REFUTANDO MENTIRAS DE CÓMO SE FINANCIA EL ESTADO ISLÁMICO
Desde la acción de guerra
que derribó las Torres Gemelas el 11-9-01 diversos sectores de distinto origen,
progresistas, neomarxistas,
nacionalistas, identitarios, montajistas, conspiracionistas y rusófilos,
cuando no de periodistas y medios venales, han tratado de convencer a la
opinión pública que el fundamentalismo islámico es una creación del mismísimo
imperialismo yanqui, de Israel y de diversos servicios de informaciones, con el
objetivo de crear condiciones para el desarrollo de la tercera guerra mundial y
lograr así el domino mundial.
Con la aparición del Estado
Islámico dichas falsedades se han incrementado a un nivel enfermizo y psicótico
propio ya de la desesperación, e intentan centrar la atención en plantear cómo
se financia ese Estado con la asistencia yanqui, sionista y de otras fuentes
externas.
Contradiciendo todo esto una
información fechada en Nueva York el 13-12-15 y recogida por Europa Press, nos
da a conocer declaraciones de Adam Szubin, subsecretario del Tesoro para
Terrorismo de EE.UU.
Con esto de ningún modo
caeremos en la ingenuidad de creer en los dichos de un funcionario yanqui, y
menos en una guerra mundial en que es fundamental el uso de las informaciones,
pero no se puede negar que hay ciertos datos dados por el enemigo que resultan
verosímiles, aclaran el panorama y son coherentes con la perspectiva del mundo
y de la vida del Estado Islámico.
El citado funcionario dice
que el 43% del presupuesto del EI procede del petróleo el cual es destilado por
pequeñas destilerías a cargo de particulares. Y lo más sorprendente, ese
combustible casi en su totalidad es comprado por el gobierno de Assad a precios
más módicos que los del mercado internacional. Y dice Szubin: “Solo una pequeña
parte de sus ingresos proceden de mecenas extranjeros, es una organización que
extrae sus ingresos de los territorios que controla”. El EI no necesita extraer
más petróleo que alrededor del 10% de lo que se producía antes de la guerra con
lo cual, si fuere necesario, aumentaría su producción.
Otra fuente de ingresos del
EI está dada por los impuestos internos que percibe y que alcanzan a un 20% del
total del presupuesto y se aplican al suministro de electricidad, telefonía,
internet, textiles, industria,
agricultura y muchos otros servicios. Un 50% del presupuesto – según
estas fuentes yanquis – se obtiene a través de confiscaciones y a lo obtenido a
través de los bancos que han pasado al control total del EI. El 7% restante
proviene de diversas actividades particulares y del transporte, siempre según
esas fuentes yanquis. Sobre Turquía, a quién se acusa por parte de Rusia y
otros países de traficar con el petróleo que vendería el EI, no hay prueba
alguna fehaciente.
La misma información nos
dice que EE.UU. está cooperando con el gobierno de Irak para asegurarse que las
decenas de entidades bancarias controladas por el EI queden incapacitadas para
acceder a los mercados financieros internacionales.
Como vemos nos encontramos
frente a una guerra total en la cual el frente del mundo moderno, no solamente
en forma militar sino que en lo económico también, pretende ahogar al EI.
Toda empresa política o militar
necesita contar con un sostén material y en este sentido el EI no deja de
asombrarnos con su capacidad tanto en el plano militar como en el económico. Se
fundamenta en la austeridad, en el anticonsumismo , en la máxima autarquía
posible y en aplicar los recursos que tiene a fines prioritarios como ser sostener
a la población civil. Está luchando en el plano material por romper la
dictadura internacional de la usura que agobia a los pueblos y es así un
ejemplo para muchos a quiénes se tiene engañados de que la única solución es
pedir prestado a los buitres internacionales.
San Carlos de Bariloche, 14 de diciembre del 2015.
JULIÁN RAMÍREZ
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