viernes, 26 de febrero de 2021

QUIEN ROBA A UN LADRÓN TIENE 100 AÑOS DE PERDÓN

QUIEN ROBA A UN LADRÓN TIENE 100 AÑOS DE PERDÓN




Causa vergüenza que en la Argentina del crepúsculo se preste atención al robo de un anillo que le hicieron al Menem moribundo y nada se esté hablando en cambio del proceso por apropiación de decenas de millones de dólares (se ignora aun la cifra exacta), con el asesinato de siete personas y la destrucción de una importante fábrica militar para encubrir un delito de contrabando de armas ejercido por éste desde el poder, entre otros hechos delictivos que se le conocen, y del que logró zafar gracias a una justicia adicta que ex profeso demoró la causa hasta que fuese imposible realizarla debido a la muy avanzada edad y enfermedad del imputado. (¡el hecho había acontecido hace 27 años!).
No ha habido en la historia política argentina nada peor que el gobierno de Menem y de su figura paradigmática de nuestra clase depredadora. Mentiroso compulsivo y hasta haciendo de tal vicio una virtud, entregó todo lo que pudo del país y de sus riquezas, destruyó nuestros ferrocarriles, regaló nuestro petróleo y por si fuera poco, creó la imagen de un país sumiso, cobarde y femíneo en su ya clásica aseveración de que estábamos en relaciones carnales y pasivas con los EEUU.
Y esta desgracia aconteció en 1989 cuando el gobierno que lo precediera echara agua y se desbarrancara, por lo que un movimiento militar carapintada se encontraba a punto de tomar del poder ante el vacío que se había generado, pero a último momento quien lo dirigiera cambió de rumbo y decidió respaldarlo a Menem ya que fue convencido de que éste haría un gobierno nacionalista que "recuperaría con sangre las Malvinas". Yo recuerdo haberlo discutido con el asesor espiritual de aquel jefe militar pretendidamente revolucionario, un sacerdote francés, quien me aseguraba que Menem era el hombre de la circunstancia y que su único defecto era "que le gustaban las putas". Y recuerdo también haberle contestado que veía en esto un defecto muy grave y decisivo para el rumbo futuro del país pues quien vive en función de las mujeres, y en especial de las ligeras y corrompidas, tarde o temprano termina asimilando sus mismos defectos. Lo cual fue lo que luego aconteció al tener a un presidente hipermentiroso que llegara a decir hasta con orgullo que si decía la verdad no lo votaba nadie.
Por todo lo dicho me quiero solidarizar con el enfermero que le sustrajo el anillo pues quien le roba a un ladrón y del calibre de éste tiene 100 años de perdón.

martes, 9 de febrero de 2021

TRUMP Y GOLDWATER

TRUMP Y GOLDWATER


Quizás muchos no recuerden la figura de Barry Goldwater, un senador republicano conservador de la década del sesenta que bregara de manera contundente en una campaña a asumir en contra del comunismo cuya expansión él solicitaba detener por tratarse de un virus peligroso, en especial en su fase asíatica oriental, previendo que produciría en el mundo más muertos que una pandemia. En efecto hoy sabemos que el Gran Salto Adelante que impulsara el líder comunista Mao Tse tung en ese mismo período le produjo a China unos 45 millones de muertos en su afán por obtener una superioridad tecnológica sobre el sistema capitalista liberal. En ese entonces se combatía en Vietnam contra el enemigo Viet Cong que tenía expresamente el apoyo de los chinos y al respeto el aludido entonces senador al frente de la comisión de defensa sugería insistentemente, sea al gobierno demócrata de Johnson como al posterior de su partido, que con Nixon lamentablemente aceptó dialogar con los chinos, que se lanzaran pequeñas bombas atómicas en tal territorio a fin de deforestarlo y quitarle así al Vietcong un lugar donde esconderse. Por supuesto que en ese entonces la ideología de los derechos humanos se opuso a tal consigna y debemos recordar aquí que el maestro Julius Evola fue un sostenedor de dicha figura respecto del cual exaltaba su intransigencia anticomunista, en tanto que reputaba que para el hombre de la tradición el comunismo, en tanto materialismo socializante que en forma totalitaria intenta someter al hombre al espíritu de la manada, era el enemigo principal a abatir. Que por supuesto también la sociedad norteamericana era un virus que penetraba hasta lo más profundo del alma colectiva convirtiendo a las personas en seres masificados, pero sin embargo, en tanto esto no acontecía a través de la violencia física implantada por el comunismo a través de sus gulags y campos de reeducación, permitía a los grupos tradicionales poder subsistir aun en medio de la tragedia colectiva del mundo moderno.
Hoy ya no lo tenemos más a Goldwater como representante de los conservadores y los supremacistas blancos, sino a un exponente de tal sector, que llegó incluso a presidente, y que ha tenido actitudes extremas similares, pero con circunstancias muy distintas. Goldwater quiso tirar bombas atómicas contra su enemigo, pero no pudo hacerlo, cosa que en cambio logró Trump al lanzar la recordada madre de todas las bombas en Afganistán para poder terminar con lo que reputaba como el peor enemigo del los EEUU y del mundo. Claro, la diferencia sin embargo era muy notoria entre ambos. El enemigo de Trump no era el comunismo ruso, es más en su vertiente actual nacional comunista representada por Putin, se manifestó varias veces amigo y aliado, llegando a calificar a este último como el más gran líder de su tiempo. A su vez como no era el comunismo su enemigo, tal artefacto atómico fue lanzado contra otro: el fundamentalismo islámico, respecto del cual nunca dudó en querer exterminar. A diferencia del comunismo el Islam piadoso no reputa que el hombre sea un átomo intercambiable de una entidad anónima que sería la sociedad, la historia o la economía, de acuerdo al orden de preferencia, sino que es persona, es decir como para toda gran religión, un ente espiritual para el cual Dios es su destino.
No sabemos qué habrá opinado Goldwater del Islam piadoso contra el cual nunca tuvo ocasión de contrastar, pero sí rescatamos con Evola su intransigencia contra el comunismo. Lo que en cambio también permite compararlo con Trump es su relación con el judaísmo. Si bien el origen del apellido del primero es hebreo y sus padres se casaron por sinagoga, nunca se manifestó como un impulsor acérrimo del Estado de Israel como el hoy perdidoso candidato presidencial, quien llegó a promover la confiscación de territorios ocupados y menos aun impulsó como éste al movimiento evangélico sionista del cual formó parte. Por lo cual si el maestro Evola pudo tener alguna estima por Goldwater, sin motivo alguno la habría tenido por Trump.