OCCIDENTE: DE LA DECADENCIA A LA DESINTEGRACIÓN
Los acontecimientos que se
están produciendo en Europa dadas las masivas migraciones de pueblos de Medio
Oriente y África nos remiten a un tema tratado por el historiador inglés Arnold
Toynbee ( 1889-1975) en su extensa obra en doce tomos “Estudio de la Historia”.
Toynbee no es santo de nuestra devoción, sus teorías son de neto corte
historicista y naturalista, tratan de un estudio comparado de todas las
civilizaciones, tanto las fenecidas como las actuales, de su nacimiento,
crecimiento, auge, apogeo, colapso y desintegración, pero podemos rescatar
algunos temas tales como la importancia fundamental que otorga a las
religiones, y en el caso que queremos tratar, a la desintegración de las
civilizaciones.
De la decadencia de
Occidente, cabeza de la civilización moderna, ya nos hablaron Spengler, Guénon
y Evola, desde distintos puntos de vista. Toynbee, defensor del imperio
británico y de sus aliados occidentales, no se atrevió a hacerlo e incluso fue
optimista con relación al futuro de Occidente. Pero es interesante su planteo
de la desintegración de todas las civilizaciones fenecidas, y al respecto
indica varios de los signos y procesos que las acompañan. Uno de ellos es la
migración de pueblos de otras civilizaciones hacia la civilización en
desintegración, como ocurrió durante la decadencia del imperio romano, que fue
paulatinamente invadido, pacífica o violentamente, por pueblos ajenos a su
religión y cultura.
Y esto nos trae al presente.
Europa, madre del Occidente excristiano, se ve invadida por poblaciones de otro
origen, de otra religión y de otra cultura. Lo expresó claramente el primer
ministro húngaro Orban hace pocos días: “No son 150 mil inmigrantes y
refugiados los que algunos quieren dividir en cuotas. No son 500 mil, una cifra
que he escuchado en Bruselas, sino que son millones y después decenas de
millones, porque el flujo de inmigrantes no tiene fin.” Y prepara tropas para
enviar a la frontera con Serbia.
Como siempre los medios
internacionales deforman la realidad y no van al fondo del tema y lo disfrazan
de una cuestión humanitaria o que la causa es el fundamentalismo islámico
que desarrolla guerras en varios lugares
de medio oriente, África y Afganistán. Sin restarle alguna importancia a estas
cuestiones digamos que lo fundamental y lo que se calla es que nos encontramos
en presencia del paso de la decadencia a la desintegración de Occidente. Lo que
Toynbee estudió en otras civilizaciones es hora de aplicarlo a la civilización
occidental.
Una Europa sin religión,
materialista, consumista, hedonista, sin fuerzas creadoras, que durante siglos
asoló al resto del mundo y lo contaminó con las más subversivas ideologías
ahora se encuentra confundida e impotente para hacer frente a la realidad de la
presencia de pueblos que sí tienen una religión y la viven en su vida
cotidiana, pobres y miserables, pero animados de fuerzas espirituales y vitales
que significan superioridad sobre los europeos. Incluso en el plano demográfico
sus índices de crecimiento son mucho más elevados que los de los europeos, lo
que augura el crecimiento de una ola que sumergirá al viejo continente.
Y este tema de las
migraciones hacia Europa, no empezó en estos días. La cuestión se viene
arrastrando desde hace muchos años cuando aún no había guerras a las que culpar
del hecho, pero Europa careció y carece de las elites tradicionales que
avisoraran lo que estaba ya pasando. En vez de combatir al mundo moderno
convivieron con él, reaccionaban contra los inmigrantes pero no sabían en
nombre de qué reaccionaban. Dónde hacia falta guerreros había y hay decadentes
burgueses y femíneos llorones. Ahora ya es tarde, no hay soluciones a la vista.
Que Europa siga con su malhadado destino acompañada de sus hijos los yanquis
que también tienen de qué preocuparse.
En lo que respecta a
nosotros, los hispano-luso-americanos, aprendamos del refrán que dice:”Cuando
veas a tu vecino las barbas afeitar, pon las tuyas a remojar”, especialmente
Argentina y Brasil, países con grandes espacios pocos habitados como son
respectivamente la Patagonia y la Amazonia.
San Carlos de Bariloche, 7 de septiembre del 2015.
JULIÁN RAMÍREZ
Magistral escrito, la vieja Europa ya esta tan vieja que es un cadáver viviente.
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