Al menos por una vez vamos a ser conspirativo. Cada vez resulta más claro que el aludido Bolsonaro ha sido puesto a propósito con la finalidad de desprestigiar a la Derecha presentándonos de ésta una imagen absolutamente distorsionada, levantando verdades a medias que son mucho peores en el fondo que las grandes mentiras y lo principal apareciendo como un defensor a ultranza del Capitalismo y de la ideología liberal en materia económica. En este caso el aquí aludido, del mismo modo que nuestros Caponnettos vernáculos, sostiene que está mal la cuarentena pues en su caso ha sido puesta a propósito para arruinar la economía brasileña y de este modo impedirle ser reelecto, aunque esto tendría que suceder dentro de dos años. Llama a levantar el bloqueo a la producción, volver todos a trabajar y ante la observación de que el alcalde de Milán dijo lo mismo que él y la secuela fue que se quintuplicaran los contagios, su respuesta risueña fue que el brasileño es más inmune que el lombardo pues, además de ser proporcionalmente más joven, está acostumbrado a bucear en cloacas (¿nadie le habrá dicho que un virus no es lo mismo que una bacteria?). Por lo tanto propone aislar sólo a los ancianos y que los jóvenes salgan a trabajar así adquieren anticuerpos. Y, tomando argumentos parecidos a los de nuestros liberales vernáculos como el colectivero tantra, dice que si no se reactiva la economía va morir más gente de hambre que de coronavirus. Digámosle una vez más que para una auténtica Derecha la economía no es el destino del hombre y que su salud no sólo espiritual sino tal como vemos ahora también física depende justamente de lo contrario, de la desintoxicación al máximo de tal dimensión economicista. El ejemplo podría ser aquí el siguiente. ¿De qué nos serviría construir automóviles y aviones si tenemos que estar en cuarentena? ¿O es que deberíamos dejar de hacerla para que se puedan generar tales productos propios de un mundo aburguesado y consumista? Una auténtica Derecha no liberal establecería que la capacidad productiva de una nación tendría que estar totalmente al servicio del hombre y no éste al servicio de la producción. Por ejemplo que, en función de las necesidades que éste tiene, solamente estén activas las empresas que sirvan para sostener la cuarentena y la atención ante la pandemia. En este aspecto debemos decir que al parecer su socio Trump ha aprendido algo cuando ha dicho que la General Motors debe dejar de producir autos para hacerlo con respiradores. Pero al parecer su aprendiz brasileño aun no ha llegado a tal puerto.
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