SOMOS EVOLIANOS
De
alguna manera tenemos que adoptar un sustantivo que nos identifique y, ante la
confusión semántica que cada día más y más degrada a nuestro idioma, tenemos
que llamarnos netamente evolianos, para así poder diferenciarnos de los otros.
Existen
varias doctrinas, movimientos o ideologías con las cuales se nos pretende
relacionar en virtud de planteos de algunos problemas que rozan con el
pensamiento de Julius Evola, pero que lo hacen desde distintas perspectivas,
las que en definitiva son opuestas a nuestra concepción del mundo y de la vida.
NO PODEMOS LLAMARNOS NACIONALISTAS:
Llamarse
nacionalistas es cargar con una herencia que no nos pertenece, es como llevar
una mochila llena de plomo. Llamarse nacionalistas y al mismo tiempo tener que
diferenciarse de esas corrientes es una ardua tarea. Es más fácil llamarse
evolianos y partir desde otro punto de vista totalmente crítico del
nacionalismo en su conjunto. El nacionalismo argentino está agotado por razones
fundamentales. Una de ellas es porque sostiene la idea del Estado-Nación, visión
modernista y romántica que acompañó el ascenso del Tercer Estado –la burguesía-
durante los siglos XIX y XX. Esta ideología del Estado-Nación está hoy en día
en crisis totalmente terminal frente al brutal desarrollo de la mundialización
material y economicista. Únicamente una
concepción supranacional, con raíces metafísicas y espirituales podrá oponerse
a la globalización hoy en marcha. Es decir, frente a la globalización, hay
que sostener otra de signo opuesto. Se impone pues una inversión de 180º- El
Estado-Nación está totalmente incapacitado para hacerlo. La creación de una
Orden de carácter universal podrá agrupar a su alrededor a todos aquellos que
profesen una idea supranacional.
NO
PODEMOS LLAMARNOS TRADICIONALISTAS:
Porque
es otro término equívoco que confunde especialmente con el tradicionalismo católico
el que, según Evola y con razón, es tan sólo un tradicionalismo a media que se
queda a mitad camino quedándose habitualmente tan sólo con la cáscara de lo que
es la verdadera Tradición en su plenitud. Cada vez que pretendamos dar una
explicación al contenido de tal término, tendremos inmediatamente que diferenciarnos
de los tradicionalistas católicos con toda la herencia güelfa y moderna que
ello conlleva.
NO PODEMOS LLAMARNOS DERECHISTAS:
Pues
a pesar de reconocer el contenido superior de la palabra derecha, que no tiene
nada que ver con su deformación y caricatura actual, la misma es también
ambigua como la anterior, tradicionalista, estando hoy en día totalmente
identificada con los sectores del privilegio económico, financiero y material.
NO PODEMOS LLAMARNOS CONSERVADORES:
Porque
en esta sociedad en la que vivimos queda muy poco o nada que conservar. Lo que
está en vías de destrucción no es ya lo tradicional, sino el mundo burgués ante
el avance arrollador del Quinto Estado, es decir, el reino de los parias.
NO PODEMOS LLAMARNOS NACIONAL-SOCIALISTAS,
FASCISTAS O FALANGISTAS:
Porque
en estos movimientos pesaron aspectos modernistas que, en última instancia, los
llevaron a la derrota: en algunos el güelfismo, en otros el racismo biológico, y
en todos los casos el moderno nacionalismo.
NO PODEMOS LLAMARNOS REVOLUCIONARIOS:
Porque, estrictamente hablando, la revolución
en general es hoy en día confundida con el proceso subversivo que vive
Occidente desde hace siglos y que ha invadido a todo el mundo.
NO PODEMOS LLAMARNOS REACCIONARIOS:
No
porque nos asuste esta palabra, sino porque representa una posición de simple
reacción en contra de algo que avanza, y lo que nos tiene que caracterizar no
es solamente una reacción, sino sobre todo un accionar. Se trata de lo activo y
no de lo pasivo.
SOMOS EVOLIANOS:
Porque
nuestra acción se nutre en sus aspectos fundamentales en el pensamiento de
Julius Evola, lo cual no significa santificarlo, dogmatizarlo o congelarlo,
sino, dentro de sus lineamientos fundamentales, criticarlo si fuere menester y
completarlo y ampliarlo cuando sea necesario.
Julián Ramírez
El Fortín Nº 18, Abril 2002
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