martes, 27 de mayo de 2014

COMUNICADO DEL CENTRO EVOLIANO DE AMÉRICA

COMUNICADO DEL CENTRO EVOLIANO DE AMÉRICA EN OCASIÓN DE LA RECIENTE VISITA AL MEDIO ORIENTE DEL PAPA FRANCISCO

En estos días hemos presenciado la visita del papa Bergoglio, conocido como Francisco,  a la zona conflictiva del Medio Oriente y en especial a Palestina y a Jordania durante la cual ha efectuado una serie de declaraciones y manifestaciones públicas de suma trascendencia a las cuales nos queremos referir especialmente.
1)    Dentro del contexto de la política implementada por el Vaticano en los últimos tiempos su predecesor, el papa Ratzinger, quien renunciara a su cargo por razones de salud, había formulado en su momento dos declaraciones que con esta visita acaban de ponerse definitivamente en claro. Por un lado había ratificado lo dicho por el anterior pontífice de que mientras que los judíos representaban a los hermanos mayores del cristianismo, el Islam en cambio solía tratarse de una ‘religión violenta’ con la cual existían menores afinidades.
2)    Quedaban sin embargo por determinar dos cosas. En primer lugar a quiénes se estaba refiriendo cuando hablaba de los judíos: si a sectores religiosos como el Naturei Qarta que reputan al Estado de Israel y al sionismo como una verdadera aberración y usurpación secularizada de la auténtica tradición hebrea, o si en cambio lo hacía crudamente con el mismo sionismo, es decir con ese movimiento político que, con la excusa de luchar por los derechos del pueblo judío, ha instaurado en el Medio Oriente un Estado tapón y represivo que impide que tal región sea libre y soberana. Y a su vez, cuando hablaba del Islam, se trataba de determinar si lo hacía respecto de versiones occidentalizadas y modernas, similares a la herejía instaurada con el Concilio Vaticano II en nuestra religión o si en cambio lo hacía con el fundamentalismo islámico, calificado por gobernantes como Obama, Bush, Netanyahu y Putin como la expresión del fascismo en dicho contexto cultural.
3)    El papa Francisco ha puesto las cosas definitivamente en claro. En su respetuoso saludo y homenaje al fundador del movimiento sionista Teodoro Herzl ha manifestado su afinidad expresa con el mismo, reconociendo así esa tremenda anomalía histórica que es el Estado de Israel, institución genocida y represiva instaurada sobre las ruinas y persecución del pueblo palestino al cual ha masacrado sistemáticamente justificando todo ello en la excusa infantil de un pretendido Holocausto en contra de la colectividad que dice representar. Al respecto queremos agregar que el Sr. Herzl y su proyecto sionista fueron en su momento rechazados expresamente por el papa Pío X que los consideró como contrarios a los principios cristianos. Que el sionismo no es un movimiento religioso, como otros que en cambio con dignidad sustentan los valores raigales del judaísmo, sino una verdadera excusa y parodia implementada con la finalidad de mantener el estado de balcanización y disolución en que se encuentra el antiguo califato islámico del Medio Oriente. El mismo Herzl explicó oportunamente que dicho Estado se implementaba como vanguardia de la civilización occidental ante la barbarie del oriente y que la religión judía no era su móvil principal.
4)    Que en sus declaraciones contrarias a lo que calificó como ‘terrorismo’ por parte del movimiento islámico que lucha por su independencia e integridad el papa ha reivindicado una vez más la línea sostenida por sus predecesores de buscar la alianza con el sionismo en contra de los hermanos musulmanes que como nosotros luchan en contra de tal opresión. Que a diferencia de lo vertido por Bergoglio en consonancia con los grandes centros del poder mundial, no caracterizamos como terrorismo lo actuado por el fundamentalismo islámico, sino como actos de defensa legítima ante la intromisión foránea, reivindicando la totalidad de sus acciones en su contra. Sí consideramos en cambio como terrorismo lo efectuado por Israel y sus aliados EEUU, Rusia y la Otan en sus sistemáticas campañas de genocidio y destrucción de pueblos. Recordemos que solamente en la invasión de Irak por parte de los EEUU fueron masacrados más de 600.000 civiles inocentes y en Afganistán las víctimas ya superan el millón y medio. Que tales matanzas fueron efectuadas utilizando armas ilegales, como las bombas de racimo y de uranio empobrecido. Acotemos que de esas cosas nunca lo hemos oído hablar al pacifista Francisco y sí en cambio debemos presenciar indignados de qué manera le rinde homenaje a un notorio propulsor del terrorismo en el Medio Oriente.
5)    Que rechazamos enfáticamente sus llamados a la ‘paz’, de la misma manera que lo hiciéramos respecto de su antecesor Juan Pablo II cuando viniera a impetrarla en nuestra heroica guerra de Malvinas. La única paz que reconocemos es la del reintegro de los territorios palestinos a sus pueblos originarios y la destrucción de esa tremenda anomalía y usurpación que es el Estado de Israel, de la misma manera que en 1982 la única paz que reconocíamos era la que se recabara de la expulsión de Gran Bretaña de las islas del Atlántico Sur.
Por todo lo dicho este Centro quiere expresar su más enérgico repudio a la reciente visita de Bergoglio al Medio Oriente, solicitando amplia difusión a estos conceptos.

CENTRO EVOLIANO DE AMÉRICA

Marcos Ghio

lunes, 26 de mayo de 2014

RAMÍREZ: LA TERCERA GUERRA MUNDIAL

LA  TERCERA  GUERRA  MUNDIAL  ES  GUERRA  DE  GUERRILLAS

   

    La tercera guerra mundial está en marcha desde el derrumbe de las Torres Gemelas el 11-9-01. La primera guerra mundial vió el aniquilamiento de los grandes imperios que aún conservaban aspectos tradicionales, aunque muy venidos a menos: Austriahungría Alemania, Rusia y Turquía, Un poco antes, 1912, también comenzaba el derrumbe del imperio chino. La subversión moderna avanzaba a sus anchas.. En la segunda guerra mundial los fascismos reaccionaron intentando una vía superadora del  liberalismo y el marxismo pero fueron derrotados. Todo parecía marchar a sus anchas para el mundo moderno cuando el 11-9-01, el derrumbe de las Torres Gemelas inicia la tercera guerra mundial.
     Esta guerra tiene características distintas a las anteriores, se trata de una guerra de guerrillas sin grandes batallas y sin grandes masas de ejército. Comenzó llevando la iniciativa el fundamentalismo islámico y se ha ido extendiendo por numerosos países musulmanes. Basta observar un globo terráqueo paa ver como un cinturón de conflictos bélicos se extiende desde lss costas atlánticas de África hasta el océano Pacífico. Nos enfrentamos a una verdadera geopolítica de la guerra que desmiente la base de la geopolítica clásica que hoy pretenden resucitar algunos publicistas como  Dugin, mentor de Putin, y algunos pequeños grupos europeos que buscan alguien que los mande. La tercera guerra no se enmarca en presupuestos geográficos sino en algo superior, nada menos que en la religión y en una concepción del mundo y de la vida que tiene como referencia la Tradición.  Será una guerra larga, prolongada, con avances y retrocesos, pero es la presente posibilidad que tiene la humanidad de intentar alguna regeneración.
     Con los acontecimientos en Ucrania se ha abierto otra posibilidad: que la tercera guerra se extienda también a Europa. El jefe del movimiento Pravy Sektor, Dimitri Yarosh, que demuestra simpatías neo-fascistas, ha declarado públicamente hace pocos días la necesidad de desarrollar una guerra de guerrillas contra los separatistas prorusos y los mismos rusos en el territorio de Ucrania. Este es un hecho de gran trascendencia. Es la primera vez desde 1945 que un movimiento nacionalista y que se autotitula de derecha se pronuncia por la lucha armada despreciando las pautas culturales e ideológicas de la modernidad y promoviendo una superación de la falsa antítesis  liberalismo o marxismo. Juzgamos muy positivas estas declaraciones, que no quedan simplemente ahí, sino que las informaciones nos revelan que ya se están ejecutando. Aparte de ello se superan los límites religiosos y racistas, puesto que se llama a los tártaros de Crimea, que son musulmanes, a sumarse a la lucha común, y estos últimos ya lo están haciendo por iniciativa propia.
     Nos encontramos en presencia de un embrión de un Frente Cristiano Islámico por el cual venimos bregando desde hace algún tiempo. Tomen nota los geopolíticos, identitarios, nacionalistas, racistas, nostálgicos y buscadores de hiperbóreos y si pueden, reflexionen.
     Y para los que tienen miedo, citamos esta terrible frase del tradicionalista católico italiano Atilio Mordini, escrita durante la guerra fría y frente al chantaje atómico: “Nuestro sentido de eternidad…es sentido escatológico y tradicional, y tradicional significa hoy estar dispuesto a todo , significa preferir mil veces la destrucción casi total de la humanidad antes que tolerar el ateismo y el laicismo del mundo moderno…”

San Carlos de Bariloche, 20 de mayo dl 2014.

JULIÁN  RAMÍREZ











JULIUS EVOLA: EN CONTRA DE LOS JÓVENES

JULIUS EVOLA

EN CONTRA DE LOS JÓVENES

Uno de los principales signos de derrumbe de la actual sociedad italiana está constituido por el mito de los jóvenes, de la importancia acordada al problema de la juventud, junto con una concurrente y tácita desvalorización respecto de todo aquello que ‘no es joven’. Se diría que hoy en día el pedagogo y el sociólogo tienen miedo severo de perder el contacto con los ‘jóvenes’ y no se dan cuenta de que de esta manera incurren en un verdadero y propio infantilismo. Es la juventud la que debería enseñarnos las cosas, la que nos tendría que indicar nuevos caminos (así es como se han expresado incluso parlamentarios democristianos), mientras que aquellos que por la edad tienen una verdadera experiencia de la vida se tendrían que apartar, en exacta contraposición con todo lo que siempre se ha pensado incluso entre los pueblos más primitivos. E incluso se ha visto a la televisión acoger complacida las manifestaciones y agitaciones de estos tales jóvenes, aun cuando las mismas han alcanzado el límite de lo absurdo y lo grotesco. Hemos oído decir por ejemplo cómo algunos de ellos deploraban porque las escuelas no eran aun ‘democráticas’ y formular algo así como soviets o ‘comisiones internas’ con la probable finalidad de pedagogizar y poner en el justo camino a  los docentes. Que de la misma manera que con los obreros en las fábricas, también los estudiantes ocupan las facultades universitarias por diferentes reivindicaciones y que se los haya dejado hacer, incluso hasta protegidos por la policía, es todo esto un verdadero signo de la ‘Italia liberada’.
No hay duda de que se vive en una época de disolución y que la condición que tiene siempre más a prevalecer es la de aquel que se encuentra ‘desarraigado’, de aquel para el cual la ‘sociedad’ no posee más significado alguno, sino que tampoco lo tienen siquiera los vínculos que regulaban su existencia: vínculos los cuales, es cierto, para la época que nos ha precedido y que en diferentes áreas aun persisten, eran tan sólo los del mundo y de la moral burguesas. Por lo cual resultaba natural y legítimo que para la juventud apareciese algún tipo de problema frente a los mismos. Pero la situación debería ser considerada en su conjunto: toda solución válida debería abarcar a la totalidad del sistema: todo lo demás, aun aquello que se refiere a la juventud, no debería ser concebido sino una simple consecuencia de ello.
Pero que algún atisbo positivo pueda recabarse de la gran mayoría de los ‘jóvenes’ de hoy en día, esto se puede sin más excluir. Cuando éstos afirman que no son comprendidos, la única respuesta que se les puede dar es que no hay nada que entender y si existiese un orden normal, se trataría de ponerlos en su lugar de manera harto expeditiva, del mismo  modo que se hace con los niños cuando su estupidez se convierte en fastidiosa, invasiva e impertinente. A qué cosa se reduzca su anticonformismo, su ‘protesta’ o ‘revuelta’ esto es algo que se lo ve con claridad. No existe nada en común con aquellos grandes anarquistas esparcidos de hace algunos decenios que  por lo menos pensaban, que sabían de la existencia de Nietzsche, de Stirner, o de aquellos que en el plano artístico y de la concepción del mundo se entusiasmaban con el futurismo, con el dadaísmo, o con el Sturm un Drang promovido por el primer Papini. Los ‘rebeldes’ de hoy en día son los ‘melenudos’ y los beats, cuyo anticonformismo es el más barato posible y que, prescindiendo de su banalidad, sigue una moda, una nueva convención pasivamente y provincialmente asumida, puesto que el movimiento beatnick o hipster en Norteamérica es ya algo del pasado; por otro lado algún reflejo en la literatura el mismo lo había tenido, vías muchas veces peligrosas y destructivas se habían intentado, mientras que de esto, entre nosotros, no es el caso de hablar, sino del vacío y el analfabetismo intelectual que se encuentran en el primer plano.
De este modo, entre los representantes de esta ‘juventud’ se encuentran los fanáticos de ambos sexos por los gritadores, por los denominados cantautores epilépticos, por las situaciones de masificación de las ye-ye-sessions y del shake. Examinados los rostros presentados casi sin excepción por éstos, no hay casi ninguno que no sea desabrido, o que indique señales de carácter, y poniendo en primer lugar entre éstos a sus ídolos. El slogan que pareciera regir en todo este movimiento parece ser obra del muy mediocre filósofo pacifista Bertrand Russel: ‘no hacer la guerra, sino el amor’. Y bien, si realmente se tratara de una revuelta en serio, si verdaderamente la civilización actual fuese considerada como ‘pútrida y sin sentido’, hecha de ‘aburrimiento, pútrido bienestar, conformismo y mentira’, no encontrándose en la misma ninguna salida, ¿no tendrían acaso estos ‘rebeldes’  que asumir más bien como slogan la fórmula futurista de Marinetti: ‘guerra, la sola higiene del mundo’, y sostener por lo tanto: ‘¡Viva la guerra atómica!, en modo tal de hacer tábula rasa de todo?
En cuanto a eso de ‘hacer el amor’ en vez de la guerra, los querríamos ver. Resulta difícil de imaginar los impulsos dionisíacos y frenéticos que puedan despertar en las jóvenes la contemplación de tipos escuálidos y grotescos, muchas veces sucios y descuidados por principio y en los jóvenes la contemplación de muchachas en vestimentas masculinas, botas o minifaldas destinadas a ‘socializar’ y banalizar partes  del cuerpo mujeril que tan sólo en un plano privado y funcional pueden poseer un verdadero potencial erótico. Se sabe de la historia de un sacerdote que al tener que casar a dos de estos jóvenes les tuvo que preguntar: ‘¿Quién de ustedes es la esposa?’ En realidad el presupuesto para el amor, aun para el puro amor sexual  a fin de que tenga un interés y una intensidad, es la mayor de las polaridades posibles, es decir la  máxima diferenciación entre los dos sexos; justamente lo contrario de lo que presenta esta juventud con su promiscuidad, con sus propensiones incluso de tercer sexo. Algunos llegan a definir todo esto como ‘revolución sexual’, pero habría que preguntarse ¿de qué sirve tal libertad? Por lo referido habría que decir que aun en este campo los ‘jóvenes’ tendrían que ir a la escuela.
Por otro lado es cierto que con el paso de los años, con la necesidad para la mayoría de hacer frente a los problemas materiales y económicos de la vida, esta ‘juventud’ convertida en adulta se adaptará a las routines profesionales, productivas, sociales y matrimoniales, con lo cual por lo demás pasará simplemente de una forma de nulidad a otra. Ningún problema digno de este nombre puede entonces formularse.
Sería de todos modos injusto reducir a toda la juventud italiana a la que acabamos de caracterizar. Aparte de los jóvenes que siguen mansamente con las costumbres burguesas sin formularse problemas de ningún tipo ni de agitarse, hay también en Italia jóvenes que se encuentran en una rebelión  de corte político. Ellos se rebelan en contra del actual régimen democrático y aun en forma activista descienden en el campo de combate con coraje cuando se trata de contrastar contra las manifestaciones provocativas de la izquierda. Ellos atestiguan la presencia de una juventud diferente, algunos de los cuales son incluso sensibles a las ideas y a las disciplinas que nosotros en un sentido especial solemos denominar como ‘tradicionales’. Respecto de éstos no se puede hablar desde ya de ‘rebeldes sin bandera’ ni de un estúpido anticonformismo.
El problema principal que se plantea para estos jóvenes es la distinción que debe existir entre una juventud puramente biológica y otra de carácter espiritual y superior. En los jóvenes de buena estirpe son muchas veces rastreables actitudes positivas que no denominamos como de ‘idealismo’, en tanto este término ha sido ya abusado en su significado, sino en el sentido de una cierta capacidad de entusiasmo y de impulso, de entrega incondicionada, de intransigencia, de desapego respecto de la existencia burguesa y de los intereses puramente materiales y egoístas, con una aspiración a una superior libertad. Ahora resulta importante darse cuenta de que muchas veces estas disposiciones se encuentran en el fondo biológicamente condicionadas, es decir ligadas a la edad. Y entonces la tarea sería la de asimilar tales disposiciones, hacerlas propias en modo de que se conviertan en cualidades permanentes, aptas para resistir a las influencias contrarias a las cuales se es fatalmente expuestos con el paso de los años y en la confrontación de los problemas concretos de la vida de hoy en día.
Puede ser interesante a tal respecto hacer una referencia a la antigua civilización árabe persa. La misma ha conocido el término futâva que, derivado de fatà = joven, que indicaba la cualidad de ‘ser joven’ en el sentido espiritual aquí indicado, no definido por la edad sino sobre todo por una disposición especial del alma. Es así como los fityân o fityûh (= ‘los jóvenes’) podrían ser concebidos como una Orden, cuya pertenencia implicaba un rito vinculado a una especie de solemne juramento, el de mantener siempre tal condición de ‘ser joven’.
Una referencia similar indica en primer lugar la tarea que deberían asumir los jóvenes que profesan un anticonformismo y una rebelión positiva puesto que por experiencia sabemos de cuántos de estos casos en los cuales, pasada la juventud biológica, ha pasado también lo mismo con la espiritual, con sus intereses superiores, y cómo en cambio haya sobrevenido una banal ‘normalización’. Podemos decir con conocimiento de causa que en los últimos treinta años vividos han sido muy pocos los que se han mantenido firmes en sus posiciones. En segundo lugar, aquella referencia puede servir también para terminarla con el mito de la ‘juventud’. La cualidad auténtica de la juventud de ninguna manera puede ser reconocida a aquella generación de la que hemos hablado al comienzo de este escrito (y es por tal razón que hemos usado entre comillas las palabras ‘juventud’ y ‘jóvenes’); para la misma en todo caso se trata de infantilismo de retrasados psíquicos. Y cuando  no se trata  de una sustancia humana que desde el comienzo expresa la patología de una civilización en disolución, es decir, en los casos mejores, mantiene todo su valor aquello que dijera una vez Benedetto Croce, que el único problema del joven es el de convertirse en adulto. Lo demás es estupidez, y quien quiere pensar en cosas serias, es al problema de una toma de postura ante nuestra sociedad y civilización que debería prestar atención y en el sentido de una verdadera y radical revolución reconstructiva.

(Totalità, 10/07/67)



GHIO: EL CULTO POR LO ADOLESCENTE

EN VÍSPERAS DEL 40 ANIVERSARIO

EL CULTO POR LO ADOLESCENTE 


La nota más característica de épocas terminales como la actual es el fenómeno conocido como la inversión de todos los valores. El mismo consiste en que aquellas cosas que, en cualquier circunstancia normal y de acuerdo al más común de los sentidos aun existente, han significado siempre algo obvio y necesario, en dichos períodos de decadencia en cambio, en donde todo es puesto a discusión y en donde sobre todas las cosas se ejerce ilimitadamente la duda y el esmero exacerbado por mostrarse originales y llamativos, por el contrario son negadas en su esencialidad. Esto lo vemos en manera abundante en los medios masivos de comunicación, los cuales deberían ser calificados sin más como de ‘perversión’ o ‘corrupción’, en donde sus principales exponentes, en tanto poseedores del más elevado ‘rating’ y en su condición de ‘formadores de la opinión pública’, se destacan, junto a una exhibición de modales y términos soeces y a un ejercicio exasperado y hasta obsesivo de mala educación en el trato con las personas, lo cual para muchos de éstos sería signo de desinhibición, cuando no de libertad, por una acción sistemática de burla y de denostación de los principios más elementales de un orden social, de aquellos sin los cuales el mismo dejaría de existir propiamente como tal para convertirse en cambio en un conglomerado anónimo y masificado, más cercano propiamente al mundo animal que al humano.
En otras oportunidades hemos puesto de relieve que términos y actividades que en cualquier época significaron sin más cosas buenas y necesarias para el normal funcionamiento de una sociedad, hoy son por el contrario rechazadas y cuestionadas como si se tratase en cambio de notorios disvalores. Tal por ejemplo lo acontecido con palabras tales como reprimir, autoridad, derecha, aristocracia, formalidad, etc. que, tal como hemos demostrado hasta el cansancio, son sinónimos de cosas no sólo buenas sino incluso indispensables para el ejercicio de cualquier orden normal, pero que en una época enferma como la actual son en cambio rechazadas y ridiculizadas.
Pero todos estos fenómenos y otros en el fondo son distintas manifestaciones de una creencia más vasta que se funda en un verdadero culto pervertido y concurrente que ha inundado también nuestros medios masivos y que se ha impuesto ya como una moda difícil casi a esta altura del partido de poder revertir simplemente por medios dialécticos. Nos referimos a lo que ha dado en denominarse como el culto por la juventud y más específicamente por lo adolescente. Ya hemos hecho notar en su momento cómo la sociedad actual privilegia tal condición en tanto ya no la considera más de acuerdo a su sentido etimológico, relativo a ‘adolecer’, a algo que debe ser completado, perfeccionado y superado, sino por el contrario se parte aquí de la creencia opuesta de que el hombre, cuando alcanza un determinado desarrollo de plenitud de sus capacidades físicas y vitales, tal el fenómeno de la juventud y adolescencia, en tanto que la ‘vida’ resulta el hecho principal y excluyente de la existencia, no existiendo otra cosa superior que la supere y por la que haya que modificarla, se trataría pues de privilegiarla y prolongarla haciéndola así durar el mayor de los tiempos posibles y, en caso de que la ciencia en sus ‘progresos’ lo llegara a permitir, perpetuarla en manera cuanto más definitiva. Y a su vez esta veneración por lo joven y lo vital ha ido asociada también al fenómeno tan usual en estos tiempos del culto por el deporte y por la superación de marcas y distancias, en un orden en donde lo físico es el factor principal y excluyente. Agreguemos además que, en tanto la sociedad actual le rinde culto al adolescente, ha llegado a otorgarle derechos especiales que en cambio no poseen hoy en día los adultos. Asociado todo ello a la acción democrática de denostar la autoridad, a la que se considera en el fondo como un ejercicio retardatario de castración de la plenitud vital y adolescente del hombre, en los actuales sistemas escolares los alumnos han alcanzado privilegios de los que en cambio carecen sus maestros, o más bien quienes deberían llegar a serlo en algún momento. Por ejemplo días pasados, ante el hecho ostensible de un joven que golpeó a un docente obligándolo a hospitalizarse, como castigo se le aplicaron algunas reprimendas que pudieron llegar incluso al traslado de establecimiento para evitar situaciones odiosas, pero no así a la expulsión del sistema escolar puesto que hay una ley expresa que lo prohíbe, pudiendo darse el caso curioso de un alumno que recorriese todas las escuelas ejerciendo violencia indiscriminada, pero sin estar obligado a abandonar nunca sus traslados sucesivos, los que podrían llegar a repetirse hasta el infinito. Esta situación en cambio no se da con el educador, el cual, en caso de no ser suficientemente bueno o ‘democrático’, a lo mejor si llegara por ejemplo a defenderse de un ataque o aplicara una zurra a un endiosado adolescente, podría pasar por la instancia sumarial e incluso ser exonerado del sistema. Siempre dentro de este mismo contexto en otra circunstancia también hicimos ver que en la reciente modificación de la ley electoral por la cual un adolescente podía votar en igualdad de condiciones de una persona formada, sin embargo se le había dado el privilegio especial de poder decidir hacerlo cuando lo quisiera oportuno, no así en cambio un adulto al cual se lo puede multar y condenar en caso de persistencia en ‘no cumplir con la ley del voto obligatorio’, pero tan sólo para él.
A todo esto y como un efecto más de este proceso de degradación que ya no tiene límites no podemos menos que constatar también que a esta moda por lo joven se le debe asociar la de ciertos adultos que se esmeran por seguir siendo adolescentes a cualquier precio, que se visten como tales en modo desaliñado y rebelde, que usan sus léxicos habitualmente escasos, que se muestran groseros en su lenguaje, en fin que sucumben a su función de adultos tratando de vivir en un estado de juventud permanente, todo lo cual convierte en aun más patético y dramático el panorama que hoy se vive.
Constatemos por contraste que en cualquier época normal por el contrario se rendía culto al anciano, lo cual no era conceptuado como una mala palabra o un menoscabo como en los tiempos actuales, sino como por el contrario como una verdadera situación de mérito y de conquista. Por supuesto, como no era lo físico el factor que regía lo real, se sabía distinguir entre un estado de decrepitud y el de una venerable ancianidad. En tanto la vida no lo era todo, sino simplemente un tránsito hacia algo superior, es decir una cosa que se debía alcanzar a transcurrir de la mejor manera sin que produjese en nosotros mayores gastos o desgastes, haber arribado a una edad superior no menoscabado espiritualmente, sino por el contrario incrementado y multiplicado, era un signo de superioridad y distinción, a diferencia por supuesto del decrépito que en cambio señalaba a aquel hombre que no había podido superar su estado de juventud y que había sido como arrastrado y absorbido por la vida a la que no había sido capaz de doblegar, viviendo en un estado de permanente ansiedad y dolor respecto de la situación perdida. Acotemos también que la palabra senado, que viene senex = anciano, más que con un mero cuerpo electivo como ahora, tenía que ver con un consejo de sabios, de personas que habían sabido asociar con el tiempo la fuerza y el vigor del impulso que los llevara a ingresar a esta vida con la madurez y la experiencia que solamente pueden entregar los años. Hoy en día en el mundo del caos estas cosas ya no existen, un senador puede ser perfectamente un joven imberbe, alguien sin mayor experiencia y hasta semialfabeto. Yo siempre recuerdo a un gran amigo y maestro que ya no está que el día en que cumplía años se agregaba siempre el siguiente, a diferencia del común de las personas que por el contrario, en razón del culto por la vida,  tienden a disminuir o disimular su edad. Y nos decía justamente que para él haber llegado en condiciones de lucidez intelectual era una razón de orgullo que no debía estar ocultando, sino por el contrario exaltar como un paradigma a imitar. Destaquemos finalmente que la veneración del anciano no era simplemente en razón de su mayor sabiduría sino porque, en tanto estaba más cerca de irse de esta vida, también se encontraba en mayor proximidad respecto de la verdad y de aquello que se hallaba más allá de ésta.

Marcos Ghio


jueves, 22 de mayo de 2014

EL FORÚNCULO DE CARRIÓ

EL FORÚNCULO DE  CARRIÓ



En el día de ayer, en un programa de TN noticias, se realizó un reportaje a la diputada Carrió, la cual en todos estos años ha aparecido como una asidua crítica de la corrupción de cierta clase política de la que ella se diferenciaría y que en esta ocasión se preocupaba por  la denuncia generalizada respecto de las recientes novedades acontecidas en relación al famoso escándalo del vicepresidente  Boudou.

Más allá de todas las obviedades escuchadas respecto de que la clase política sería corrupta en nuestro país, cosa que por supuesto no nos resulta para nada novedosa, lo  más interesante de su aparición fue la exhibición de un explosivo forúnculo expuesto en su rostro y a punto de estallar en el momento menos pensado del reportaje por el cual era dable suponerle a tal hecho un cierto significado simbólico en tanto que, según la tradición, lo físico es apenas un medio de expresión de una cosa superior. La diputada que manifiesta no ser corrupta y un ejemplo de todas las virtudes, en el momento en que se refirió al acuerdo de la Argentina con Irán relativo a la investigación del atentado de la AMIA, denostó al canciller Timermann al cual calificó de judenrat en tanto habría aceptado acuerdos con un gobernante que negaba el Holocausto judío. Aquí tuvimos pues el estallido anticipado de su forúnculo consistente en el sentirse agraviada por la corrupción en la Argentina y al mismo tiempo aceptar la mayor estafa de toda la historia consistente en seguir sosteniendo el dogma sionista de los 6 millones de judíos gaseados. Todo ello a pesar de que se ha demostrado, por las mismas fuentes de dicha colectividad,  que no existía tal cifra de judíos en los territorios ocupados por Alemania en el período de la segunda guerra y de que no se murieron todos en dicha contienda, de que además no se ha probado la existencia de cámaras de gas, etc. Es indudable que tal mito representa el dogma fundacional del Estado de Israel y la justificación de todas las tropelías efectuadas en el Medio Oriente con el pueblo palestino. El periodista Timermann, padre del actual canciller, estuvo viviendo en Israel  durante el período del Proceso y cuando volvió efectuó duras críticas al sionismo por haber renunciado a sus principios originarios efectuando acciones discriminatorias con el pueblo palestino. Pero al parecer estas cosas no afectan en nada a la consuetudinaria denunciadora de la corrupción en la Argentina y defensora en cambio de la que existe en el Medio Oriente por lo que tal forúnculo exhibido en forma manifiesta hace que no le tengamos ninguna confianza y supongamos que será como todos los otros políticos que denosta cuando por alguna circunstancia, que esperemos que nunca llegue, se le dé la oportunidad de acceder al poder.

Marcos Ghio

lunes, 19 de mayo de 2014

RAMÍREZ: GUERRA PROLONGADA Y ESTRATEGIA SIN TÉRMINO

GUERRA  PROLONGADA  Y ESTRATEGIA  SIN  TÉRMINO

    

   Los actuales conflictos bélicos que se  suceden en diversas partes del mundo hacen necesaria una reflexión sobre ellos.  La guerra de civilizaciones enfrenta al espíritu tradicional contra el mundo moderno.  La Tradición nos conduce hacia lo trascendente, la participación en lo sagrado y el “post mortem” hacia la inmortalidad; el mundo moderno hacia la desaparición y la disolución.
     El objetivo es la restauración total o parcial de la Tradición. No se lucha por la economía, la geopolítica, el nacionalismo, el racismo o apetitos personales.  Se pelea para que en la sociedad sea lo superior y tradicional lo que tenga hegemonía.
     Hoy día las guerras tradicionales se manifiestan en Asia, África y en el Cáucaso, sin que dejemos de mirar atentamente lo que ocurre en Ucrania.
     Según Clausewitz la guerra pretende doblegar la voluntad del enemigo, o sea, quitarle las ganas de pelear, y esto es de lo que se trata. Las guerras de hoy día no son las napoleónicas y las de las dos grandes guerras mundiales, con grandes batallas y formidables masas de ejército. Han cambiado las formas. La guerra tradicional antes de conquistar territorio pretende conquistar las mentes y los corazones para encarar después la conquista territorial y se caracteriza por ser una guerra de guerrillas. Esta forma de hacer la guerra ya fue estudiada por el general chino Sun-tsu hace dos mil años, La practicó el cónsul romano Fabio frente a los poderosos ejércitos de Aníbal y fue arma decisiva de la resistencia del pueblo español frente a la invasión napoleónica, y en muchas otras ocasiones. En los últimos tiempos fue usada con éxito por los marxistas en China, Vietnam y Cuba aunque en estos casos tuvieron gran ayuda de parte del mundo e incluso la indiferencia y pasividad de los enemigos.
     El fundamentalismo islámico que hoy es la cabeza visible de las guerras por la Tradición se encuentra ante la alternativa de librar guerras prolongadas debido a la descomunal fuerza material que debe enfrentar en el orden mundial, y a la existencia de masas que están dominadas por los medios de comunicación y la aculturización del mundo moderno.  No deben pues esperarse resultados espectaculares y rápidos.  Habrá avances y retrocesos a lo largo de un tiempo cuyo término no se puede establecer por anticipado. Por ende, la virtud del revolucionario tradicional deberá ser la paciencia, algo bastante ajeno al hombre moderno siempre urgido por el apuro y el frenesí y la realización en vida de sus deseos. Se trata de la construcción de un gran edificio en el cual se pone pacientemente un ladrillo cada día, pero sobre fundamentos firmes e inconmovibles. La base está dada por combatientes que han vencido al enemigo interior y cuya voluntad es el arma más poderosa  del universo, Contra esa arma el enemigo no podrá vencer y no se cumplirá lo que hemos citado más arriba de Clausewitz, es decir, que el enemigo no doblegue nuestra voluntad. Mientras ella exista habrá guerra.
     El otro factor importante es la estrategia, entendida como el arte de la ejecución de medidas militares para ganar la guerra.
     Es un camino difícil y no exento de riesgos, implica tener que elegir entre el apoyo y las alianzas temporarias con distintas alternativas del mundo moderno ninguna de las cuales nos satisface. Los hombres que han asumido plenamente la Tradición son los únicos que exitosamente lo pueden hacer en virtud de su fortaleza interior, puesto que contra todos los enemigos modernos no  se puede luchar al mismo tiempo. Escuchamos a muchos críticos del fundamentalismo islámico y también ahora del Pravy Sektor, que los acusan de trabajar a favor de una u otra variante del mundo moderno inventando las hipótesis más descabelladas. Precisamente son esos críticos los que han renunciado a toda acción superior y rumian en su incapacidad para la acción heroica su naturaleza femínea y espíritu burgués. Su débil naturaleza los lleva a buscar apoyos externos como lo hacen todos aquellos que han puesto sus ojos en la Rusia de Putin, como mujercitas que buscan una ayuda  y sin abandonar su mediocre vida de burgueses, discursean  sin ton ni son.

San Carlos de Bariloche, 13 de mayo del 2014.


JULIÁN  RAMÍREZ

GHIO: CABALGANDO EL TIGRE EN 2014

CABALGANDO EL TIGRE EN 2014

EN VÍSPERAS DE LOS 40 AÑOS DE LA MUERTE DE JULIUS EVOLA


“No he logrado cambiar al mundo, pero lo que he podido hacer es que el mundo no me cambie.” De este modo podía haberse despedido de esta vida Julius Evola hace 40 años. Sus palabras finales también podrían haber sido las que siguen.
“El ‘mundo’ me ha querido convencer en todos estos años de que formaba parte del mismo, de que era uno de sus tantos átomos intercambiables, que debía asimilarme a él convirtiéndome en producto socializado, quizás en un profesor universitario o en un buen burgués, pudiendo finalmente percibir las virtudes de vivir en democracia, es decir, en el menos malo y por lo tanto más mundano de los sistemas posibles. Pero no lo ha podido hacer en mi caso a pesar de todos los esfuerzos empleados por convencerme de lo contrario.
Ello ha sido porque he tenido siempre la certeza de que la existencia en la que nos encontramos sumergidos, que para el ‘mundo’ es una circunstancia fatal y cuyo sentido no va más allá de ella misma, aun para los que hablan de una futura y paradisíaca, en mi caso en cambio se trataba de una prueba, de un combate duro y acérrimo que se debía sobrellevar desde el mismo momento en que se alcanzase la convicción respecto de que no había sido un hecho casual el encontrarnos aquí, en este cuerpo, en esta patria, en esta circunstancia y lugar; cuando se hubiese arribado a saber de que sólo se podía ser verdaderamente libre siendo ‘uno mismo’, sin estar sometido a bozales, esto es, a justificaciones respecto de nuestros limites y cobardías, a ‘explicaciones’, a veces de lo más rebuscadas y estentóreas, respecto del por qué precisamos puntos de apoyo que eviten el derrumbe de nuestro ser.
En cambio yo estaba convencido de que, así como no tenía la necesidad de ser explicado, nadie tampoco nos había entregado la existencia, de que yo no era el producto azaroso de un abrazo nocturno por el cual, de repente y sin que se me hubiese consultado nunca, se me hubiese lanzado repentinamente a esta vida; que habíamos sido en cambio nosotros mismos quienes habíamos elegido hacerlo, en un tiempo que está más allá de este tiempo, en una tierra que se encuentra en moradas lejanas que no alcanzan a ser percibidas por el ojo común. A diferencia de otros, cuando tomamos tal decisión, fue porque estábamos cansados y saturados de la situación de ser inmortales, es decir, de vivir en un tiempo que no tiene fin y que se repite ilimitada y repetitivamente sin alcanzar a concluir nunca. No queríamos estar en una dimensión en la que al día le sobreviene necesariamente una noche y a un invierno el calor de un verano, en el que nuestros cuerpos se regeneran siempre en distintas partes, las que que se suplantaban como dientes de leche. Nos sentíamos cansados como Adán de tal interminable transcurrir. Sabíamos a lo que nos arriesgábamos. Había que tener el coraje suficiente como para cruzar un gran mar por nuestros solos medios, a sabiendas de que en la travesía, es decir en el momento en que resolvimos encarnarnos, se nos iba a producir también el olvido de tal decisión trascendental y entonces podíamos llegar a extraviarnos y simplemente morir sin poder resucitar. En algunos casos se nos informaba, por parte de quienes habían debido regresar derrotados, que había tiempos en los cuales las pistas existenciales, a través de mitos, símbolos y ritos, nos iban a señalar un camino a seguir permitiéndonos así ‘recordar’ el por qué nos encontrábamos allí y nos permitirían evadirnos de todos los cantos de sirena de las diferentes ideologías exaltadoras de la ‘vida’ y de las virtudes de la especie en cuyo pellejo nos habíamos encadenado por decisión propia y en función de un fin superior, pero era también posible que los frutos alcanzados no hubiesen sido los verdaderos y que se hubiese producido en cambio un simple retorno al punto de partida generando ello una situación de desgaste irreversible. Y eso era lo que nos decían quienes habían podido regresar sin morir pero sin tampoco haber alcanzado la eternidad, lo cual era aun más grave pues había generado un estado de desidia. Porque ser inmortales no es lo mismo que ser eternos. La eternidad es el ser, en cambio se puede ser inmortal en un mundo que deviene ilimitadamente y sin final alguno a su alcance como aquél en el que nos encontrábamos y del que nos queríamos ir.
Pero se decía también que, así como en una tormenta, la ola más alta es aquella que puede tanto hundir un navío como conducirlo en cambio con más rapidez hacia la otra orilla, aquellos que hubiésemos resuelto existir en la edad mas sórdida de todas, en razón de su contraste absoluto con el mundo del ser, podíamos ser capaces de alcanzar sea los mejores frutos como así también la posibilidad de hundirnos del todo y morir sin poder resucitar.
Desde que tomé tal decisión de estar en la Edad del lobo y del hierro en sus etapas más sombrías y desde que fui capaz de cabalgar el tigre y de no ser arrollado en la tormenta por la ola más alta, pude percibir a mis espaldas cómo los ángeles envidiaron que hubiese sido capaz de tomar la decisión de participar simultáneamente de dos naturalezas: la mortal y la inmortal, a diferencia de ellos que tenían en cambio una sola, sin llegar a perder ninguna y poniéndolas en el orden adecuado. Algunos de éstos, más osados y ofuscados, utilizaron sus poderes sutiles paralizando mi cuerpo desde la cintura para abajo, pero mi espíritu no se quebró, por el contrario pudo descubrirse y conocerse así mejor, tal como lo escribiera en mis principales obras creadas todas ellas a partir de un cuerpo inválido. 
Quise decir siempre lo mismo desde tradiciones varias. Tal como manifestara mi predecesor del siglo pasado, (ahora lo estoy haciendo desde el siglo XX),  ‘el hombre es algo que debe ser superado’, he hecho hasta lo imposible por superar y vencer a la democracia, es decir el fruto que mejor expresa el carácter del hombre moderno, esa verdadera caricatura de ser, aquel que mi maestro calificara con razón como el ‘último hombre’, la especie inexterminable del pulgón. Es el sistema que sustenta tal espécimen en su propia condición, es el que venera a lo meramente humano exaltando su dimensión caduca, el que promueve la paz vacuna y promiscua del bienestar, el que iguala y masifica. Mi vida entera ha sido una guerra acérrima por derrotar a ese yo inferior y democrático que como todos he tenido adentro de mi mismo al encarnarme a fin de que se enseñoree en cambio el superior, a fin de que el espíritu doblegue y gobierne a la materia.
Que se vuelva pues a despertar en todo el sentido de la aristocracia, de mandar y de obedecer. Que exista pues un orgullo en las dos cosas. Sólo quien es capaz de gobernarse puede gobernar al resto. Este orden se refiere a las dos grandes guerras que debemos sobrellevar por adentro y por afuera de nosotros mismos. En Italia luché para que la raza aria y romana del hombre fascista doblegue a la mediterránea y democrática. Y especifiqué también que ser ario no significa ser un hombre blanco, como manifestaran distorsionadores modernos de tal concepto, sino un renacido, es decir un sujeto que ha logrado vencerse a sí mismo a través de un segundo nacimiento de carácter espiritual, aquello que Sócrates nos recordaba a través de la mayéutica. En cada lugar en donde se está existe esta disyuntiva a llevar a cabo. Que el hombre tradicional doblegue al hombre moderno en una verdadera guerra interior y exterior. Adentro de sí mismo ello se llama ascética, y por afuera es la guerra de civilizaciones….”

En fin, estas y otras cosas más podría haber dicho Evola en el momento de morir. A los que estén interesados en seguir escuchando estas indicaciones invitamos a la reunión evocativa que se realizará en Buenos Aires el próximo 11 de junio, día de la muerte del Maestro en lugar y horario que se informará. A aquellos que por razones de distancia no puedan concurrir se les harán llegar los conceptos vertidos.

Marcos Ghio

18/05/14

lunes, 12 de mayo de 2014

RAMÍREZ: DIJO FRANCISCO: “ LA IGLESIA ES FEMENINA”

DIJO  FRANCISCO: “ LA  IGLESIA  ES  FEMENINA”

   

   La Oficina de Prensa del Vaticano dio a conocer un mensaje del Papa Francisco dirigido a jóvenes argentinos, el pasado 28 de abril, en el cual el  Pontífice dijo que “la iglesia es femenina”. Esta vez estamos totalmente de acuerdo con Francisco y le agradecemos haber expresado una gran verdad y el ser tan franco, pero con la diferencia de que él lo dice como elogio, y nosotros como crítica. Agregó en ese mensaje que al igual que las mujeres la iglesia tiene capacidad para dar la vida y dar ternura.
     Esta categórica definición papal no hace más que confirmar el curso que la iglesia católica ha seguido desde hace varios siglos. Ya no es la iglesia que convocó a las Cruzadas y bendijo las órdenes de caballería de los monjes guerreros. Desde su rebelión contra el Sacro Imperio Romano Germánico el principio femíneo fue ganando su espíritu en contra del principio viril, guerrero y tradicional. Se inclinó por lo que debe ser subordinado y por lo que no se basta a sí mismo, y así pasó a formar parte del mundo moderno, del cual fue impulsora.
     No exento de razón estuvo Nietzsche al calificar al cristianismo como una religión de mujeres. También recordamos a Oswald Spengler cuando escribió acerca de la “ segunda religiosidad” que según él, era la religión de la decadencia y degradación de una civilización, en oposición a la religión que preside su nacimiento y crecimiento. Pues bien, el cristianismo en general, y el catolicismo en particular, se manifiestan plenamente como esa segunda religiosidad en estos últimos tiempos de Occidente.
     Pero como evolianos no somos fatalistas con relación al curso de la historia. No creemos en el transcurso ineluctable de los hechos puesto que la libertad del hombre los puede modificar, y así como el mal uso que se hizo de ella originó la decadencia, con esa misma libertad se puede modificar lo que parece inevitable.
     Por eso nos planteamos la formación de una Orden, a la que están llamados todos aquellos que sea cual sea su religión y creencias estén convencidos que existe una realidad superior a la material, física y corpórea y en consecuencia así actúen en su vida diaria, despojados de todo espíritu burgués y hedonista.
     La Orden es todo lo contrario de un partido político o de cualquier tipo  de organización humana. La Orden es la asociación de varones para construir un estado tradicional.
     Se nos plantea el problema de cuál es la religión de la Orden. Pregunta difícil y no simple de contestar, pero no podemos mirar hacia otro lado y eludirla, y la contestamos así: partiendo de nuestras creencias y dogmas católicos construir la Orden al margen de la iglesia católica. Dejarla librada a su suerte en el proceloso mar que ha elegido. Religión sí, estructuras clericales no.
     La única manera de desarrollar el Frente Cristiano Islámico, al que pertenecemos desde el sector católico,  es que entre los cristianos nazca un movimiento al margen de la iglesia católica e incluso contra ella, y que sostenga los principios básicos de la Tradición. Tarea difícil, pero que no es difícil en estos tiempos.
     Un movimiento tal, aliado con el fundamentalismo islámico causará la inevitable ruina del mundo moderno.

San Carlos de Bariloche, 6 de mayo del 2014.

JULIÁN  RAMÍREZ
     



GHIO: UCRANIA, EL SÍNDROME TFP

GUERRA EN UCRANIA

EL SÍNDROME TFP
                                      Evitar la trampa del enemigo

Hemos denominado de tal manera un viejo síndrome existente en nuestro medio, que se manifestara por primera vez allá por la época de la guerra de Malvinas. El mismo pasará luego a formar parte de una de las tácticas preferidas de nuestro enemigo, la de confundir las causas con los efectos, o también la de reducir la magnitud de un mal en una sola de sus manifestaciones.
Era la organización Tradición, Familia y Propiedad (TFP) un grupo originado en el Brasil, poseedor de una gran cantidad de medios económicos de propaganda, el cual, en nombre de la sustentación de valores cristianos tradicionales, había hecho del comunismo bolchevique el enemigo principal y excluyente, por lo cual cualquier política que se hubiese de asumir siempre debía formularse a contrario sensu de lo efectuado por aquél. Y a través de tal actitud se sostenía que, como los rivales de la URSS eran en ese entonces los EEUU e Inglaterra, por tal razón nos debíamos siempre ubicar del lado de estas potencias. Fue así que al haberse desencadenado la guerra de Malvinas y a pesar de que en ese entonces las banderas que se levantaron durante ese período fueron de lucha incondicional en contra del protestantismo anglosajón y su consecuente civilización materialista y anticristiana, por el mero hecho de que Rusia y Cuba en ese entonces se hubiesen planteado ponerse del lado de la Argentina en razón de sus propias conveniencias, de acuerdo a  dicho grupo, tal cosa sin más terminaba descalificando totalmente dicha causa convirtiéndola en un peligroso instrumento del avance del comunismo en el planeta. Nosotros en ese entonces formulamos el siguiente razonamiento. Rusia y los EEUU son por igual naciones materialistas y partes integrantes de un mismo mal que afecta al planeta, que es el mundo moderno. Pero afortunadamente están divididas entre sí y se combaten muchas veces con dureza. ¿Por qué no aprovechar de tales antagonismos y disidencias de la misma manera que el enemigo lo hace con las que existen en nuestras filas? Es indudable que en aquella guerra, desde el punto de vista militar, la superioridad británica, armada a su vez por su aliado, los EEUU, era en ese entonces aplastante, Rusia nos hubiera podido haber dado una mano en su intención de debilitar el poder norteamericano en tal región. Aceptar su ayuda no significaba de ninguna manera habernos hecho comunistas, y hoy diríamos euroasiáticos en caso de que se repitiera una circunstancia similar.
Lamentablemente este debate no pudo continuar por la triste circunstancia de la rendición argentina en donde su fuerza militar, en ese entonces en el gobierno y no debiendo estar condicionada aun por la sociedad civil, evitó continuar motu propio y en forma inexplicable con la guerra y este debate con la TFP no pudo continuarse. Sin embargo en simultaneidad con ello tuvimos una interesante enseñanza que podía servirnos de contraste. En el Oriente, el movimiento de los Mujaidines afganos, integrado en ese entonces por Bin Laden, nos daba una excelente lección para curarnos de tal síndrome. Si bien las circunstancias eran diferentes, la situación resultaba similar. A diferencia de nosotros que nos encontramos bajo la influencia angloyanqui, el enemigo para ellos era la otra pinza del mal moderno, la misma URSS que nos ofrecía armas a nosotros, pero que en su caso era la fuerza invasora. Entonces dicho movimiento, aun sin ser pronorteamericano y prooccidental, tal como lo demostró luego abiertamente, aceptó las armas norteamericanas para contrastar la fuerza militar rusa y así ganó. Una excelente lección también para la táctica empleada por el finado Hitler. Así como resultaría un error tremendo renunciar a nuestros principios para subordinarnos por miedo a una de las partes del mal moderno, también lo resultaría no ser capaces de percibir sus diferencias y no evitar siempre confrontar con los dos al mismo tiempo.
El síndrome de la TFP hoy se repite pero al revés. En Europa el pueblo ucranio, en una revolución virulenta, logró desplazar del poder a un régimen colonial de Moscú. Rusia se ha mostrado dispuesta a enviar tropas a fin de reimplantarlo en el poder, tal como hiciera en situaciones similares en Hungría, en Checoeslovaquia y recientemente en Georgia. Una vez más y siguiendo con la misma liturgia, el Occidente protesta, y como siempre, respetuoso aun de Yalta, ni siquiera insinúa con intervenir militarmente, aunque no queda excluida para nada la ayuda militar. Del mismo modo que en el caso de Malvinas, resulta a todas luces correcto aceptarla, tal como en este caso lo ha sostenido también el Pravy Sektor, la vanguardia de tal revolución. Pues si en una revuelta callejera se puede acudir a bombas molotov y a catapultas medievales, en una guerra de invasión se necesitan en cambio armas sofisticadas. Y como siempre ya han salido a la palestra nuevos émulos afectados por el síndrome TFP en tanto sostienen, de la misma manera que en la época de nuestra epopeya malvinense, que solamente bajo el regazo de alguna de las dos potencias antagónicas, en este caso Rusia, es posible orientarnos en el escenario mundial. Que si perturbamos alguno de sus intereses nos convertiríamos sin más en agentes peligrosos e instrumentos de la OTAN y el sionismo, de la misma manera con que antes se nos acusaba como criptocomunistas o agentes de tal potencia maléfica y excluyente, todo por querer ser personas libres.  Desde nuestro punto de vista una vez más sostenemos que resultaría absurdo y pertenecería al género idiota pensar que, para no ser tachados de proyanquis por los nuevos émulos de la TFP, el Pravy Sektor y el pueblo ucranio tengan que renunciar a defenderse. Más aun en tanto que dicho movimiento ha manifestado, del mismo modo que otrora Bin Laden en la guerra afgana, que de ninguna manera aceptar esa ayuda significaría convertirse en secuaz del Occidente, sino por el contrario, una vez que se haya terminado con un enemigo, se habrá de organizar la lucha en contra del otro.


Marcos Ghio

lunes, 5 de mayo de 2014

GHIO: OSAMA BIN LADEN Y EL PENSAMIENTO EVOLIANO

AL CUMPLIRSE UN NUEVO ANIVERSARIO DE SU MUERTE

OSAMA BIN LADEN Y EL PENSAMIENTO EVOLIANO





El pasado dos de mayo se han cumplido los tres años de la muerte de quien sin lugar a dudas ha sido líder de la lucha de la Tradición en contra del mundo moderno en este nuevo siglo que se inicia. Fundado, del mismo modo que su par chiíta Ayatollah Khomeini,  en la doctrina y acción de Sayid Qutub, creador del movimiento de la Hermandad Musulmana de Egipto, Osama bin Laden sostuvo como meta constituir una sociedad en donde Dios fuese el centro de toda la existencia, y en la que por lo tanto la vida temporal por la que nos encontramos transitando no fuese concebida como un absoluto, sino como un grado para elevarse hacia algo superior a ella misma; por lo que, en función de tal tarea, reputó indispensable concebir un orden en el cual el Estado oficiase de puente a fin de conducir al hombre hacia los caminos del Cielo, en contrastante oposición a su caricatura moderna para la cual es en cambio el simple encargado de colaborar en satisfacerle las necesidades del estómago y el vientre.
Fue en relación a tal meta superior que consideró la necesidad de que en el mundo islámico en el cual él se encontraba se produjese la restauración del antiguo Califato reputando que, en función de ello, se procediese a terminar con la anomalía moderna que se había implantado coercitivamente en tal contexto. La Modernidad, con la finalidad de instalar un universo de máquinas, de consumidores y de masas gregarias y democráticas, como aquel en el que vivimos y conocemos hasta el hartazgo, había logrado disolver a tal institución sacra y enemiga de sus intereses resolviéndola en varias pequeñas republiquetas, repletas de tiranuelos laicos y materialistas, tales como Nasser, el asesino del mismo Qutub, Assad, Gaddafi, así como un conjunto de monarcas serviles, tales como las dinastías sauditas, jordanas, qataríes, kuwaitíes, amigas estrechas del mundo norteamericano y de los petrodólares. A su vez, con la finalidad de obtener el reaseguro de tal proceso de disgregación que permitiera anular totalmente cualquier intento restaurador de un orden tradicional,  constituyó expresamente el Estado de Israel, puesto allí, del mismo modo que en otras partes, ex profeso con la excusa de la pretendida existencia de un problema judío en el mundo, de acuerdo a lo sostenido por su inspirador y fundador del movimiento sionista, T. Hertzl, como un tapón para evitar el retorno y reconstitución de tal principio. Sin lugar a dudas Israel tiene una función parecida a la de Malvinas en Latinoamérica o Gibraltar en Europa; el mismo representa un vigía que controla que en tal región los postulados materialistas de la modernidad no peligren en su cumplimiento. Por ello Bin Laden, que comprendió la esencia del problema, sostuvo que para obtener la meta antes mentada era indispensable la destrucción de tal anomalía y la reconquista de Jerusalén a la que se declararía como capital del futuro califato. Meta esta última contrapuesta totalmente a la sostenida por las distintas republiquetas y monarquías serviles, las que manifestaron y demostraron siempre con hechos concretos su disposición al reconocimiento de tal Estado usurpador. En el mundo latinoamericano nosotros pensamos lo mismo respecto de Malvinas. Su reconquista es la meta política esencial y todo lo demás es apenas un show mediático para distraernos de lo importante.
Pero Bin Laden fue mucho más allá en sus planteos. No se trataba simplemente de denunciar el accionar del sionismo, cosa respecto de la cual estamos saturados de escuchar a tantos ‘analistas’ relatores de planes siniestros desde la impotencia de sus escritorios. Consideró en cambio que para destruirlo había que hacerlo también con el orden en que el mismo se había organizado. El mundo moderno había inventado un falso antagonismo entre rusos y norteamericanos, consistente en un pretendido conflicto geopolítico entre imperio de la tierra y del mar, o ideológico entre comunismo y capitalismo, concepciones sin embargo gemelas en cuanto a su materialismo esencial. Ambos, a pesar de ser sustancialmente iguales, mantenían al mundo aterrorizado con destruirse recíprocamente con armas atómicas, las que por supuesto nunca habrían de usar entre ellos, sino sólo en contra de enemigos verdaderos, tal como hicieran en Japón y en otras partes en grado menor y ‘empobrecido’, como en las recientes guerras de Irak y Afganistán, generando además la idea falsa de que justamente, en tanto eran omnipotentes, no se podía hacer nada frente a tanta superioridad tecnológica en tanto que la modernidad habría mostrado según ellos su capacidad de ganar todas las batallas. Los ingleses habían podido destruir con pocos regimientos a una civilización milenaria como la hindú. China también había sucumbido fácilmente en la guerra del opio y finalmente el Japón y las fuerzas del Eje habían sido aplastados en la última contienda de manera estrepitosa y brutal. Ante una civilización que ha puesto como eje existencial a la materia y a su expresión más perfeccionada, la máquina, Bin Laden sostuvo en cambio la superioridad de lo humano en cuanto poseedor de una dimensión espiritual y trascendente, exaltando a su expresión más alta y elevada, el guerrero, por sobre el arma de precisión letal representada por lo tecnológico en su más elevada sofisticación. El mundo moderno, en tanto se encuentra apegado a la vida, rehúye hacer la guerra y tiende cada vez más a sustituir el heroísmo humano por la eficiencia y precisión de sus inventos. En las guerras cada vez participará menos el hombre moderno y siempre más será la máquina la que ocupará su lugar. En cambio para el pensamiento tradicional el hombre, en tanto que es la realidad superior a todas en esta vida será finalmente el que vencerá en tal guerra: el kamikaze o mártir, siniestramente calificado como suicida por la propaganda moderna descalificadora y estupidizante, derrotará finalmente al drone, el último y vano invento de la tecnología para acabar con todo rastro de humanidad en el planeta.
Su segunda convicción fue que el hombre tradicional debía acudir también a una táctica muy precisa, la de ser capaz de separar a las fuerzas que había que derrotar. Antes que él Hitler, quien también había intentado luchar en contra del mismo enemigo, se había equivocado cuando confrontó conjuntamente a rusos y norteamericanos. Había en cambio que derrotar primero a uno para luego lanzarse en contra del otro. Fue justamente lo que alcanzó a hacer. En 1989 el movimiento mujaidin en Afganistán, con la presencia activa de Osama, derrotó al imperialismo bolchevique ruso produciéndole una debacle tan estrepitosa que alcanzó a producir la disolución prácticamente de la totalidad de ese imperio, el que llegó a perder más de la mitad de su territorio. Bin Laden consideraba con razón que para terminar con Israel había que derrotar a sus dos sostenes esenciales, Rusia y EEUU (1). Había logrado hacerlo con Rusia, ahora se trataba de ir en contra de este último. La primera victoria fue en 1993 cuando, con el exitoso operativo Halcón Negro en Somalia, logró hacer huir a los norteamericanos de su capital. Pero había que hacer algo más contundente y ello consistía en atacar la base misma de operaciones de tal país imperialista y demostrar al mundo que era mentira que se trataba de una gran superpotencia, que, en tanto carente de una dimensión superior y trascendente, el mismo no se podía comparar para nada con lo que fuera el Imperio Romano u otras expresiones similares, en tanto que se trataba realmente de un tigre de papel. Fue así como con una acción que costara apenas medio millón de dólares y con la abnegada entrega de 19 mártires, en un mismo operativo se destruyeron las Torres Gemelas, es decir el principal centro financiero del planeta, una importante ala del Pentágono, es decir el lugar desde donde tal ‘imperio’ organizaba sus operativos de punición en todos lados y casi se llega a destruir la sede central de ese gobierno, pero ello no se logró debido a una falla inesperada.
Las consecuencias han sido de lo más exitosas. La organización de Bin Laden pasó desde ese entonces de ser un grupo pequeño y de escasas dimensiones a convertirse en una fuerza que está presente en todos lados. Pero a su vez y lo más importante es que en las dos guerras en que EEUU se ha lanzado para vencer a Bin Laden, la de Afganistán e Irak, el mismo ha salido derrotado y, si bien Al Qaeda a través de sus aliados no está aun en el gobierno formalmente, de hecho ya controla la casi totalidad de ambos países así como también está en las primeras filas de la guerra en Siria, en Yemen, en Libia, en Somalia, etc. Después de tales fracasos estrepitosos, Norteamérica y Rusia han comprendido ya que deben dejar de fingir estar enemistados como hasta ahora y pasar a colaborar estrechamente a fin de que siga existiendo el mundo de las máquinas y las masas que ellos sostienen desesperada y mancomunadamente. Además de haber empezado a socorrerse en todos los frentes en que combaten como por ejemplo en Siria, el Cáucaso, lo que les queda aun de Afganistán, etc. acuden a una serie de propagandas estupidizadoras contando para ello con una serie de ‘analistas’ e ‘investigadores’ a sueldo. En todos los casos tratan de hacernos creer y de acuerdo a la propia concepción que este mundo moderno en el que vivimos funciona del mismo modo que una máquina aceitada que nunca se descompone ni puede fracasar. Que lo que nosotros concebimos como un éxito de la Tradición en realidad sería en cambio ese mismo mundo omnipotente el que estaría triunfando acudiendo astutamente a ‘procedimientos dialécticos’ respecto de los cuales nada ni nadie se pueden escapar, ni siquiera aquellos que parecieran estar venciéndolo, en tanto que se trataría en última instancia de un gran montaje pergeñado por mentes astutas y excepcionales. Los varios operadores del sistema, tales como Salbuchi, Graziano, Alonso en la Argentina, o Meyssan, Mutti, Dugin en el resto del planeta entre los varios a sueldo o vocacionales, se han cansado de indicarnos que Al Qaeda y sus aliados serían agentes de ellos mismos que obedecen sus órdenes entre bastidores. Aunque en realidad los más culpables no son estas personas, sino los consumidores habituales de tales ‘investigaciones’ para los cuales en el estado de impotencia en el cual se encuentran sumergidos, no existirían nunca argumentos en contrario, no siendo conmovidos ni siquiera por el hecho de que a tales ‘agentes’ se los torture, se los persiga por todas partes, teniendo precios varias veces millonarios sus cabezas, y se los asesine violándose soberanías y leyes de una nación, como en el recordado caso de Osama, mientras que nada de todo esto les acontece por supuesto a tales ‘investigadores’, no siendo tal cosa óbice como para que los haga dudar o pensar respecto de sus dogmas, demostrando de este modo cómo ellos también forman parte de un mundo masificado.
El pensamiento evoliano, concuerda plenamente con el fundamentalismo islámico. Considera, a diferencia del guénonismo en sus diferentes manifestaciones (2), que el mundo moderno debe ser abatido y vencido en una guerra en su contra de carácter victorioso. Que tal combate de doblegamiento forma parte de la acción esencial por la cual lo superior de nosotros mismos vence a lo que es inferior y moderno. Que no es fatal la caída de esta civilización decadente, ni existen bloques o Estados hacia donde ir y en donde ampararse, que el hombre es libre y señor de su destino, que es capaz de abatir ‘imperios’ sin tener por ello que ser concebido como agente de alguna fuerza o potencia que le resulte ajena, cosa ésta que forma parte de los justificativos que se formulan los débiles en su inocultable cobardía. Evola no fue neutral en la última contienda bélica llevada a cabo en su contra en tanto que no pensó nunca que habría de ser una fatalidad la que se encargaría de instaurar una nueva edad normal.

(1)    Como una muestra de tal importante colaboración, Osama recordaba siempre cómo Rusia había ‘ayudado’ a Nasser en la guerra de seis días en contra de Israel proporcionándole armas que no funcionaban, a diferencia de las de alta precisión que los norteamericanos le entregaron en cambio a este último.
(2)    Tal como hemos explicado en una nota anterior, por guénonismo entendemos a un movimiento que en nuestros tiempos ha estereotipado ciertos defectos existentes en el pensamiento de Guénon. El aspecto fatalista por el cual el hombre no puede existir como tal sino comprendiéndose como parte de una realidad que lo trasciende, por lo que tenemos que buscar donde ampararnos para evadirnos de nosotros mismos y resolver nuestra esencial impotencia, lo hallamos por ejemplo en ciertos ‘evolianos’, admiradores de Putin y de M. Le Pen, que, en tanto tales, convocan a luchar en contra del terrorismo internacional, es decir contra Al Qaeda y a favor de la raza europea israelizada a la que desean pertenecer, o de los euroasiáticos (que curiosamente también organizan encuentros ‘evolianos’), que además de efectuar tales convocatorias, incitan a las personas a subordinarse como títeres sumisos a los intereses de Eurasia, es decir Rusia, la que les entregará un paradisíaco ‘mundo multipolar’, son todos ellos ejemplos paradigmáticos de esta decadencia moderna que estamos viviendo, gestionada expresamente por el sistema con la finalidad de persistir. Lo que se explicará en otra nota es por qué tales personas, a pesar de todas las evidencias existentes que los contradicen, insisten en calificarse como evolianos en vez de asumir como corresponde el calificativo de rosenbergiano en el primer caso o heideggeriano en el segundo; pero en fin, ya explicaremos el trasfondo de tal operativo siniestro.


Marcos Ghio

RAMÍREZ: PROBLEMAS QUE PLANTEA EL DESARROLLO DE UNA VÍA ALTERNATIVA TRADICIONAL

PROBLEMAS  QUE  PLANTEA  EL  DESARROLLO  DE  UNA  VÍA  ALTERNATIVA  TRADICIONAL

     Los acontecimientos que se suceden en Ucrania desde hace algunas semanas nos hacen reflexionar sobre los problemas que tiene el desarrollo de una vía alternativa tradicional. El partido Pravy Sektor ( Sector de la Derecha) se ha manifestado como el portador de un programa con evidentes rasgos fascistas – y lo decimos en forma elogiosa y no peyorativa- y no vacila en autodefinirse como de derecha, cosa extraña en nuestros días en donde nadie asume ese título y se tiene vergüenza de así llamarse, en virtud de la subversión mundial en la cual es obligatorio ser de izquierda.
     Si bien tanto el gobierno de Ucrania como el de Rusia se enmarcan en el mundo moderno y, como diría  Julius Evola, son metafísicamente lo mismo,, para la acción práctica y cotidiana hay que diferenciar. Para el Pravy Sektor el enemigo fundamental en estos momentos es Rusia con sus ejércitos y tanques desplegados en la frontera, enemigo del cual no debe esperarse nada, salvo el exterminio físico, y. en el mejor de los casos, una total falta de libertad personal y de libertad de palabra. En tales circunstancias no queda otra posición que dar un apoyo crítico al gobierno de Ucrania aun sabiendo que se trata de un gobierno moderno y prooccidental  que quiere ingresar a la Unión Europea. Lo que no se puede hacer es combatir a todos al mismo tiempo. Son razones de la más elemental estrategia. Lo importante es mantener la independencia de la organización y la fidelidad absoluta a los principios de la Tradición. El conjunto del mundo moderno es un enemigo único  pero tiene sus contradicciones y sus diferencias parciales, cosa que los hombres de la Tradición deben tener en cuenta. Pensemos lo que hubiera pasado si Evola, Guénon y muchos otros hubieran nacido y vivido en la URSS, sin duda alguna Occidente les daba un margen, limitado por cierto, de libertad personal , de palabra y de expresión. En cambio Rusia es heredera de constantes históricas que a través del zarismo y del marxismo se continúan en la actualidad, o sea, el desprecio por la libertad personal.
     Otro ejemplo lo tenemos en la estrategia de  los Talibán que no comenzaron su guerra luchando contra todo el frente moderno, sino contra los rusos que ocupaban su país. Derrotados éstos el enfrentamiento fue con los yanquis.
     Julius Evola tenía un sentido crítico de muchos aspectos de los fascismos pero frente a la segunda guerra mundial´no vaciló en ponerse de su lado que es lo que corresponde a un guerrero tradicional, que es quien ha elegido la vía de la acción.  Hay quien eligió la vía de la contemplación como es el caso de René Guénon, vía respetable por cierto, pero que no congenia con quienes `por vocación, inclinación o predisposición se sienten guerreros. Guénon jamás escribió una línea sobre política pese a que durante su vida se produjeron acontecimientos de suma gravedad como ser la segunda guerra mundial, pero su predisposición por la contemplación  lo mantuvo siempre en el plano metafísico. Esto de ninguna manera debe confundirse con la indiferencia que es el camino de los mediocres, los oportunistas y de los incapaces de asumir el menor compromiso.
     Ni acción a tontas y a locas ni indiferencia. Por ese filo de cuchillo transita el camino para el desarrollo de una vía tradicional.

San Carlos de Bariloche, 29 de abril del 2014

JULIÁN  RAMÍREZ