EVOLA EN LOS EEUU
Al
parecer, por las noticias que hemos recabado, no solamente en América del Sur
la doctrina evoliana ha florecido encontrando eco en diferentes países de
nuestro medio, sino también lo ha hecho en América del Norte en donde desde
hace un par de décadas Gianni Stucco, una persona de origen italiano, ha
efectuado importantes traducciones de las principales obras de Evola en lengua
inglesa permitiendo de este modo que su doctrina pudiese ser conocida también
en tal región del planeta. Ahora bien, debemos destacar que gracias a tal tarea
de difusión también en los EEUU se ha establecido un debate respecto de cuáles
aspectos de la doctrina evoliana pueden representar un aporte para el medio de
tal país. Y en dicho sentido es que podemos mencionar un reciente texto
traducido a nuestra lengua escrito por el Sr. Michel Bell y que se titula El concepto de raza en Julius Evola y
que ha aparecido en internet (http://www.counter-currents.com/2015/03/el-concepto-de-raza-de-julius-evola/).
El Sr. Bell parte en su artículo de la formulación del
interrogante en relación a cuáles sectores pueden hacerse eco de la doctrina
evoliana y al respecto resalta el hecho de que en los EEUU, del mismo modo que
en la Alemania del nacional socialismo, período en el cual Evola escribió gran
parte de su obra, existe un sector conservador que rinde culto a la raza blanca
a la cual le asigna primacía sobre las restantes, apareciendo también en su
medio, en especial entre grupos conocidos como el Ku-klux-klan, un notorio
rechazo sea por los judíos como por la raza negra. Pero el defecto en que
incurren tanto los racistas yanquis como en su momento sucediera entre los
nazis, es el de haber reducido el fenómeno racial a un crudo determinismo de
carácter biológico olvidando la existencia del elemento espiritual, el cual no
sería el mero producto de aquel factor. Que así como es constatable que no todo
individuo de raza blanca se convierte forzosamente en Mozart, podría también
decirse que en tanto la corrupción de lo óptimo es lo pésimo, no estaría negada
la posibilidad de que cuando la raza blanca decae tengamos que en la misma
acontezcan expresiones de decadencia que ni siquiera son hallables entre las
grupos más primitivos y atrasados. Se recuerda al respecto que gracias a la prédica
evoliana el nacional socialismo alemán pudo evolucionar de un cerrado
determinismo que hacía de lo germánico ario de pelo rubio y ojos azules la raza
superior por excelencia, a una postura en
el cual en cambio fue la concepción del mundo el factor prioritario y esencial.
Que el concepto de raza espiritual tiene que ver con aquella dimensión más
profunda del hombre que es el espíritu en cuyo seno es en uno mismo y no en un
determinado grupo racial en donde se produce la elección entre adherir a
valores superiores y trascendentes o por el contrario hundirse en las miasmas
más sórdidas de la modernidad, con independencia ello de la raza a la cual se
pertenezca y al color de piel que se posea. Fue así como se tiene presente que
movimientos como las SS lamentablemente tan sólo en los finales de la Segunda gran
contienda, superando el crudo determinismo racista, aglutinaron a personas de
todas las etnías en función de un orden superior.
En tal sentido se nota en el Sr. Bell un intento de
reconducir a los sectores racialistas blancos de los EEUU a concepciones
evolianas a fin de despojarlos de su crudo materialismo biologista y acercarlos
así a valores espirituales, imitando de este modo la tarea efectuada en su
momento por el maestro italiano en el medio alemán. A no ser que hallamos aquí
dos impedimentos esenciales. El primero de ellos es el relativo al elemento
racial que pretenden rescatar tales grupos y al respecto habría que decir que
no han sido iguales los aportes dados por la raza blanca en Alemania que los brindados
en cambio en los Estados Unidos. El blanco germánico se caracterizó por haber
cultivado valores superiores de carácter netamente espiritual en disciplinas
tales como el arte y la filosofía, cosa que no encontramos en la raza blanca
norteamericana que en cambio se ha destacado por el cultivo del más crudo
materialismo capitalista, reputando en forma calvinista al éxito en tal esfera como
el verdadero signo de su superioridad. A
su vez el rechazo del blanco por el negro en los EEUU, ha hecho ver muy bien
Evola, se ha debido más a una situación psicológica de amor y odio que a una
verdadera y propia defensa de los valores estrictamente espirituales y
autóctonos de la raza blanca occidental. Hizo notar muy bien el maestro
italiano que, si bien el yanqui ha rechazado al negro al cual previamente
esclavizó, tal actitud se ha mantenido meramente en la superficie porque en el
fondo ha asumido su propia espiritualidad y modo de ser producto a su vez de
una raza que fue desarraigada. En modo tal que por ejemplo si los ritmos
musicales africanos pudieron tener en el medio en que se desenvolvieron
inicialmente un sentido religioso de vinculación con lo sacro, tales cosas se
fueron perdiendo totalmente en el cautiverio, esto es en el seno de la sociedad
norteamericana en donde el blanco terminó asumiéndolas justamente en sus
aspectos más exteriores y secundarios hasta convertirlos en su música y ritmo
predilecto. Y podrían encontrarse otros ejemplos más proporcionados por Evola
de un blanco negrificado propio del estado en que se encuentra el norteamericano
que ha tomado del negro sus mismos caracteres espirituales producto a su vez de
una situación de decadencia al haber sido arrancado del lugar en donde los
mismos recababan algún sentido.
La otra cuestión es tener en claro que el racismo en Evola
fue una cosa sumamente circunstancial
y, tal como lo expresa en una de sus principales obras, El Camino del Cinabrio, resulta ‘absolutamente falto de sentido en la actualidad el querer asumirlo como
problema’. Si Evola condescendió a formular el tema del racismo fue únicamente
para lograr influir en el medio cultural
en donde se desenvolvía en donde el mismo había tenido en ese entonces,
estamos hablando del período prebélico, una cierta importancia, con la
finalidad de poder rectificarlo respecto de la actitud particularista y moderna
en que había incurrido. El sentido del concepto raza formulado en tal obra de
ningún modo podría haber sido sostenido por Rosenberg o Günther, principales
exponentes de la doctrina racista nazi. Raza en el sentido que le daba Evola en
su debate con tal ideología representaba más bien una “concepción del mundo, un
universal a priori, una idea platónica” que resulta en lo esencial
independiente del grupo étnico al cual se pertenezca, aunque la misma pueda
manifestarse en manera diferente de acuerdo a los mismos, por lo cual nada más
lejos que el concepto de raza elegida propio del nazismo, que también es
hallable en otro sentido en el sionismo más cerril. Pero una vez que el nazismo
ha concluido con la derrota del 45 nuestro autor insiste en considerar que
resulta absurdo y contraproducente seguir insistiendo en tal tema, en especial
al tenerse en cuenta que los caracteres positivos o negativos que podían
encontrarse en determinadas razas como la aria y la judía, ya están presentes
en cualquier lado con independencia de la etnía a la que se pertenezca. Y no
hay que ser excesivamente suspicaz para percibir que el actual alemán no tiene
nada hoy en día del famoso ario creador de culturas superiores que podía aun
reivindicarse en el seno del tercer Reich. Y más aun es hasta más hallable tal
carácter superior en etnías que por no ser europeas o blancas, es decir por no
haber sido aun contaminadas por la corrupción de lo óptimo, han en cambio
mantenido su adhesión a valores superiores, como el caso de los africanos de Al
Shabaab o los semitas del Estado Islámico y de Al Qaeda. Y reiteramos que esto
se agravaría más aun si se quisiese aplicar principios de racismo espiritual
prebélico entre los racistas blancos norteamericanos, tal como nos propone el
Sr. Bell.
Por último no debe extrañarnos el habernos enterado que el
Sr. Alcántara, notorio falsificador del pensamiento evoliano, y defensor del
nacionalismo europeo de Marine Le Pen y otros, haya asumido con entusiasmo la
nota del Sr. Bell en tanto nos insiste en decir que solamente los europeos como
él pueden llegar a desarrollar la sustancia divina que mora escondida en su
seno, cosa que en cambio le está vedada a semitas y negros. Indudablemente cada
vez resulta más real y actual el dicho de que Dios ciega a quienes quiere
perder.
Marcos Ghio
30/02/15
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