LA TRADICIÓN
Y EL ESTADO ISLÁMICO
En
la primera parte de su magna obra “Rebelión contra el mundo moderno”, Julius
Evola nos recuerda las categorías del espíritu tradicional, y decimos nos
“recuerda” porque Evola no inventó ninguna teoría ni ideología, simplemente
puso a nuestro alcance lo que el hombre moderno ha olvidado, es decir, la
doctrina tradicional. Entre esas categorías están las referentes a la ley, al
estado y al imperio, y no podemos menos que encontrar correspondencias entre
esas categorías y este fenómeno político que se presenta ante nuestros ojos que
es el Estado Islámico.
Las categorías del espíritu tradicional son modelos a los cuales nos
podemos acercar o alejar sin llegar nunca a ser perfectos en su realización
fáctica pero cuya hegemonía nos indica si nos encontramos frente a la Tradición
o, en su defecto, frente al mundo moderno.
La
ley y el estado en el mundo tradicional eran de origen divino. Provenían de lo
alto y se dirigían hacia lo alto. La violación de la ley era un verdadero
sacrilegio contra la voluntad divina y debía ser castigado el infractor. El
Estado era formado por una sociedad de varones guerreros, viriles y heroicos,
brazo armado de la Tradición e intérpretes de la divinidad. Esa casta era la
que daba forma al Estado y a la materia informe del pueblo cuya raíz es de
naturaleza femínea y necesita quién la mande. Todo lo contrario de las
ideologías modernas del contractualismo roussoniano, de la voluntad del pueblo,
del estado de los trabajadores, etc.
Por otra parte el Imperio era de carácter
universal, sin fronteras políticas, con nacionalidades pero sin nacionalismo,
verdadero intermediario entre el cielo y la tierra, cuya misión primordial era
conducir las almas desde la tierra al cielo a partir de la tierra.
Ahora bien examinando al actual Estado Islámico nos encontramos que está
siendo edificado por una casta de guerreros, los “mujahideen” y los yihadistas,
que han superado a la muerte y a la cual se enfrentan en busca de la verdadera
vida.
Ese
Estado Islámico se rige por una ley religiosa, la “sharia”, que conforme a la
religión islámica, es de origen divino y no puede ser alterada por los hombres
y su violación es una ofensa a la divinidad.
El
Estado Islámico tiene vocación imperial, no se detiene ante las fronteras
políticas de las patrias, todas ellas de origen
moderno y sometidas a estrechos nacionalismos.
La
correspondencia con la doctrina
tradicional es clara y evidente. Desde la religión y las culturas islámicas se
han puesto en forma manifiesta y fáctica una serie de hechos que el hombre
moderno materializado y ajeno a toda inquietud espiritual se empeña en no
comprender.
Aclaramos que no somos musulmanes; exotéricamente somos católicos
gibelinos ajenos al Vaticano y a la jerarquía católica, pero más allá de ello,
somos tradicionalistas de cuño evoliano y en el Estado Islámico valoramos todo
aquello que tiene raíces en la Tradición primordial de toda la humanidad.
Todos
estos aspectos tradicionales del Estado Islámico tienen hegemonía en el estado
que tan heroicamente están construyendo, son aspectos esenciales que no deben
confundirse con lo accidental, lo contingente o lo accesorio.
Así como las fuerzas materiales y economicistas del mundo moderno pretenden
construir una globalización de orden mundial, nosotros desde el Frente
Cristiano Islámico construiremos una globalización de signo opuesto y el Estado
Islámico es un paso en esa perspectiva.
San
Carlos de Bariloche, 27 de abril del 2015.
JULIÁN RAMÍREZ
1 comentario:
Este artículo podría dar para mucho más, una segunda versión ampliada y corregida, si el autor investigará más sobre el Islam y la historia y vida actual del EI en los territorios que controla.
De todas formas es un buen inicio, e incluso podria dar para un libro,cordial saludo.
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