domingo, 3 de abril de 2016

RAMÍREZ: REVISIÓN AL REVISIONISMO HISTÓRICO

REVISIÓN  AL  REVISIONISMO  HISTÓRICO


     El más importante aporte cultural del nacionalismo - por lo menos en la Argentina - ha sido el revisionismo histórico, pero este se ha desarrollado totalmente condicionado por las ideas vigentes en la era burguesa: patria, nación, pueblo, soberanía estatal. Se sostiene que la nación es eterna y permanente, y se ignora que es un producto del devenir y que como tal a su tiempo fenecerá. Esto es indispensable reconocerlo hoy día en que no hace falta mucho análisis pero reconocer la total falta de vigencia de las ideas patrióticas y de la soberanía estatal, tema que hemos tratado en nuestra nota anterior.
Nos referiremos especialmente al caso argentino que es el que nos toca más de cerca pero que en líneas generales puede tenerse en cuenta para el conjunto de los países hispanoamericanos.El revisionismo histórico argentino tuvo como punto de referencia, y en torno al cual gira toda su interpretación de la historia nacional, al concepto de estado-nación.
     Considera como hecho fundamental la emancipación y la independencia con relación al imperio hispánico, como algo que era necesario e indispensable para la construcción de la patria, y de ningún modo se cuestionan tales ideas. Nuestras más importantes efemérides se celebran en los aniversarios del 25 de mayo de 1810 y del 9 de julio de 1816. Se recuerdan fechas del nacimiento o la muerte de aquellos a los que se considera grandes patriotas: 20 de junio para el Gral. Belgrano, 17 de agosto para el Gral. San Martín. Todos esos días son feriados nacionales.
     Nuestros libros de historia dedican casi todo su contenido a los últimos 200 años y dan muy poco espacio a todos los siglos anteriores, como si la historia recién comenzara con el inicio del estado-nación. A todo lo anterior se lo considera en pocas páginas y sin entrar en más profundas consideraciones. Se plantea una ruptura, un antes y un después. Los 300 años de imperio hispánico son desvalorizados, y si bien algunos historiadores han reivindicado ese pasado, no se explica con claridad qué significó la supuesta independencia y emancipación de las actuales naciones hispanoamericanas. Alguna sospecha ha tenido alguno que escribió que el 25 de mayo de 1810 es el acontecimiento menos estudiado de nuestra historia pero no fue más adelante. Para ser justos en nuestra crítica, haremos algunas excepciones con respecto a Arturo Sampay y a José María Rosa que han hecho algunas referencias a la participación británica en la revolución del 25 de mayo de 1810; puede ser que haya otros pero por el momento no los tengo presentes. Cabe destacar también una nota de Juan Manuel Garayalde en la cual reivindica al virrey Cisneros publicada en "El Fortín" Nº 79. También hay trabajos del ecuatoriano Núñez Proaño que apuntan hacia una revisión de la historia hispanoamericana desde el punto de vista tradicional.
     Pero, ¿qué es lo que se oculta detrás de la supuesta independencia de Hispanoamérica y que el revisionismo histórico no sospecha o mira hacia otro lado?
     Para develar eso recurramos a ver la historia desde el punto de vista tradicional que tan magistralmente nos recordó Julius Evola: se trata del enfrentamiento entre el espíritu tradicional y la civilización moderna.
     Con todas sus limitaciones, renuncias, decadencia y prevaricaciones los grandes imperios tradicionales - el hispánico entre ellos - conservaban aspectos de la Tradición universal, muy venida a menos y en retirada frente a la insurgencia de las fuerzas subversivas de la modernidad, y aquí viene a operar lo que magistralmente Julius Evola califica de guerra oculta y que actúa de la siguiente manera: cuando una institución tradicional vacila, en vez de reemplazarla para restaurar la Tradición, se ataca al principio en que ella se fundamenta reemplazándola con instituciones modernas. De esa manera la monarquía por derecho divino es reemplazada por la democracia; la soberanía de Dios por la soberanía del pueblo; la comunidad orgánica por los partidos políticos y la destrucción de las corporaciones intermedias; las personas se transforman en individuos; el imperio cede su lugar a débiles paisitos, como ocurrió en Hispanoamérica. Al final del túnel espera el estado totalitario, moderno Moloch.
     Esas fuerzas que destruyeron nuestro Imperio fueron fundamentalmente el liberalismo y la masonería a través de Gran Bretaña y por acción, consciente o no, de nuestros próceres que están en el bronce: Bolívar, Sucre,  San  Martín, O'Higgins, Miranda y muchos más.
     Si el revisionismo histórico no comprende esto está perdido, tanto como el nacionalismo que sustenta. Tenemos que ir al rescate de la idea imperial y sobre esa idea edificar la verdadera unidad hispanoamericana.

San Carlos de Bariloche, 28 de marzo del 2016.


JULIÁN  RAMÍREZ

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