LOS
GÜELFOS RUSÓFILOS
En la nota anterior hemos
advertido sobre el desarrollo en los últimos años de una tendencia a simpatizar
con Rusia y con su dirigente Vladimir Putin y que se manifiesta a través de
diversas expresiones de variado origen. Ahora vamos a considerar una de esas
tendencias: la que se expresa a través del catolicismo güelfo y que influye
sobre sectores nacionalistas y grupos integristas. Como se sabe, el catolicismo
güelfo se desarrolló en la alta Edad Media como una escisión entre la autoridad
religiosa y el poder político, y en contra del catolicismo gibelino, que por el
contrario sostenía la unidad de ambos, presidida por la idea de Imperio sagrado
y la supremacía del Emperador. La ruptura de esa unidad metafísica llevó a la
Iglesia Católica a apoyarse en las comunas burguesas del norte de Italia y en
el nefasto rey francés Felipe el Hermoso. El triunfo del catolicismo güelfo fue
un golpe decisivo para el desarrollo de la modernidad.
Hoy día el catolicismo
güelfo no tiene estado en quién apoyarse. El estado moderno es laico y
agnóstico cuando no es lisa y llanamente
ateo. Ante esa orfandad en muchos católicos ha surgido la idea de
apoyarse en Rusia y mirar con simpatía a Vladimir Putin considerándolo como el
que inicia el retorno de Rusia a su tradición milenaria y cristiana. Así lo
sostiene en nuestro medio el sacerdote jesuita Alfredo Sáenz en una conferencia
en el Colegio de Abogados de Buenos Aires reproducida en un texto titulado “Vladimir
Putin, un estadista singular”. También ha desarrollada esa posición en el canal
TLV1 que agrupa a católicos nacionalistas y güelfos que simpatizan con esas
ideas. Considera que Putin es un personaje valioso que puede romper con su
pasado comunista- pese a que fue un coronel de la siniestra KGB-, y que haya
sido posible su conversión al cristianismo, alegando en prueba de ello el apoyo
que da a la Iglesia Cristiana Ortodoxa Rusa oficial y a su lucha contra la
homosexualidad. Digamos de paso que la Iglesia Ortodoxa Rusa oficial ha bendecido las armas de los combatientes
rusos que actúan en medio oriente. Que
no rompa en forma drástica con el comunismo el padre Sáenz lo justifica en que
Putin debe actuar con prudencia y en forma gradual, y hay que tener corazón
para recordar a la Unión Soviética. Agrega que Putin rechaza totalmente al
Islam y que hay que tener cuidado con los musulmanes. Fiel a su formación
güelfa el padre Sáenz dice que Putin rechaza la confusión entre iglesia y
estado y que la primera debe distinguir entre ambos.
Podríamos agregar muchas
otras cosas, pero para muestra ya es suficiente. Sobre lo que queremos advertir
es sobre la peligrosa pendiente a lo que se están integrando algunos
sectores del nacionalismo católico. Su rechazo a muchos aspectos del mundo
moderno los lleva a buscar un apoyo en una potencia imperialista que también
forma parte de la modernidad y la estrechez de su nacionalismo les impide una
visión universal de la situación actual. Su creencia de que el catolicismo es
la única religión verdadera les ciega la perspectiva de ver que todas las
religiones superiores participan de una Tradición primordial, de la cual cada
religión participa en forma parcial conforme al tiempo y lugar en que se
desarrollaron.
Tanto el padre Sáenz como
estos nacionalistas cierran los ojos frente a la guerra declarada por Rusia
contra el fundamentalismo islámico con sus bárbaros bombardeos en Siria , en
alianza con las otras potencias
imperialistas de Occidente. El padre Sáenz y estos nacionalistas creen que
Rusia puede ser la restauradora de la cristiandad, cuando lo que está haciendo
Rusia es combatir a la única resistencia tradicional que hay hoy día, en forma
visible, en parte alguna del mundo.
Por eso nosotros, los
católicos tradicionalistas gibelinos hemos constituido con fieles de otras
religiones el Frente Cristiano Islámico. Nuestro enemigo es el mundo moderno en
el cual Rusia está incluida.
San Carlos de Bariloche, 26 de octubre del 2015.
JULIÁN RAMÍREZ
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