CUESTIONAMOS
LA PRIMACÍA DE
LA ECONOMÍA
Una de las más tremendas
degradaciones en que ha caído el mundo moderno es el economicismo. Las
conversaciones sobre cuestiones económicas y financieras ocupan el mayor
espacio en la sociedad. Los gobiernos no hablan de otra cosa y su principal
accionar se remite a lo económico. Las reuniones internacionales versan casi
siempre sobre temas económicos, lo mismo que las campañas electorales. Se
considera que los problemas económico-sociales son los más importantes y a los
que debe darse prioridad. El hombre común vive pendiente del dinero que tiene
en su bolsillo. A través de los medios de comunicación se incentiva toda clase
de consumos inútiles para los que pueden consumir; en los que no pueden
consumir se produce una frustración por no poder hacerlo y una búsqueda
desesperada por lograrlo, lo que incluso puede llegar a la delincuencia.
Lenin había dicho: "La
economía es nuestro destino". Y lo ha logrado, el capitalismo ha llevado
hasta el final la profecía leninista, capitalismo y socialismo conducen a lo
mismo, a la primacía de lo material por sobre toda otra actividad superior.
Esto hace que diversas
escuelas económicas discutan acerca de programas para ser aplicados en la
sociedad. Como bien dice Julius Evola en una obra que recomendamos "Los
hombres y las ruinas": "...no se trata de oponer una fórmula
económica a otra, sino de cambiar fundamentalmente de actitud, de rechazar absolutamente
las premisas materialistas...No es el valor de un determinado sistema
económico, sino el de la economía lo que debe ser puesto en
cuestionamiento..." (ob. cit. pág.
85).
Y lo vemos con claridad en el
caso argentino que es el que mejor conocemos por ser nativos de este país. A
través de nuestra más reciente historia vemos el enfrentamiento de distintas
concepciones económicas ninguna de las cuales ha logrado una total hegemonía,
en una lucha que dia a dia va precipitando al país en un creciente caos.
Gobiernos oligarcas inclinados hacia el liberalismo, y gobiernos populistas
inclinados hacia un intervencionismo estatal no exento de connotaciones
marxistas. Pero no se podido quebrar este círculo de hierro, que a juzgar por
la situación actual puede derivar en situaciones incontrolables.
Toda esta primacía de la
economía se ve totalmente favorecida por la democracia en la cual los votantes,
totalmente dominados por el economicismo, votan conforme a su bolsillo sin
importarles absolutamente nada toda otra problemática. Primacía de la economía
y democracia van de consuno destruyendo toda posibilidad superadora.
Desde el punto de vista
tradicional la economía debe estar subordinada a la política y no al revés como
ocurre en la modernidad, pero para ello se necesita al frente del estado un
movimiento portador de principios tradicionales y superiores, jerárquicos y
aristocráticos que no existe en la actualidad, y en donde, por el contrario,
vemos pulular a la partidocracia prometiendo bienestar, igualdad y felicidad a
masas a las cuales se les ha enseñado que el único destino del hombre es poseer
y nó ser. Es de sentido común que harían
falta varios planetas tierra para que todos los habitantes del mundo pudieran
alcanzar el nivel de vida de los países a los cuales se los llama
desarrollados. Pero a los demagogos no les importa esto y continúan con sus
falsas promesas.
Con esto de ningún modo
justificamos el actual dominio que las finanzas mundiales y la usura ejerzen
sobre la economía mundial. El neoliberalismo ha llegado a la máxime expresión
de perversión material que se haya conocido y no podemos sino calificarlo de
diabólico, pero queremos dejar en claro que no es simplemente con medidas
económicas que se lo puede destruir, sino por el contrario, es necesaria una
actitud de signo contrario fundada en valores espirituales, metafísicos,
religiosos y tradicionales. Y cuando hablamos de espiritualidad no nos
referimos a algo que está navegando por los cielos, sino al espíritu que informa
a lo material, actúa en la tierra y la somete trás duro combate. No compartimos
el dicho evangélico de que "nuestro reino no es de esta tierra", sino
por el contrario, aquí en la tierra debe comenzar el reino de los cielos y para
ello son necesarios los guerreros santos.
Aquí en la Argentina dos
movimientos nacionalistas se han lanzado a convertirse en partidos políticos,
aceptando la constitución, la legislación para la partidocracia , las
elecciones y la democracia,y por supuesto el dominio espiritual de la Iglesia
Católica. Están totalmente equivocados: el árbol nace torcido y no será posible
enderezarlo. No podrán crecer con tanto veneno.
San Carlos de Bariloche, 31 de octubre del 2016.
JULIÁN RAMÍREZ
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