EL FORÚNCULO DE CARRIÓ
En el día de ayer,
en un programa de TN noticias, se realizó un reportaje a la diputada Carrió, la
cual en todos estos años ha aparecido como una asidua crítica de la corrupción
de cierta clase política de la que ella se diferenciaría y que en esta ocasión se preocupaba por la denuncia generalizada respecto de las
recientes novedades acontecidas en relación al famoso escándalo del vicepresidente
Boudou.
Más allá de todas
las obviedades escuchadas respecto de que la clase política sería corrupta en
nuestro país, cosa que por supuesto no nos resulta para nada novedosa, lo más interesante de su aparición fue la
exhibición de un explosivo forúnculo expuesto en su rostro y a punto de
estallar en el momento menos pensado del reportaje por el cual era dable
suponerle a tal hecho un cierto significado simbólico en tanto que, según la
tradición, lo físico es apenas un medio de expresión de una cosa superior. La
diputada que manifiesta no ser corrupta y un ejemplo de todas las virtudes, en
el momento en que se refirió al acuerdo de la Argentina con Irán relativo a la
investigación del atentado de la AMIA, denostó al canciller Timermann al cual calificó
de judenrat en tanto habría aceptado
acuerdos con un gobernante que negaba el Holocausto judío. Aquí tuvimos pues el
estallido anticipado de su forúnculo consistente en el sentirse agraviada por
la corrupción en la Argentina y al mismo tiempo aceptar la mayor estafa de toda
la historia consistente en seguir sosteniendo el dogma sionista de los 6 millones
de judíos gaseados. Todo ello a pesar de que se ha demostrado, por las mismas
fuentes de dicha colectividad, que no existía tal cifra de judíos en los territorios
ocupados por Alemania en el período de la segunda guerra y de que no se
murieron todos en dicha contienda, de que además no se ha probado la existencia de
cámaras de gas, etc. Es indudable que tal mito representa el dogma fundacional
del Estado de Israel y la justificación de todas las tropelías efectuadas en el
Medio Oriente con el pueblo palestino. El periodista Timermann, padre del actual
canciller, estuvo viviendo en Israel durante el período del Proceso y cuando volvió
efectuó duras críticas al sionismo por haber renunciado a sus principios
originarios efectuando acciones discriminatorias con el pueblo palestino. Pero
al parecer estas cosas no afectan en nada a la consuetudinaria denunciadora de
la corrupción en la Argentina y defensora en cambio de la que existe en el
Medio Oriente por lo que tal forúnculo exhibido en forma manifiesta hace que no le tengamos ninguna confianza y supongamos que será como todos los otros políticos que denosta cuando por alguna circunstancia, que esperemos que nunca llegue, se le dé la oportunidad de acceder al poder.
Marcos Ghio
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