el mismo es incrementado notoriamente por los bombardeos al boleo efectuados por la aviación de Putin que en muy corto tiempo ha producido la fuga masiva de otros 45.000 inmigrantes sirios hacia Europa.
En fin lamentamos profundamente el viraje operado por el Sr. Benoist así como su cercanía con Dugin, ya que lo sabíamos una persona preparada e inteligente a pesar de discrepar en muchas cosas con él.
M.G.
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