lunes, 25 de abril de 2016

RAMÍREZ: EL GOBIERNO MUNDIAL DE LOS PARIAS

EL  GOBIERNO  MUNDIAL  DE  LOS  PARIAS

     El reciente y publicitado  a escala mundial escándalo de los "Panamá Papers" sirve para extraer conclusiones de la situación actual en que se encuentra la putrefacción del mundo moderno.
     En las sociedades tradicionales se reconocía la existencia de las castas y las personas se ubicaban  en  cada una de ellas de conformidad a su naturaleza y de acuerdo a las distintas posibilidades humanas. Así teníamos que la primera casta correspondía a los jefes sacrales como detentadores de la más alta espiritualidad; la segunda era la constituida por la nobleza guerrera; la tercera por los mercaderes, lo que hoy conocemos como burguesía, organizadores de la vida material de la sociedad; la cuarta eran los trabajadores. Estaban también los excluidos de las castas por ser seres ajenos a toda posibilidad espiritual: eran los parias. Estos últimos eran la negación de los pertenecientes a las castas que de una u otra forma participaban en el contexto espiritual de la sociedad.
     En el desarrollo histórico se produjo lo que se llama la regresión de las castas. La hegemonía fue pasando de una a otra casta en la medida en que descendió la espiritualidad original. De los jefes sagrados descendió a la nobleza guerrera y de ella a la burguesía - conocida como el Tercer Estado en la Revolución Francesa -, finalmente asistimos a la tentativa del Cuarto Estado, la casta de los trabajadores a través del comunismo. Esta tentativa fracasó pero no sucedió lo que muchos esperaban - como el ideólogo Francis Fukuyama -  y que era el retorno de la burguesía a la cúspide del poder social. A ello sucedió lo que estamos actualmente viendo: la aparición de los parias. Es mérito de Julius Evola haber previsto hace algunas décadas atrás la aparición de lo que denominó el Quinto Estado, el de los parias, ajenos a toda orientación superior, atendiendo exclusivamente a sus más inferiores apetitos, con el ansia desaforada por el dinero y la posesión sin medida de bienes materiales. Carentes de religión, de ética y de afecto alguno por su patria y con gran desprecio por sus semejantes. Individualistas en su máxima expresión, lo único que les importa es seguir acumulando. Ya no son como las burguesías originales, como eran la mercantil y la industrial que cumplían algunas funciones sociales y mantenían ciertos vínculos con inquietudes superiores, que podían ser religiosos, artísticos, de relativo orden social, patrióticos o morales. Hoy día nada de eso, y su última expresión dramáticamente se expone con los Panamá Papers y con los fondos buitres. La usura otrora combatida en las sociedades tradicionales y por la Iglesia Católica - cuando ésta todavía sostenía valores tradicionales - hoy se apodera del mundo e incluso es elogiada. Lo de Panamá es apenas un botón de muestra, hay muchos otros paraísos fiscales: Caimán, Bahamas, islas Vírgenes, islas Seychelles, Luxemburgo, Liechtenstein, la intocable Suiza, etc..
     Jefes de estado, políticos, empresarios, intelectuales, deportistas, miembros de noblezas decorativas, usureros, todos mezclados en los paraísos fiscales con los dineros que han malhabido en sus países vampirizando a los pueblos para usarlos quién sabe en queé turbias actividades.
     En esta crítica no nos guía ninguna falsa moralina. La riqueza puede ser utilizada con fines superiores como, por ejemplo, hizo Bin Laden, que utilizó la suya al servicio de la guerra santa contra la modernidad y dejó en testamento la que le quedaba para los mismos fines. Pero son casos excepcionales propios de una personalidad de alto nivel espiritual. Todo lo contrario del actual presidente de la Argentina, Mauricio Macri, que con toda hipocresía predica la necesidad de inversiones extranjeras en nuestro país y el pago de los usureros fondos buitres, mientras envía sus capitales propios a los paraísos fiscales.
     Este poner al descubierto los Panamá Papers es sólo la punta de un témpano, lo que está bajo la superficie es muchísimo más, pero es suficiente para demostrar la universalidad del fenómeno. El poder del dinero se ha enseñoreado del mundo moderno y todo ello apunta a un gobierno mundial que ya lo es de hecho, y si las cosas siguen así, lo será de derecho.
     Todo este proceso traspasa largamente las fronteras nacionales que ya son inútiles para detener el enloquecido y frenético movimiento del poder del dinero. Solamente una globalización de signo inverso, fundada en valores de la Tradición, más allá de las subversiones liberales y marxistas, y con una organización supranacional podrá combatir con éxito este caos que promueven los parias.
     Como dijo el dictador romano Sila: "Prefiero el hierro al oro, porque con el hierro podré vencer a los que poseen el oro."

San Carlos de Bariloche, 11 de abril del 2016.

JULIÁN  RAMÍREZ
     








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