LAS DOS ASTUCIAS DEL DIABLO
Hay un viejo aserto por el cual se dice que la mayor de las astucias del diablo es hacernos creer que no existe. Pero hay también otra de la cual no se habla habitualmente, que es en cambio la de hacernos creer que existe demasiado y que se encuentra en todas partes convirtiendo a las personas en inocentes cuando se trata de determinar la responsabilidad de unl mal. Tiempo atrás, en un proceso, un acusado por asesinar a 20 personas explicaba que era inocente y que era en cambio el diablo el que había tomado posesión de él obligándolo a matar. Y esto no era muy diferente de lo que se decía de un líder carismático cuando se equivocaba. Era el diablo el que lo había hecho por él bajo la forma de sus malos asesores o infiltrados y traidores. Hoy en día podemos decir que con respecto al diablo, que se encuentra personificado a veces por los judíos, las personas están divididas por la sugestión que padecen de una de sus astucias. Existen aquellos que nos dicen que no son los culpables de ninguno de nuestros males y los que en cambio se los atribuyen todos. Días pasados cuando manifestábamos que lo que hoy se denomina Occidente es el responsable de haber diseminado por el mundo los peores vicios de la modernidad, como el comunismo y el capitalismo, no faltaron aquellos que, como el múltiple asesino aquí apuntado, sostenían que no fueron ni los europeos ni los norteamericanos los que así lo hicieron, sino los judíos que actuaron en su lugar. A lo cual se nos permita contestar como aquel teólogo consultado ante el galimatías sostenido por el asesino serial. El diablo puede ejercer sobre nuestro yo una profunda sugestión, pero nunca nos puede obligar a decidir pues Dios no ha permitido que el hombre sea un simple autómata como podría serlo en cambio un simple animal o un ser inanimado.
El discurso racista identitario es tan absurdo: al mismo tiempo que proclaman ser una raza superior admiten que fueron engañados y controlados por los judíos hace cientos de años, lo que anula entonces la pretendida superioridad, ya que lo superior domina lo inferior y no vice versa.
ResponderEliminarTambién son ridículas sus diatribas contra el cristianismo desde la posición de un supuesto paganismo inexistente y fantasioso, que haría vomitar a Socrates si resucitara para verlos.
En fin, saludos para todos. Muy bueno el programa.
A.A. desde Uruguay.