LA CULTURA COMO
OPIO DE LOS
PUEBLOS
El
marxismo definió a la religión como el opio de los pueblos. Algunos, y con
razón, afirmaron que el opio de los pueblos es la economía. Nosotros
agregaremos que la cultura moderna en su conjunto es el veneno que en dosis
creciente destruye paulatinamente lo poco que queda de superior en el hombre.
Entendemos por cultura el conjunto de ideas, artes, técnicas, costumbres
y pautas de comportamiento propias de un pueblo, de una sociedad o de una
civilización. La moderna ha ido desarrollando su propia forma de ser a partir
de la pérdida de todo valor metafísico y religioso y de una incesante lucha
contra el espíritu tradicional.
No
se puede enfrentar con éxito a la modernidad sin plantear una dura lucha contra
el conjunto de la cultura moderna.
Por
todo esto nos parece positiva la denominación que se ha impuesto el Boko Haram,
movimiento islámico fundamentalista que lucha en Nigeria y que en idioma hausa
significa “la educación occidental es un pecado” teniendo en cuenta que la educación es uno de
los pilares de la cultura moderna y que en lo que al pecado se refiere se trata
del occidente moderno y no de lo fue el occidente tradicional. El conocido por
el Boko Haram fue el brutal imperialismo inglés.
El
mundo moderno ha privilegiado la cultura economicista si es que a eso puede
llamarse cultura. Así como ya no existen los gobiernos burgueses de los siglos
XIX y XX sino gobiernes de parias así también la cultura se ha transformado en
una cloaca de excrementos. Hace pocos días la legislatura de la ciudad de
Buenos ha declarado como personalidad de la cultura nacional a un empresario
televisivo que se caracteriza por sus espectáculos soeces, banales y sexistas.
Demás está decir que sus espectáculos cuentan con una vasta y masiva audiencia.
El
discurso de la cultura economicista ocupa todos los espacios posibles en los
medios de comunicación. Todos los gobiernos se ocupan de esa temática y las
preocupaciones de los pueblos pasan por allí.
Radio, cine, música, televisión, baile,
prensa, telefonitos y teléfonos, educación, pansexualismo, y por sobre todo
democracia.
Lamentablemente muchas personas que compartirían estas ideas insisten en
aferrarse a ciertos aspectos de la cultura moderna, como por ejemplo la
democracia. Mejor harían en imitar al Boko Haram.
San Carlos de Bariloche, 21 de octubre del
2014.
JULIÁN
RAMÍREZ.
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