EL FILÓSOFO DEL FUNDAMENTALISMO ISLÁMICO
Días antes de ser ejecutado por Nasser
La reciente muerte digna del último gran representante del panarabismo, Saddam Hussein, profiriendo paradojalmente, en el instante final de su existencia, una invocación a seguir el camino del Islam, nos remite a otro acontecimiento similar sucedido hace unos cuarenta años.
Un 29 de agosto de 1966, el ideólogo del movimiento de los Hermanos Musulmanes de Egipto era también colgado por el gobierno del coronel Nasser acusado de “graves delitos en contra del Estado”.
La persona y pensamiento de Sayyid Qutb han originado una serie de notas y escritos especialmente en Norteamérica, luego de los atentados del 11S. Se lo considera con razón como el principal ideólogo del fundamentalismo islámico, no sólo de su vertiente sunnita, a la cual pertenecía, sino también de la chiíta. Sea Bin Laden así como especialmente Al Zawahiri han hecho varias veces alusión a Sayyid Qutb como a su maestro y aun el ayatollah Khomeini ha tenido frases elogiosas hacia su pensamiento considerando que han sido fundamentales en su formación sus análisis agudos sobre la sociedad norteamericana.
Lamentablemente no hemos podido dar con ninguna obra de tal autor, el cual ha sido traducido al inglés en 1970 por grupos islamistas radicados en los EE.UU., pero tales textos se encuentran hoy totalmente agotados. Sin embargo debemos señalar que los informes que sobre el mismo han elaborado autores como Bernard Lewis, Gustavo de Aristegui y especialmente el filósofo Paul Berman, quien publicara 10 notas sucesivas sobre su filosofía en el New York Times (1) en gran medida permiten llenar ese vacío.
Qutb fue un maestro egipcio nacido en 1906 quien adhiriera en su juventud a movimientos políticos laicistas del estilo del nasserismo. Se supone que para sacarlo del medio y convencerlo de las bondades de la sociedad occidental, el régimen del rey Faruk, muy amigo de Norteamérica, lo envió en misión especial a tal país para “perfeccionarse”. Qutb estuvo viviendo en la provincia de Colorado entre 1948 y 1951. Puede decirse sin duda alguna que su estancia norteamericana fue crucial en la formación de tal autor y significó un vuelco significativo en su pensamiento. Se conserva de él una obra en donde se recopilan sus diferentes reflexiones sobre la sociedad norteamericana titulada “América vista por un oriental”. Vayamos a un pasaje ejemplificativo de la misma. “América representa el extremo desarrollo al que puede conducir el espíritu occidental. En tal país todas las cosas, incluida la misma religión, se miden en términos materiales. Es verdad que allí existen muchas iglesias pero ello no debe entenderse como un verdadero sentimiento religioso o espiritual. Las Iglesias de América funcionan como negocios que compiten por clientes y publicidad y utilizan los mismos métodos que los comercios y cines para atraer clientes y público. Para el pastor de una iglesia, lo mismo que para el gerente de una empresa o un cine, el éxito es lo que cuenta y el éxito allí se mide por el tamaño, la grandeza, los números. Para atraer clientela, las iglesias se anuncian desvergonzadamente y ofrecen aquello que más siguen los norteamericanos: “a good time” o “fun” (un “buen rato” o “diversión”). La consecuencia es que los locales recreativos de las iglesias, con la autorización de los sacerdotes, albergan bailes en que personas de ambos sexos se conocen, se mezclan y se tocan. Los pastores llegan hasta el extremo de atenuar las luces con el fin de favorecer el frenesí de la danza. El baile se inflama con las notas del gramófono, el salón se convierte en un torbellino de talones y muslos, brazos que rodean caras, labios y pechos que se encuentran y el aire que se llena de lujuria”.
El materialismo y el hedonismo, ligado al culto desaforado por el sexo y por la mujer es lo que impactó sobremanera en él de la sociedad norteamericana y posiblemente teniendo en cuenta ese pensamiento de Tocqueville para quien “Norteamérica es aquel lugar en donde el futuro sucede primero” es que quiso a su regreso evitar su contagio en el propio país. Fue así cómo en la década del 50 será un colaborador del movimiento panarabista que lo tendrá a Nasser como su propulsor. Movimento este último que, inspirado en el turco Ataturk, pretendía restaurar las glorias de la pasada civilización musulmana. Sin embargo, luego de haber apoyado la destitución de la monarquía de Faruk, muy pronto comprendió las limitaciones que poseía tal movimiento el cual, a pesar de proclamarse antinorteamericano, en el fondo compartía con tal civilización una misma filosofía secularista y su concepto de nación y potencia no era en el fondo diferente del modelo occidental. Fue así como Qutb fue uno de los fundadores del movimiento de la Hermandad Musulmana que se caracterizó por considerar que únicamente regresando al Islam en su pureza más estricta era posible efectuar una verdadera revolución que rompiera de manera tajante con el influjo del Occidente del cual Norteamérica era su principal expresión. Qutb consideraba que para diferenciarse verdaderamente de tal civilización anómala no había que participar de ningún procedimiento propio de los occidentales por lo cual el camino elegido para su movimiento no fue nunca el electoral y “democrático”, sino la lisa y abierta insurrección armada. Ésta fue la razón por la cual Nasser lo mandó a prisión. Y esta vez, del mismo modo que en su anterior exilio a los EE.UU., la cárcel le permitió a Qutb elaborar su obra más importante denominada A la sombra del Corán en la que dará un fundamento doctrinario definitivo a su movimiento y que se podría considerar como el verdadero manual del fundamentalismo islámico.
En la misma realiza un estudio sobre las diferentes expresiones de las religiones abrámicas, el judaísmo, el cristianismo y el islamismo concebidas como sucesivas revelaciones y correctivos sobrevenidos en la historia con la finalidad expresa de establecer un vínculo que quebrara la artificial antítesis entre lo humano y lo divino, lo físico y lo espiritual, el mundo y el supramundo. Soslayando el hecho de que para Qutb la religión más perfecta sea el islamismo en la medida que ha sido el que ha sabido mejor resolver este aparente conflicto entre las dos realidades antitéticas, resulta importante señalar que para el mismo el eje de la modernidad y de la decadencia estriba en el hecho de haber separado la religión del Estado. De la misma manera que el hombre de occidente ha concebido una ciencia sin Dios, ha formulado también una política separada radicalmente de lo religioso, vinculando tal dimensión exclusivamente a la esfera de la conciencia individual. Éste representa para él el eje del conflicto del mundo moderno y lo que en última instancia explica la misma existencia de los EE.UU. como su expresión más avanzada. El proceso hacia la secularización va aparejado simultáneamente con el materialismo y el hedonismo, manifestaciones realizadas expresamente en detrimento de la dimensión espiritual y divina en el hombre. Desde esta perspectiva él vislumbra que la existencia de fenómenos tales como el pansexualismo y el culto desaforado por la mujer y por su cuerpo son los medios utilizados por el secularismo moderno para terminar con todo lo que sea verdaderamente sagrado en ser humano. Una verdadera revolución pasa pues por reinstaurar el valor religioso y espiritual por sobre el meramente material. Ante ello el error consiste en querer competir con el Occidente con sus mismas armas y valores sin darse cuenta de que al hacerlo se termina sucumbiendo a su sugestión. No debemos diferenciarnos de Occidente por un mero sentimiento nacionalista, tal como hacía el movimiento panarabista, del cual fueran sus principales exponentes en vida Nasser y Saddam Hussein, sino sustentando con vehemencia aquello que el occidental ha expulsado de su civilización, el valor de lo sagrado, la primacía de lo espiritual sobre lo material, de lo religioso sobre lo político y económico, del hombre sobre la mujer a nivel social.
Es por tal razón que, a diferencia del nasserismo y de su influjo marxista, Qutb considerará que lo que caracteriza a Norteamérica no es el hecho de ser un “imperialismo”, sino propiamente una manifestación teológica de algo más profundo: el satanismo. “Norteamérica no es simplemente un explotador o un imperialista, sino principalmente un seductor. Es “el mal de la insinuación, el que se escabulle, que se insinúa en el ámbito de los hombres” (Corán, 114: 4-5)”. Más importante que combatir la política norteamericana es combatir su cultura y religión que se expande por el mundo entero como manifestación propiamente del satanismo. Tal idea de definir a EE.UU. como el “Gran Satán”, asumida por el ayatollah Khomeini, hallará su fuente justamente en Qutb.
Son interesantes también sus reflexiones sobre el judaísmo. Qutb opina que el judío es el gran enemigo del islamismo y es la fuerza que se encuentra detrás de todos los fenómenos de secularización. De la misma manera que varios autores antisemitas, Qutb no considera casual que todas las manifestaciones subversivas exportadas por el occidente al mundo entero hayan tenido a autores judíos como sus pregoneros (los cita a Marx, Freud, entre otros y hasta lo incluye al mismo Sartre). Él piensa que su carácter proviene del hecho de que su psicología se ha formado remotamente en su pasado de esclavitud egipcia. Según él el judío apartado de su tradición mosaica siempre funcionará como un resentido. Del mismo modo que el esclavo será servil y pusilánime cuando se encuentre sometido y capcioso y deletéreo cuando tenga el poder en sus manos, tal como sucedería en nuestros días en donde el movimiento sionista, promovido desde los EE.UU. expresa esta última característica.
Qutb considera que el Islam es la única religión que ha resuelto satisfactoriamente el conflicto entre la razón y la fe, entre el mundo físico y el espiritual, pero para que ello sea posible debe sacudirse del influjo occidental y decadente. El peor enemigo es pues el que se posee adentro, en su propio seno como una oculta infiltración. Resultó así para él indispensable acabar con los movimientos laicistas y secularistas que eran los que terminaban occidentalizando a su civilización. Fue por tal razón que cuando salió de la prisión organizó un complot para asesinarlo a Nasser e instaurar un régimen islamista, siendo descubierto y condenado a muerte en la fecha que relatamos al comienzo. Años más tarde el nasserismo demostrará su impotencia al ser derrotado estrepitosa y vergonzosamente por Israel en una guerra de apenas seis días de duración. Luego los herederos de Qutb serán más efectivos en sus proyectos logrando el asesinato del sucesor de Nasser, Answar Sadat, habiendo sido Al Zawahiri el principal organizador del evento. Pero a pesar de ello el régimen laicista egipcio hoy representado por Mubarak, podrá continuar en el poder gracias al apoyo ya ostensible de los EE.UU. Ésta será la razón por la cual los herederos de Qutb considerarán que la única manera de terminar con el laicismo en el mundo islámico es atacar las causas del mismo. Debe destruirse el régimen norteamericano para liberar al Islam, de la misma manera que se lo pudiera hacer con la Unión Soviética, la otra cara de un mismo fenómeno, en Afganistán (2).
La muerte de Saddam, invocando el retorno al Islam como única solución para su pueblo, es un tardío reconocimiento hecho por un panarabista de que Qutb tenía razón.
Buenos Aires, 2-1-06
(1) Paul Berman, The philosopher of Islamic terror, New York Times, Marzo 2003.
(2) A diferencia de los medios occidentales para los cuales la Unión Soviética cayó a causa de su incapacidad por competir con el “occidente”, el fundamentalismo islámico opina que ello fue en razón de la derrota que le propinaron en Afganistán.
Marcos Ghio.
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