AUTODETERMINACIÓN DE
LOS PUEBLOS: ¿ PARA
QUÉ ?
En
virtud de los acontecimientos que ocurren en estos días en Ucrania y Crimea en
particular se ha puesto de actualidad en los medios y en muchos publicistas el
tema de la autodeterminación de los pueblos.
Sin remontarnos a los antecedentes de esta cuestión, ya que para ello
habría que remitirse a la Revolución Francesa e incluso a la doctrina del jesuita
Suárez, en fecha más reciente la Carta de las Naciones Unidas de 1945 en su
artículo primero, reconoce el principio de la libre determinación de los
pueblos. Lo mismo hace el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y
Políticos que entró en vigencia en 1976. Hay asimismo varias otras
declaraciones y resoluciones internacionales que se refieren a la misma
cuestión, o sea que el tema abunda en el derecho internacional, por lo menos en
la palabra y en la retórica de los juristas. Pero lo que nos importa aquí es
ver la cuestión desde el punto de vista del espíritu tradicional que nada tiene
que ver con el tratamiento desde la perspectiva del mundo moderno.
Los dogmas de libertad e igualdad de la Revolución Francesa crearon la
ilusión de que el hombre es libre para hacer lo que quiera y que es igual a
todos los otros. Se creó un individuo atomizado en constante choque contra
otros átomos, y no se planteó lo fundamental, es decir, libertad para qué.
La
libertad es la facultad de hacer lo que se debe querer, o no estar obligado a
hacer lo que no se debe querer. Y lo que se debe querer es cumplir con la
propia naturaleza, y por eso existe la desigualdad, no hay los mismos derechos
para todos ni la misma libertad, hay una jerarquía que debe ser respetada so
pena de violarse el orden y caer en el caos, y esto es lo que hace la
civilización moderna. Jerarquía y democracia se oponen como también lo hacen la
idea tradicional de libertad y el concepto moderno de la misma.
De
las ideas modernistas de la Revolución Francesa relativas a igualdad y libertad
se ha derivado como lógica consecuencia el tema de la autodeterminación de los
pueblos, lo que se aplicó al hombre ahora se aplica a los pueblos en forma
generalizada y abstracta sin preguntarse para qué quieren los pueblos la
autodeterminación. Las respuestas pueden ser varias: por razones étnicas,
políticas, económicas, culturales, o porque sí, pero todas ellas se enmarcan en
temas propios de la civilización moderna en los cuales está ausente todo valor
tradicional y superior.
Abundan los ejemplos históricos al respecto. Tenemos por ejemplo la
emancipación de los pueblos hispanoamericanos en las primeras décadas del siglo
XIX, que si bien rompieron con un imperio decadente y prevaricador, al mismo
tiempo dieron por tierra con todos los principios tradicionales y se
conformaron en una veintena de republiquitas. Otro ejemplo más reciente es la
“descolonización” de África a mediados del siglo XX que de acuerdo a la
subversiva idea de la autodeterminación terminó en la parición de decenas de
estados muchos de ellos inviables y carentes de toda perspectiva tradicional y
a la vista de la irresponsabilidad y degradación de las antiguas potencias
coloniales carcomidas por los influjos subversivos del liberalismo y el
marxismo.
Y
en esta temática caemos al caso de Crimea. Su autodeterminación está signada
totalmente por lo negativo. Se incorpora a una potencia mundial, Rusia, que es
una enemiga de la Tradición, como se
demuestra por su guerra contra el Emirato Islámico del Cáucaso, su mesianismo
imperialista panruso y la creación de una clase de nuevos oligarcas
multimillonarios que pululan por todo el mundo al mejor estilo de la
plutocracia occidental, y que espera fagocitarse a Ucrania y otros países
limítrofes. En cambio, Crimea se separa de Ucrania en dónde tras la revolución
afloran tendencias no solamente antirusas y antioccidentales, sino a favor de
una superación de ambas falsas perspectivas, como lo ve muy claro Putin al
calificar a los revolucionarios de fascistas.
Por el contrario defendemos la autodeterminación por la que lucha el Emirato
Islámico del Cáucaso con respecto a Rusia. Este emirato es portador de una
restauración de la Tradición y por lo tanto se hace acreedor a la independencia
y a expandir su acción en otras direcciones más allá de él mismo.
Julián
Ramírez
San Carlos de Bariloche, 25 de marzo del
2014.
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