A PROPÓSITO DE LA SUSTITUCIÓN DE
UN MONUMENTO
ULTRA ANNI SOLISQUE VIAS
(MÁS ALLÁ DE LOS CURSOS DEL AÑO
Y DEL SOL)*
El sustituto de Colón
Parece ser, de acuerdo a una versión no desmentida, que la reciente
sustitución del monumento de Cristóbal
Colón por el de la prócer (¿o ‘procera’?) Juana Azurduy no habría sido una idea
propia de la actual presidenta, sino una sugerencia que le habría formulado el
fallecido Hugo Chávez a quien la misma le prestaba una especial atención. Al
haberla visitado éste en su despacho en la
Casa Rosada y tras haberse asomado a la
ventana que da a la plaza que tiene el nombre del descubridor de nuestro
continente, habría manifestado su asombro respecto de que estuviese allí -y
para colmo dando la espalda, con la mirada dirigida hacia el mar y con el dedo
apuntando hacia Europa- quien según él representaría el comienzo de un
pretendido proceso de genocidio padecido por los pueblos nativos, por lo que habría
sido éste quien le habría sugerido efectuar el acto aquí aludido.
Demás está decir que tales conceptos fueron luego ratificados en el
discurso efectuado días pasados en el acto de inauguración de la sustituta
estatua. Allí se insistió en el carácter europeo de Colón, en el dedo apuntado
hacia aquella latitud, en la espalda que le daba al edificio del gobierno del
pueblo y por lo tanto a la nación toda, representando ello una señal de la dependencia
aun inconclusa y siguiendo a su vez a tal relato el verso remanido del
genocidio y de los padecimientos producidos en nuestra historia por parte de los
colonizadores primero, como luego por los ‘represores’ que habrían sido, en la
personificación esta vez del navegante genovés, los grandes hitos dialécticos
que debían ser erradicados. Que esto quedaba corregido con el nuevo monumento
en tanto que el mismo representaba a una nacida en lo que hoy es Bolivia, y por
lo tanto aludía a un territorio en donde se habría producido lo peor del
genocidio antes mentado. Y agreguemos finalmente que, rectificando el
pretendido error anterior, la nueva estatua aparece ahora mirando hacia la
Casa Rosada y que se encuentra acompañada a
su vez de una serie de elementos que mencionaremos. Pero antes que nada
queremos acotar que, tras haber visitado especialmente el monumento luego de su
inauguración y habiendo podido acercarnos hacia lugares del mismo que aun no
están a la vista del público, hemos podido constatar que no es verdad que hayan
desaparecido las figuras humanas dirigidas hacia el mar y por lo tanto hacia el
continente europeo, tal como se achacaba antes. En vez de la mirada señera del
navegante aparecen esta vez, con rostros airados y en expresión de bronca vociferante,
un conjunto de representativos de los aludidos pueblos originarios los cuales expresan
de este modo gestos de enemistad y resentimiento hacia la epopeya española en
América, manifestando así el monumento un claro signo de adhesión al
indigenismo. A su vez la imagen de la aludida Azurduy merece una par de
reflexiones. En primer lugar el hecho de que se haya elegido a una mujer como
figura representativa de nuestro pasado histórico y sin lugar a dudas de escasa
relevancia, tiene que ver con el rumbo que actualmente están tomando los
acontecimientos en nuestra sociedad en su fase más avanzada de degradación
democrática. El feminismo, junto a la promoción abierta y manifiesta de la
homosexualidad, hoy son las expresiones más crudas del mismo. Como ejemplo de
ello y en coincidencia con tal acto, podemos recordar que días pasados la
presidenta manifestó, en una cena de homenaje a las fuerzas armadas, que esperaba
muy pronto tener a una ‘generala’ como jefa suprema de las mismas. Señalemos además
que, luego de la democracia y de la consecuente pacificación de tal institución
esencial, convertida poco menos que en una inofensiva asociación de boys scouts, la presencia de mujeres en
dicha fuerza se ha incrementado de manera notoria. De este modo la
estereotipación del feminismo, en especial en la fase actual supremacista, por
la que se concibe la superioridad de la mujer sobre el hombre, aparece bajo
figuras diferentes, todas las cuales están presentes en el mismo monumento. El demetrismo, es decir el culto a la
mujer concebido en superioridad por su condición de reproductora de la especie,
asociado ello a la veneración de la Pachamama o Madre Tierra, aparece en la imagen de
la prócer llevando un niño sobre sus espaldas y a su vez el amazonismo, es decir la mujer guerrera
que se subleva en contra de los valores patriarcales, lo hallamos en el hecho
de que la estatua lleve de manera desafiante una espada en una mano. Lo
llamativo del caso es que la blandee con la izquierda y no con la derecha, tal
como hubiera sido lo normal. Esto a
nuestro entender resulta un claro signo de primacía de tal vía, es decir de lo
siniestro (sinistra=izquierda en
latín), de lo inhábil, de lo retorcido, siendo ello un símbolo de los tiempos
actuales en donde ser de izquierda es reputado como un hecho sumamente positivo
mientras que en cambio ser de derecha conlleva todos los calificativos más
reprochables.
Pero no podemos dejar esta nota sin rendir como corresponde un homenaje
a Cristóbal Colón, el sustituido, y explicar las razones últimas de su exclusión.
En sus burdos rechazos hacia tal figura la presidenta ha captado a la
perfección el sentido último de la misma: representa justamente lo opuesto a la
democracia. La epopeya de la conquista de América iniciada por Colón significó
el proceso largo y heroico de inclusión de estas tierras en la más gloriosa
institución que conociera la historia, el Sacro Romano Imperio Germánico,
heredado por Carlos V y Felipe II, que incluía vastas latitudes y estaba
signado por valores estrictamente espirituales y no materiales y matriarcales
como ahora y que se eclipsara abruptamente tras la misteriosa destrucción de la Armada Invencible y el
consecuente predominio británico de los mares y a posteriori de ello en nuestro
continente hasta nuestros días en un proceso de decadencia extrema y galopante
que concluyera con la derrota de Malvinas y el consecuente clima democrático en que hoy se vive. El Imperio no vino a producir un genocido o a capturar
riquezas como fin principal, tal como afirman sus detractores -aunque es verdad
que las riquezas de América sirvieron para sostener las guerras en contra de
las fuerzas centrífugas que intentaban disolverlo-, sino a sustituir a figuras
parecidas que ya había en este continente, el Inca en el Sur y el Azteca en el
Norte, que se encontraban en proceso de descomposición. Del mismo modo que el cristiano-
germánico-español, éstos representaban a figuras solares y cuando rigieron en
su plenitud suplantaron el culto de la Pachamama por el del sol o Quetzaoacl, como signo
de irrupción victoriosa de lo trascendente y de lo que es más que mera vida por
sobre lo que es simple reproducción vermicular de nuestra especie. Pero a la
llegada de los españoles se encontraban en proceso de decadencia y por tal
razón aquellos fueron reputados como liberadores por parte de pueblos que
habían perdido aquella luz superior que los iluminaba y que padecían en cambio el
primer genocidio que se conociera en nuestro suelo, en especial con la
ilimitada producción de sacrificios humanos de carácter ritual, generados por
la desesperación de tal proceso. Fueron éstos los que vieron en el
Imperio español la luz necesaria para una vida superior en momentos en los
cuales se apagaba la que hasta entonces había y no casualmente fueron las
tribus aborígenes de América quienes más se opusieron al proceso de ‘independencia’.
Y no es de extrañar tampoco que hoy en día, mientras que en las estatuas
aparecen figuras grotescas protestando por un pretendido genocidio, del otro
lado de la plaza en cambio acampen descendientes de aborígenes reales
reclamando por los derechos conculcados por sus ‘libertadores’.
Colón miraba hacia el infinito, hacia el sol y hacia Europa es cierto,
pero no hacia la actual sino hacia la del Sacro Imperio, hacia lo que se
encuentra Ultra anni solisque vías ; la democracia lunar, de izquierdas
y telúrica mira en cambio hacia lo efímero y finito, es decir hacia los
conglomerados mercantiles del mundo entero, incluso los de la misma Europa
actual.
* Definición del imperio de Carlos V
Marcos Ghio
20/07/15
2 comentarios:
Lo mas curioso de todo es que Juana Azurduy no era aborígen; sino criolla y su esposo descendiente de andaluces. Ambos abrazaron la causa de la independencia y por ello perdieron sus bienes, que eran pocos. Padilla intentó ser sobornado, a lo que se nego, siendo esta la causa de quitarles todo. Juana Azurduy combatió junto a Manuel Belgrano, estaba a cargo de la retaguardia del Ejército del Norte durante el Exodo jujeño. Fue nombrada Generala por Martín Miguel de Güemes y Simón Bolívar le concedió la jubilación. Es decir, todos próceres que salieron de la elite criolla. Ese monumento no representa lo que Chávez, Cristina Fernandez y Evo quieren significar. Otra tergiversación de la historia.
Muy oportuno el artículo, en especial por el simbolismo de la estatua de Colón en el marco de la situación actual Sr. Ghio. Saludos!
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